Cierran comedores y denuncian que los alimentos que les dio el Estado se revenden en ferias y mercados
Desde distintas organizaciones sociales sostuvieron que la mercadería destinada a la asistencia social se comercializa en el conurbano; LA NACION encontró productos con esa procedencia
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El Polo Obrero y Libres del Sur denunciaron que en distintos barrios del conurbano bonaerense se venden alimentos que el Estado les dio a comedores comunitarios para asistencia social. LA NACION encontró un caso que refuerza las sospechas: en un supermercado de Florida, cerca de Villa Martelli, en el partido de Vicente López, se venden productos que llevan impresa la consigna “prohibida su venta/comercialización”.
Fuentes de la industria alimenticia dijeron a este medio que esa es la fórmula que usan en los productos que le venden al Ministerio de Desarrollo, que luego se destinan a comedores o escuelas.
Según dirigentes de los movimientos sociales, el desvío de productos es habitual en muchos puntos del Gran Buenos Aires. En los municipios de Esteban Echeverría, Lanús, Quilmes, Glew y Vicente López, LA NACION recopiló denuncias de “comedores fantasmas“ que reciben alimentos pero están cerrados- y de comercialización de los recursos destinados a la ayuda social.
“No hacen comedores y venden los productos”, señaló una mujer que dos veces a la semana convierte su casa en un merendero en el primer cordón del conurbano. Frases similares son recurrentes en distintos puntos del Gran Buenos Aires, donde se habla cada vez más de los “comedores fantasmas”.
El Polo Obrero y Libres del Sur son organizaciones opositoras al Gobierno nacional que gestionan distintos comedores en el territorio. Sus dirigentes denunciaron comedores que no abren al público y venden la mercadería en almacenes, ferias y hasta en supermercados chinos. También advirtieron sobre arbitrariedades en la distribución de los recursos, mayormente en la de productos frescos, que no se repartirían -según ellos- siguiendo criterios de necesidad sino por simpatías políticas.
“Las organizaciones que acompañan al Estado reciben todo en tiempo y forma”, deslizó una dirigente del Partido Obrero, que trabaja en un comedor como contraprestación del plan Potenciar Trabajo. “Hay muchísimos comedores y merenderos que tendrían que estar en funcionamiento y están cerrados”, señaló otra referente que maneja comedores entre Quilmes y Lanús. “Reciben de todo. Uno ve que se distribuyen las cosas entre ellos, entre los dirigentes o las personas que deberían trabajar”, completó.
“Sucede en todos lados”, dijo Silvia Saravia, referente nacional de Libres del Sur, en relación a la venta de los alimentos que “bajan” a los comedores desde los municipios o más esporádicamente desde Nación. “Nosotros veíamos en plena pandemia que a un montón de lugares les bajaban los alimentos y los vendían. Los que tienen esos privilegios están enganchados con el municipio o con el oficialismo. Es un problema recontra habitual. Muchas veces les decimos que los vamos a denunciar. Es desvío y eso pasa todo el tiempo”, sostuvo.
Comedores “fantasma”
En el barrio 10 de enero, en Lanús Oeste, por caso, varios vecinos aseguraron que cinco de los seis comedores que figuran en la nómina del municipio, pese a recibir asistencia estatal, se encuentran cerrados. El viernes 2 de febrero, cerca de las 17, LA NACION fue a uno de ellos -el Merendero Conquistando Sonrisas- y confirmó las acusaciones vecinales. La persona a cargo del merendero no quiso hablar. Desde el municipio de Lanús se limitaron a hablar de una “operación política” apuntaron contra el PO y Libres del Sur, y evitaron responder las consultas.
A partir de una reciente publicación de LA NACION, “Conquistando Sonrisas” comenzó a mostrar actividad entre semana. “Ahora abren los viernes por la tarde”, dijo un vecino.
En el partido de Esteban Echeverría por lo menos tres comedores fueron denunciados por vecinos: aseguran que no abren o lo hacen solo en alguna fecha especial, cómo el día del niño . El viernes pasado LA NACION fue hasta el barrio 9 de abril, donde, en los papeles, a una cuadra del Camino de Cintura, hay un comedor funcionando. Los vecinos confirmaron la existencia de un comedor en la dirección indicada, pero en el domicilio no había nadie. Un familiar de quien maneja el comedor prefirió no facilitar el número del referente. LA NACION intentó contactarse con la municipalidad de Esteban Echeverría, pero no obtuvo respuestas.
Vecinos de todos los distritos recorridos aseguraron que los productos que se destinan a los comedores se comercializan en ferias y almacenes del barrio. En un supermercado de Florida, en el partido de Vicente López, LA NACION encontró muchos de los productos que el Ministerio de Desarrollo Social adquirió para asistir a los comedores. Según consta en los boletines oficiales, el Estado pagó precios mucho más elevados a los que el supermercado de Florida vende los mismos productos. Estas ofertas -dicen en los movimientos sociales- obedecerían a que, en realidad, son productos que estaban destinados a los comedores.
Un paquete de 500 gramos de sémola de trigo candeal marca Federici, que el Estado compró a $219,98 el 16 de enero último, el mercado la tenía en oferta a $80. Sucedió lo mismo con las lentejas marca Lomas del Sol, adquiridas oficialmente por $142,39 y en venta al público por $100. “Son los productos de los comedores”, dijeron cuatro referentes de comedores barriales cuyo manejo está en manos del Polo Obrero y Libres del Sur. Fue en ese comercio de Florida que LA NACION encontró los paquetes de arvejas partidas marca La Abadía, en cuyo envase, en letra pequeñas, dice “prohibida su venta/ comercialización”, la consigna que las empresas le deben poner a sus productos cuando tienen al Estado por cliente.
Fuentes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en tanto, señalaron que los alimentos destinados a los comedores son fácilmente identificables porque llevan siempre la leyenda antes mencionada “prohibida su venta/comercialización”, por ello, se puede hacer un “seguimiento” de los mismos. Al ser consultados sobre los productos en venta con la consigna aludida, se limitaron a señalar que el ministerio tiene una página para realizar denuncias y que no registran ninguna sobre la comercialización de estos alimentos.
Sin embargo, los encargados de los comedores del PO y Libres del Sur señalaron que los alimentos que reciben no siempre llevan la consigna indicada por el ministerio y destacaron que los productos comercializados -a precios de oferta-, tanto en la feria como en el supermercado, son de la misma marca que aquellos que el Estado entrega a los centros asistenciales. Por ejemplo, en el boletín oficial del 29 de septiembre de 2021, quedó constancia de que el Estado adquirió “175.000 envases de puré de tomate, con un contenido neto de 520 gramos cada uno marca Mora”, que son los que se vendían en la feria de Rocamora.
En todos los comedores que no son manejados por agrupaciones afines al oficialismo, ya sea de Nación o del municipio en el que se encuentren, denunciaron discrecionalidades en la distribución y demoras en las entregas de alimentos. “Nosotros no estamos con el estado, no compartimos su ideología y es mas difícil que nos llegue la ayuda”, deslizaron en Lanús y apuntaron contra un comedor del Movimiento Evita que, consideran, debería abrir más veces a la semana: “Deberían funcionar de lunes a viernes. Porque les bajan todo a ellos: garrafa [gas], aceite, levadura. A nosotros al no ir en favor del gobierno de turno nos hacen de menos”, asegura.
“Fresco no recibimos nada”, se quejó una referente de Quilmes. “Sabemos que [en otros comedores] entregan carne, verdura, pollo, pero nosotros no recibimos nada de eso”, se lamentó. Otra referente, también del sur, describe: ”Nos tienen que bajar 17 productos, de los cuales nos bajan solo 8. Y muchísima polenta. Demasiada polenta”, sostuvo. La misma referente asegura que vio en la basura los alimentos que reciben los comedores que no abren. “A veces lo tiran. Lo tienen guardado, se les vence o los comen las ratas, y lo tiran”, dijo.
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