Científicos argentinos investigan si la vitamina D sirve para combatir el coronavirus
Un estudio de investigadores argentinos evaluará si una única dosis alta de vitamina D en pacientes internados por Covid-19 puede disminuir la cascada inflamatoria o "tormenta de citoquinas" que ha mostrado ser la más grave complicación de la enfermedad, a menudo la antesala de un desenlace fatal.
"Existen artículos con datos observacionales, pero ninguna evidencia científica sobre si aumentar los niveles de vitamina D tiene o no impacto positivo en el corto tiempo en Covid-19", explica a LA NACION Felipe Inserra, uno de los responsables del trabajo, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y asesor de la Vicerrectoría Académica de la Universidad Maimónides de Buenos Aires.
Inserra explica que éste es el primer estudio de intervención, prospectivo, randomizado, doble ciego y contra placebo sobre el uso de la vitamina D con el objetivo principal de evaluar el compromiso respiratorio de los pacientes. La sigla de investigación es Cared, y resulta de un largo nombre: ColecAlcifeRol para mejorar la evolución de pacientes con COVID-19.
Se realizará sobre 1260 pacientes Covid-19 positivos recientes, internados y con manifestaciones moderadas de la enfermedad, mayores de 65 años o con algún factor de riesgo. La mitad recibirá la única dosis de vitamina D y la otra un placebo. Los primeros resultados estarán disponibles en 60 días. Se aplicará una única dosis oral de 500.000 unidades. "Una intervención que, de este modo, no presenta riesgos", puntualiza Inserra.
El trabajo fue uno de los 64 entre 900 elegidos por la Convocatoria Extraordinaria Ideas-Proyecto Covid-19 de la Agencia de Promoción de Investigación, Desarrollo Tecnológico y la Innovación.
Un déficit extendido
El déficit generalizado de vitamina D es una constante en todo el mundo. Un estudio local de 2018 en un hospital público de La Plata mostró que el 93% presentaba algún déficit de esta vitamina.
En la hipovitaminosis D inciden factores ambientales, como la dieta (los pescados grasos son los más ricos en ella), insuficiente exposición al sol, la vida sedentaria. Suele ser imposible restituir sus niveles apropiados sin suplementación. Es una vitamina económica y sencilla de administrar.
Tener baja vitamina D es factor de riesgo para un abanico de males: enfermedades autoinmunes, neurodegenerativas, cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, hipertensión arterial y hasta cáncer. Además, la deficiencia se asocia a un mayor riesgo de infecciones como la tuberculosis y virosis como la gripe y el dengue.
El doctor Carlos Tajer, también investigador del ensayo, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y Jefe de la Unidad de Cardiología del Hospital El Cruce Néstor Kirchner agrega que "todos los pacientes que acepten participar darán su consentimiento informado, pero deberá ser a través del celular, para evitar papel y lapicera por cualquier riesgo de transmisión".
Por ahora, hay cuatro o cinco grandes hospitales públicos comprometidos con la investigación, y habrán de sumarse pronto una decena más de instituciones, tanto públicas como privadas.
También participan del ensayo Walter Manucha, director del Laboratorio de Farmacología Experimental Básica y Traslacional de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cuyo; Laura Antonietti, Consultora de Investigación Cardiovascular en el Hospital El Cruce y Javier Mariani, Jefe de Docencia del mismo hospital.
Un circuito delicado
Inserra, junto a León Feder, vicerrector académico de la Universidad Maimónides de Buenos Aires, también investigador del trabajo, postula que la auténtica epidemia de deficiencia de vitamina D podría explicarse por la activación del sistema renina angiotensina (SRA). Es un sistema fundamental para la vida, que se encarga, entre otras cosas, de regular la presión arterial y tener actividad inflamatoria que, cuando funciona en forma alterada, se asocia a niveles bajos de vitamina D.
Pero, ¿cuál es el link entre la el SRA, la vitamina D y el Covid-19? La angiotensina es una hormona que produce vasoconstricción (contrae las arterias) y aumenta la presión. Para ingresar a los pulmones, el virus SARS-CoV 2 se "pega" al receptor de la enzima convertidora 2 de la angiotensina (ECA2). La actividad esencial de esta enzima a cuyo receptor se pega el virus es degradar la angiotensina II en angiotensina A1-7. La A II es "la mala", porque ejerce acción pro inflamatoria y la A1-7 es "la buena", porque cumple funciones antiinflamatorias en los tejidos, también en el pulmón.
Como el virus para ingresar inactiva a la ECA2 entonces también se forma menos A1-7, con lo cual el brazo protector queda disminuido. Así, la alteración de la ECA2 permite que se acumule la angiotensina "mala", que contribuye a lesionar el pulmón por activación de procesos inflamatorios. La hipótesis de los autores es que suplementar con vitamina D tiende a aumentar la expresión de la ECA2 y restituir el balance evitando la "tormenta de citoquinas" inflamatorias.
Otro aspecto que puede ayudar a contener la inflamación, añade Inserra, son los medicamentos inhibidores de la ECA, los "priles". y los antagonistas de la AII, los "sartanes". "La mayoría de los pacientes que son población de riesgo recibe alguno de éstos y ha quedado en evidencia que "no se deben suspender", afirma.
Sobre el futuro inmediato, los especialistas comparten sus impresiones. "Sí, estamos entusiasmados y también asustados. Es un desafío muy grande. Recibimos un subsidio de casi 6 millones de pesos de la Agencia. Con esto hemos armado toda una estructura y por eso la mayoría trabajamos ad honorem".
Una inquietud inevitable es preguntarse por qué si son varios los estudios que han observado una correlación positiva entre la vitamina D y la evolución de varias enfermedades, entre ellas, el Covid-19, no sería conveniente suplementar a toda la población, en especial a pacientes mayores o con factores de riesgo.
"Estas últimas semanas, con la pandemia, ha sido un tiempo de aprendizajes –dice Tajer-. Cada tres o cuatro días aparece algún método milagroso, pero sin resultados sólidos. La vitamina D puede ayudar, pero habrá que demostrarlo. Hay que esperar 60 días. Ahí tendremos una respuesta con evidencia científica".
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