Celac: Maduro confirmó que viene y el Gobierno se prepara para una cumbre agitada y polarizada
El presidente venezolano estará el martes en Buenos Aires; también habrá delegaciones de Estados Unidos y China; se preparan manifestaciones contra el mandatario chavista; Patricia Bullrich pidió su detención
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El hotel Sheraton de Retiro y sus inmediaciones amenazan con convertirse, el martes, en epicentro de pasiones antagónicas entre los gobiernos y partidarios de las democracias occidentales, y los militantes del “eje bolivariano”, encabezado por los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En las últimas horas, y según pudo saber LA NACION del altas fuentes oficiales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro confirmó su presencia en la inminente cumbre de la Celac, aunque aún restan detalles de su llegada al país.
El gobierno de Alberto Fernández y la Cancillería que encabeza Santiago Cafiero trabajan contra reloj en la organización de la cumbre, que el martes concentrará en ese sitio a presidentes y mandatarios de Latinoamérica como Maduro, e invitados especiales, entre los cuales estarán nada menos que delegaciones de Estados Unidos y China, todo un logro y a la vez un desafío mayúsculo para un Gobierno que se jacta de preservar los “equilibrios” en la región.
Ayer por la tarde, el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, confirmó vía Twitter la presencia de una delegación del gobierno del presidente Joe Biden, encabezada por el senador Chris Dodd, asesor especial de Biden para las Américas, más funcionarios del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional. Si bien el invitado originalmente fue el propio presidente norteamericano, la llegada de una delegación es un guiño positivo en las relaciones bilaterales, alteradas por las críticas del gobierno de Estados Unidos a la embestida del Gobierno contra la Corte Suprema. No es, precisamente, el mejor ámbito para la delegación norteamericana: la Celac fue creada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, e históricamente fue el foro en el que países cuestionados como la propia Venezuela, Cuba y Nicaragua encontraron la posibilidad de hacer oír su voz.
Tal vez para no ser menos que su rival a nivel global, la China del presidente Xi Jinping también estará presente. Desde la Cancillería confirmaron la presencia del gigante asiático en la cumbre, aunque evitaron precisar quién será la cabeza de la delegación, parte de la cual podría participar de modo virtual (el propio Xi recibió una invitación para exponer de ese modo, y enviaría un mensaje grabado). La coincidencia de la cumbre con el Año Nuevo Chino (comienza el viernes y se extiende por 15 días) complica la llegada de los principales funcionarios de ese país, informaron fuentes diplomáticas al tanto de ese movimiento.
Maduro, eje de la polémica
Al margen de los invitados especiales, ya confirmaron su presencia el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel y su par de Honduras, Xiomara Castro, quien el primer día de 2023 estuvo en la asunción del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia. Descartado el polémico presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, (estará su canciller Denis Moncada), restaba despejarse la incógnita sobre la presencia del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien había enviado una delegación de seis diplomáticos a modo de avanzada la semana pasada y se mostró entusiasmado por la realización de la cumbre. “Va a ser una buena oportunidad para que se escuche la voz de nuestros pueblos”, dijo Maduro días atrás en relación a la cumbre a modo de anticipo.
Con la idea de hacerlo desistir del viaje, o al menos incomodarlo a su paso por Buenos Aires, dirigentes de Juntos por el Cambio y representantes de la oposición venezolana subieron el tono de sus críticas la probable visita. “No podemos con nuestro silencio avalar regímenes que no respetan la voluntad popular, los derechos de las minorías, ni permiten la pluralidad política y la diversidad y libertad en materia de genero, así como la división de poderes, la existencia de justicia independiente y que apoyan tácitamente las violaciones a la integridad territorial de los estados”, expresó la CC-ARI de Elisa Carrió a través de un comunicado.
A su vez, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció una reunión que mantendrá mañana con “representantes de la colectividad venezolana en la Argentina para expresar su rechazo a la visita de Maduro”. El encuentro se concretará desde las 10.30 en la sede de Bolívar 1, hasta donde llegará Elisa Trotta Gamus, fundadora de la organización Alianza por Venezuela y miembro del Foro Argentino para la Democracia en la Región. “Buenos Aires es una ciudad de vida y libertad. Los dictadores Maduro, Díaz Canel y Ortega no son bienvenidos por quienes defendemos la democracia y los DDHH”, dijo por su parte Jorge Macri, ministro de gobierno de la Ciudad.
La titular de Pro, Patricia Bullrich, fue un poco más allá, y pidió lisa y llanamente la detención de Maduro ni bien ponga un pie en un aeropuerto nacional. “Si Nicolás Maduro viene a la Argentina, debe ser detenido de manera inmediata por haber cometido crímenes de lesa humanidad. Tal como ocurrió con Pinochet en Londres, en 1998. La Justicia debe actuar en resguardo de la vigencia universal de los derechos humanos”, escribió la titular de Pro en la red social Twitter.
Desde la Cancillería tomaron con pinzas el pedido y afirmaron que Maduro “no tiene pedido de captura internacional” como si lo tenía el entonces ex presidente de Chile. De todos modos, las protestas pasarán a la acción el domingo y el mismo martes, con la convocatoria de los autoconvocados, denominados “Venezolanos en Buenos Aires”, que llegarán a protestar frente a la sede del encuentro.
Con la mayoría de los presidentes sudamericanos confirmados, los ausentes con aviso serán el mexicano Andrés Manuel López Obrador (no suele salir de su país), la peruana Dina Boluarte (atraviesa una severa crisis a poco de asumir el gobierno) y el ecuatoriano Guillermo Lasso, que tomó distancia luego del frustrado pedido de asilo de Argentina para la ex funcionaria de Rafael Correa, María de los Angeles Duarte. A diferencia de su par ecuatoriano, que no dio demasiadas explicaciones, Boluarte envió una nota a la Cancillería en la que detalló que por un “vacío en las normas constitucionales de su país” no podrá asistir como hubiera querido, y que por eso estará su ministra de relaciones exteriores, Ana Díaz.
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