Cayó el apoyo social a la clase política tras el regreso de la grieta, el hartazgo por la cuarentena y la crisis económica
La sociedad demostró en el último mes un mayor enojo generalizado con los políticos. Las encuestas exhiben una caída en los niveles de aprobación de casi todos los dirigentes, desde los que tienen los mayores niveles de apoyo, como el presidente Alberto Fernández y el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, hasta los que están muy atrás, como Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Según los analistas, la caída en la imagen tiene razones claras: el hartazgo por una cuarentena que se acerca al medio año, la caída sostenida del poder adquisitivo, el crecimiento del desempleo, el apuro por aprobar la reforma judicial en el contexto socio-económico actual, y otras situaciones acumuladas que profundizaron la grieta, como el intento por expropiar la cerealera Vicentin, que devolvió al perfil más alto al kirchnerismo duro.
Los consultores, sin embargo, consideran que pese a la caída, el escenario todavía no se presta a pensar que existe una tendencia consolidada hacia rechazo generalizado a la clase política como hubo en 2001 y como señaló el expresidente Eduardo Duhalde días atrás, cuando dijo que se estaba generando "un clima peor al ‘que se vayan todos’".
El último informe de Opinaia muestra que el que perdió mayor capital político fue el Presidente, que registró seis puntos menos de imagen positiva desde julio (66% a 60%). Al regresar a los niveles de marzo, Fernández perdió todo el apoyo que había logrado durante los primeros meses de la gestión de la pandemia. El mandatario también interrumpió el leve ascenso en la valoración pública que había registrado el mes anterior.
Rodríguez Larreta atravesó una caída de cuatro puntos (61% a 57%). Aunque sus números no mejoraron en las últimas semanas y se volvió a ubicar en los niveles del inicio de la pandemia, el jefe de gobierno todavía conserva buena parte del apoyo que cosechó desde principios de año, cuando tenía más de diez puntos menos.
Ambos, sin embargo, todavía gozan de niveles de valoración altos. Un motivo por el cual no se puede interpretar que la población ya no cree en la dirigencia política.
En el último mes también empeoró el desempeño de Macri (39% a 35%), de Cristina Kirchner (38 a 37%), del gobernador bonaerense, Axel Kicillof (40% a 39%), y del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa (36% a 33%). Ninguno supera el 40% de imagen positiva.
Juan Mayol, director de cuentas de Opinaia, subraya el "desgaste" que atraviesa una dirigencia que al principio de la pandemia había generado un salto en la valoración positiva por el intento de superar la grieta, pero comienza a ceder ante la falta de resultados sanitarios, la crisis económica galopante y el regreso de la grieta.
"La situación económica fue golpeando progresivamente a muchos sectores y el desgaste generado por el encierro y el factor psicológico fue pesando cada día mas. A esto se le sumaron distintos gestos del oficialismo que reavivaron la división de la sociedad, como la reforma judicial, el intento de expropiación de Vicentin y los cambios regulatorios en telecomunicaciones. El electorado opositor vislumbra intereses ocultos detrás de estas iniciativas", explica Mayol.
El contexto sanitario de aumento sostenido de casos tras 160 días de cuarentena, además, comienza a poner en duda el éxito inicial que exhibió inicialmente el Gobierno.
Los números del último informe de Opinaia coinciden con los de otras consultoras, como Aresco y Synopsis.
"El contexto invita a que la sociedad este enojada con toda la dirigencia. Si uno mira lo que la dirigencia vende en términos de resultados es elocuente", sostiene Lucas Romero, de Synopsis.
El último sondeo de la consultora exhibe también un repunte marcado de la imagen negativa de los dirigentes en el último mes, al tiempo que, en ese mismo plazo, se registró una caída de los que no tenían definida su postura frente a los principales políticos.
"Hay una caída de la dirigencia en general, de algunos puntos, no demasiado. Los que peor estaban, como Macri y Cristina, están estables porque tenían una negativa muy importante. Los que mejor estaban tienen una pequeña caída", señala Federico Aurelio, director de Aresco, quien consideró que sería "lógico" que la imagen de los principales dirigentes siga bajando porque "la situación general no está muy bien y la gente está muy preocupada".
Hoy, aclara el consultor, no hay una coincidencia mayoritaria que permita interpretar que existe un rechazo generalizado a la clase política. Parte de eso se justifica en la revitalización reciente de la grieta. "Los kirchneristas valoran todo lo que tiene que ver con del kirchnerismo muy positivamente y los macristas hacen lo mismo con Juntos por el Cambio. La grieta genera una contención de apoyo a los dirigentes que representan cada uno de los lados", explica Aurelio.
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