Elecciones 2021: en el búnker oficialista se “conformaron” con haber recortado la diferencia en la Provincia
Con una asistencia más alta, en el oficialismo festejó el “empate técnico” en Buenos Aires; hubo desazón por la ausencia de Cristina Kirchner y resignación por la derrota a nivel nacional
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“Es un casi festejo”, lo definió con gracia un veterano dirigente kirchnerista cuando los resultados de la elección ya eran un hecho. La remontada en la provincia de Buenos Aires, impensada al promediar la tarde, logró mejorar los ánimos en el Frente de Todos y sirvió para aliviar la sensación de haber recibido una paliza electoral en los demás distritos grandes del país, a manos de Juntos por el Cambio.
En el tercer piso del Centro Cultural “C” de Chacarita las sensaciones eran ambiguas. Por un lado, los candidato del FDT lograron descontar más de tres puntos porcentuales en el principal distrito del país. “Mejoramos la primera y la tercera sección, esto es un empate técnico”, repetían desde el sitio en el que Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Sergio Massa, ministros y candidatos a diputados iniciaban un análisis provisional, a la espera del presidente Alberto Fernández, quien demoraba su llegada.
Un nuevo clima de esperanza se había instalado en el búnker después de la desazón que provocó la ausencia confirmada de la vicepresidenta Cristina Kirchner por razones médicas. “Le fue muy mal en el Senado, perdimos el quórum”, reconocían desde el Gobierno, aunque intentaban compensar la mala nueva con la “recuperación” de un diputado en Entre Ríos y otro en La Rioja en comparación con la performance oficialista en las PASO, lo que-según evaluaban-”nos dejaron como primera minoría en Diputados”.
La ausencia de Cristina Kirchner se sumó a la decisión del jefe de gabinete Juan Manzur de “festejar” el triunfo de su lista en Tucumán y recién después venir a Buenos Aires, aunque el ajustado triunfo del PJ en esa provincia lo obligó a cambiar de planes: tomó un avión, y sin festejo tucumano, llegó a Buenos Aires. En este contexto de incertidumbre, y luego de versiones que corrieron durante toda la jornada, el presidente Alberto Fernández dijo presente en el búnker del barrio de Chacarita pero antes decidió enviar un mensaje grabado en la quinta de Olivos, que se emitió pasadas las 22.“Si no va al búnker es una muy mala señal política”, advirtió uno de los amigos del Presidente antes de que éste decidiera esa “doble vía” (mitad presencial, mitad grabado) como gestos hacia dentro y fuera de la coalición oficialista. Casi nadie sabía, a varios kilómetros de la quinta, cual sería el contenido del mensaje presidencial, en la que el primer mandatario anunció la convocatoria a la oposición “patriótica”, a fin de resolver “juntos” la negociación de la deuda tomada con el FMI. Cuando terminó de hablar se escucharon aplausos desde la plaza Los Andes, dónde se había congregado la militancia.
El alto porcentaje de votantes, unos “7 u 8 puntos más que en las PASO” según las especulaciones oficiales, alimentó durante la jornada las esperanzas de descontar la diferencia entre la lista de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires, encabezada por Diego Santilli, y la del oficialismo, que lideró Victoria Tolosa Paz.
También hubo, a tono con sondeos de boca de urna, expectativas de remontar la cuesta en San Luis y La Pampa, donde el oficialismo y la oposición disputan tres bancas clave para el futuro Senado que conduce la vicepresidenta Cristina Kirchner. Finalmente, los resultados no sonrieron casi en ningún lugar del país, con excepciones como la de Santiago del Estero, dónde “no entró la ola amarilla”, según describieron desde el oficialismo.
Me han indicado reposo. Nada de que preocuparse, pero el esfuerzo realizado para participar del cierre del FdT retrasó la evolución del posoperatorio. Por eso, esta noche no podré estar, como hubiera querido y como siempre he hecho, en el búnker. Abrazo fuerte a todos y a todas.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) November 14, 2021
“Estamos dos puntos abajo en provincia”, susurraban cerca de un ministro clave del gabinete nacional cuando aún no habían cerrado los centros de votación. Las presunciones sobre una asistencia de entre el 75 y el 80 por ciento del padrón, que finalmente no se cumplieron, daban razones a quienes, dentro del oficialismo, creían que “una gran parte de esa gente nos fue a votar al Frente de Todos”, y rechazaban los rumores sobre una ventaja más amplia de Santilli, fogoneada en grupos de chats. Cuando el “casi empate técnico” bonaerense estaba firme, desde el oficialismo se felicitaban por “haber apretado las clavijas” en la primera y tercera sección electoral, que permitió incluso remontar y convertir en victorias derrotas como la de San Martín. Desde el Gobierno se encargaron de amplificar el “triunfo” de Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas y principal referente de esa localidad del oeste provincial.
Durante la jornada casi nadie osaba hablar en voz alta de “resurrección”, habida cuenta que dos meses atrás el optimismo se transformó en desazón con los primeros cómputos oficiales. Precisamente, a las 18 se produjo la primera aparición del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, dando detalles generales de los comicios, una rutina que repetiría a las 21, ya con resultados oficiales y una tendencia definida, según esperan en la Casa Rosada.
Al igual que en la jornada de las PASO, y sin dirigentes a la vista en el búnker del barrio de Chacarita, a las 15 se habilitó el área de prensa, un amplio gazebo ubicado a pocos metros de la entrada del Centro Cultural “C”, donde se esperará durante varias horas la llegada el presidente Alberto Fernández y sus candidatos. Unos 1500 dirigentes de todo el país están invitados para escuchar al Presidente y las principales figuras del oficialismo. Un escenario está preparado para eventuales discursos, frente al parque Los Andes, aunque su utilización dependerá del resultado final.
Una vez cerrado el comicio, y mientras se multiplicaba la incertidumbre, corrió un fuerte rumor: el resultado sería similar al de las PASO, con lo cual se evaporaban las chances de presentar la elección como un punto de partida para la reconstrucción del Gobierno. “La unidad está absolutamente sellada en el Frente de Todos”, dijo el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, que minutos antes de las 19 enfrentó a los periodistas junto a su par Alexis Guerrera (Transporte) y la titular de Pami, Luana Volnovich. Mientras Guerrera destacaba el “incremento significativo” en la cantidad de votantes, comenzaba a crecer la chance de alguna buena noticia, que finalmente llegó desde tierras bonaerenses.
En silencio, comenzaron a llegar poco después las primeras caras conocidas. El asesor presidencial Ricardo Forster y la diputada Cecilia Moreau ingresaron por la calle Leiva, y pocos después le siguieron el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que arribaron juntos. Más tarde, Máximo Kirchner, Kicillof, y el propio Fernández, se sumarían para el saludo final.
Atrás había quedado una larga tarde-noche para la prensa. A diferencia de aquel 12 de septiembre que también terminó en derrota, la organización cambió alimentos altos en calorías (facturas, sandwiches, gaseosas y alguna fruta para compensar), por ensaladas que se sumaron al menú. Se distribuyeron unas setenta raciones para técnicos, personal de seguridad y periodistas a modo de almuerzo, además de las medialunas, que aparecieron entrada la tarde cuando la mayor parte de los 300 periodistas acreditados (50 del Exterior) comenzaron a ocupar sus lugares.
Pasadas las 22.30, los bombos de la militancia (con el Movimiento Evita a la cabeza de los cánticos) atronaban la plaza con la pegadiza estrofa: “no nos han vencido”. Los diez puntos a nivel nacional que sacaba de ventaja Juntos por el Cambio parecían poner en duda aquella afirmación.
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