Catering y champagne para los ex presidentes
Cristina recibió a De la Rúa y Rodríguez Saá, junto a Alfonsín, en una Casa Rosada festiva
Los tres fueron los invitados especiales y recibieron el trato que indica el protocolo para un ex presidente. Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá y Ricardo Alfonsín, que llegó en representación de la familia de su padre, Raúl Alfonsín, pasaron ayer por el despacho presidencial con todos los honores, donde los recibió Cristina Kirchner durante 15 minutos, antes del inicio del acto formal por los 30 años del reinicio de la democracia.
El diputado radical pareció sentirse más a gusto. Aplaudió buena parte del discurso presidencial y sobre todo aquellos párrafos en los que la jefa del Estado reivindicó la figura de su padre. Reía, charlaba y saludaba a la mayoría de los ministros, mientras se llevaba un abrazo, un beso y una caricia en la mejilla izquierda de Cristina cuando todo terminaba. De la Rúa y Rodríguez Saá se mantuvieron, en cambio, más distantes. Con orden presidencial o sin ella, no hubo silbidos ni abucheos de parte de la militancia, que sí se despachó a gusto contra una carta que había enviado el gobierno de Barack Obama, leída antes del comienzo del acto, al grito de "Patria sí, colonia no".
A pesar de la tragedia por los muertos y las imágenes de violencia que sacudieron a las provincias por las revueltas policiales en la última semana, la Casa Rosada se transformó ayer en un gigantesco salón de fiestas. En los salones y pasillos se instalaron los camarines y livings blancos para recibir a los artistas que participaron del festival en la Plaza de Mayo. Con catering y champagne que circuló generoso sólo para las estrellas, dentro de Balcarce 50 el día fue sólo de festejos y celebración.
Una siempre exuberante Moria Casán se paseó por el palacio gubernamental con su hija, Sofía Gala, fervientes cristinistas, y acompañaron a la Presidenta durante el tiempo que estuvo en el escenario cantando el Himno que interpretó la agrupación Choque Urbano. Cansada, la vedette dejó un rato el glamour, se sacó los altísimos stilettos verdes y fucsia que había llevado para la ocasión y, descalza, bajó las escalinatas de mármol de la Casa Rosada hasta que llegó al escenario. Entre los artistas, estaban Nancy Duplaá, Pablo Echarri y Florencia de la V.
Todas las miradas durante el acto en el Museo del Bicentenario, además de Moria, se las llevó el jefe del Ejército, César Milani, que apareció poco antes del ingreso de Cristina y se ubicó en la sexta fila. A su paso saludó a Miguel Pichetto, jefe del bloque oficialista, que disfrutaba haber conseguido a último momento el noveno voto que necesitaba para hoy en la Comisión de Acuerdos para avanzar con el ascenso a teniente general del cuestionado militar.
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