Caso Próvolo: detienen e imputan a otra mujer
La mujer, ex representante legal del establecimiento, está acusada de ser cómplice de los abusos sexuales contra chicos sordos en el instituto religioso
Otra mujer quedó detenida e imputada en Mendoza en la causa donde se investigan las denuncias de abusos sexuales contra chicos sordos del Instituto religioso Antonio Próvolo. La mujer, ex representante legal del establecimiento, está acusada de ser cómplice de las vejaciones ya que la Justicia considera que omitió exponer lo que ocurría dentro de la escuela.
Se trata de Gabriela Pascual, quien quedó a disposición de la Justicia tras un allanamiento en su domicilio y ya se encuentra en la cárcel de mujeres de Agua de las Avispas, donde también está detenida la monja japonesa Kumiko Kosaka (42), quien está señalada como partícipe de las violaciones de los chicos hipoacúsicos. Asimismo, se encuentran en prisión cinco hombres, de los cuales dos son sacerdotes. Esta semana se determinó que cuatro de ellos deben continuar tras las rejas hasta el arranque del debate oral.
Pascual comenzó su trabajo en la institución como asistente social, por lo que conocía los movimientos internos del Próvolo, ya que se convirtió en la "mano derecha" de uno de los curas imputados, Nicola Corradi, de 82 años. Es más, luego pasó a ser la encargada legal del establecimiento por lo que los pesquisas creen que ocultaba las vejaciones. Hay personas dentro de la escuela que la conocían como "la jefa" y hasta se encontró material pornográfico en su computadora, aunque desde la entidad indicaron que pertenecía a seminaristas que ya fueron expulsados. De todas maneras, sobre la mujer pesa una denuncia que hizo la mamá de un alumno por supuestos abusos que sufría su hijo en el 2008 pero que Pascual relativizó, evitando seguir los protocolos de actuación frente a este tipo de casos.
Así las cosas, el fiscal que lidera la causa, Gustavo Stroppiana, la imputó como partícipe primaria de los episodios de abuso sexual y corrupción de chicos sordos por "omisión", luego de conocer durante meses los testimonios de los afectados.
"Se garantizaba el silencio. Esta detención muestra la sistematicidad que había en el Próvolo respecto de los hechos que sucedieron, cómo se fueron cometiendo, la garantía que tenían de encubrimiento y la selección de las víctimas. No eran cualquiera los abusados, sino que eran los que no tenían comunicación con los padres", expresó a los medios locales el abogado querellante Oscar Barrera.
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