Carmen Argibay, una férrea defensora de temas de género y derechos humanos
La ministra de la Corte Suprema había dedicado su vida al derecho; murió ayer, en la ciudad de Buenos Aires, a los 74 años
La jueza de la Corte Suprema Carmen María Argibay murió ayer en la ciudad de Buenos Aires, a los 74 años, tras sufrir un paro cardíaco.
Carmencita , como muchos la llamaban, había nacido el 15 de junio de 1939 en Buenos Aires. Su padre fue Manuel Agustín Argibay Molina y su madre, Ana Rosa Carlé Huergo.
Argibay se había recibido de abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires el 11 de junio de 1964. Para entonces ya trabajaba en el Poder Judicial: había ingresado como empleada interina en julio de 1959 en el Juzgado Nacional en lo Correccional Letra «N» de Capital Federal.
Tras un breve paso en la actividad privada, de 1965 a 1966, Argibay había reingresado al Poder Judicial como secretaria interina en el Juzgado Nacional de 1a. Instancia en lo Criminal de Instrucción N° 2 de Capital Federal.
Pasó por distintos juzgados hasta que en 1973 fue ascendida al cargo de secretaria de Superintendencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal.
En la última dictadura militar estuvo presa nueve meses en la cárcel de Devoto sin imputación, juicio ni proceso. La habían detenido el mismo 24 de marzo de 1976 por disposición del Poder Ejecutivo Nacional. "Me vinieron a buscar la madrugada del golpe, a las tres de la mañana, y me tiraron la puerta abajo a tiros. En nombre de querer defender la Constitución, ellos la pisotearon", había recordado décadas más tarde.
Después de ser liberada, en diciembre de 1976, Argibay había regresado a la práctica privada de la abogacía. Recién con el regreso de la democracia retornó al Poder Judicial: en junio de 1984 fue nombrada jueza. Estuvo a cargo del Juzgado Nacional de 1a. Instancia en lo Criminal de Sentencia Letra « Q » de Capital Federal hasta que fue ascendida a jueza de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal en diciembre de 1988.
Carmencita se había acogido a la jubilación el 1 de enero de 2002. En ese momento ya había integrado el jurado en el «Juicio de Tokio», ("Esa experiencia fue una de las más fuertes de mi vida", relataría después) y ya había sido nombrada por la Asamblea General de la Naciones Unidas como jueza ad litem para el Tribunal Criminal Internacional que juzga crímenes de guerra en la ex-Yugoslavia.
Reconocida defensora de temas de género y derechos humanos, miembro fundadora de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, fundadora de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina, integrante de asociaciones de derecho penal y de defensa social nacionales e internacionales, Argibay también se había desempeñado como docente.
Estaba en La Haya cuando el fallecido ex presidente Néstor Kirchner la propuso como miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el 30 de diciembre de 2003.
El proceso de selección como ministra de la Corte, en reemplazo del renunciante Guillermo López, suscitó algunas controversias por sus manifestaciones públicas en favor de la no penalización del aborto y por su "ateísmo militante".
Había prestado juramento como ministra de la Corte Suprema de Justicia, "por el honor y por la Patria", el 3 de febrero de 2005.
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