Carlos Zannini y la línea judicial de Cristina Kirchner no se pliegan a las renuncias en masa
El Procurador del Tesoro no se sumó a la maniobra de vaciamiento del Gabinete; tampoco presentaron su dimisión Juan Martín Mena, Gerónimo Ustarroz, Félix Crous, Ricardo Nissen ni la interventora del AFI, Cristina Caamaño
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Carlos Zannini, uno de los cuadros más importantes del cristinismo dentro del Gobierno, no tiene planes de dejar la Procuración del Tesoro. A diferencia de los funcionarios que, con Eduardo de Pedro a la cabeza, renunciaron en masa, el jefe de los abogados del Estado no ofreció su dimisión. Así lo informó a LA NACION una fuente cercana a él, que dijo que no proyecta hacerlo.
Tampoco ofrecieron sus renuncias los funcionarios clave del área de Justicia que responden a Cristina Kirchner. No lo hizo Juan Martín Mena, número dos del ministerio y hombre de confianza de la vicepresidenta, ni Gerónimo Ustarroz, hermano de crianza de De Pedro y representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura.
Mena, que fue subdirector de la AFI durante el gobierno de Cristina Kirchner, conoce como nadie el Ministerio de Justicia y tiene el manejo de la gestión -acumula más de 15 años trabajando allí-. Con Marcela Losardo, la ministra que había nombrado Alberto Fernández, tuvo una relación tensa; estaba claro que tenían distintos jefes. Discípulo de Raúl Zaffaroni, sabe muy bien cómo funciona el mundo de la justicia penal y quién es quién de sus jueces. Es una pieza que difícilmente quiera resignar la vicepresidenta, amenazada por causas judiciales que no logra cerrar.
La lista de los funcionarios del área que no dieron señales de estar de salida incluye también a Félix Crous, titular de la Oficina Anticorrupción, y a Ricardo Nissen, que está al frente de la Inspección General de Justicia (IGJ). Tampoco renunciaron el presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Carlos Cruz, ni la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, que hizo saber que se irá cuando se “lo pida el Presidente”.
Cruz dijo a LA NACION que UIF “es un organismo técnico de análisis y control de lavado de activos y terrorismo, en interconsulta permanente y cotidiana con 200 organismos internacionales afines” y afirmó: “Seguimos con el compromiso asumido ante el señor Presidente y la señora Vicepresidenta”.
De este modo, en lo que a Justicia respecta, hoy solo está en riesgo el cargo del ministro, Martín Soria, que asumió con el objetivo central de conseguir la aprobación de la reforma de la ley del Ministerio Público y está cada vez más lejos de lograrlo. El resto de la estructura -mucho más cercana a Cristina Kirchner que a Fernández- se mantiene. “No me correspondería renunciarle al Presidente. En todo caso, al ministro, que renunció”, fue la explicación, en tono formal, que dio un funcionario del área.
Zannini fue secretario de Legal y Técnica y cerebro jurídico del kirchnerismo. Tiene con Cristina Kirchner una historia que se remonta a cuando Alberto Fernández no existía todavía en el mundo k. Hoy, como procurador del Tesoro, controla la estrategia judicial de unos cientos de miles de procesos en los que el Estado es parte. Se trata, básicamente, de juicios radicados en la Corte Suprema y en tribunales del exterior (el más grande, el de YPF). Desde que asumió, fue prioridad en la gestión de Zannini como procurador el caso del Correo Argentino, en el que litiga contra el grupo Macri.
Vacunado antes de que le tocara su turno -y registrado como “personal de salud”-, es uno de los acusados en el caso del Vacunatorio VIP y la jueza María Eugenia Capuchetti, que había cerrado la causa contra él, debe decidir ahora si lo cita a indagatoria. Además, está procesado y en juicio por la causa del memorándum con Irán junto con la vicepresidenta y con Mena. Por ese caso, que hoy está amenazado por una catarata de planteos de nulidad, Zannini estuvo preso 107 días durante el gobierno de Mauricio Macri.
Zannini fue uno de los fundadores, en los 80′, de Los Muchachos Peronistas, la unidad básica del barrio El Carmen, en Río Gallegos, donde nació el kirchnerismo. Desde entonces, en Santa Cruz y Buenos Aires, fue arquitecto legal de sus principales proyectos. Llegó a ser presidente del Superior Tribunal de Justicia de Santa Cruz antes de su salto a la Secretaría de Legal y Técnica nacional, siempre por impulso de Néstor Kirchner. En 2015, fue Cristina quien intentó encumbrarlo al ubicarlo como candidato a vicepresidente de Daniel Scioli, en la fórmula que terminaría perdiendo con Mauricio Macri-Gabriela Michetti. Mientras compartieron gobierno, a Zannini y a Fernández se los percibía como rivales internos por la confianza del matrimonio Kirchner. Cuando lo nombró en su gobierno, el Presidente se esforzó por destacar que había sido una decisión nadie le había “impuesto”.
El hermano de Wado
Tal como informó Carlos Pagni en LA NACION, Ustarroz tampoco presentó su renuncia -ni planea hacerlo-. Es el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, donde se deciden los nombramientos de los jueces nacionales y federales, y se controlan sus desempeños.
Ustarroz tiene en estos momentos un desafío que es clave: destrabar los concursos para designar jueces en Comodoro Py; sobre todo, el de la Cámara Federal porteña. Está en juego el nombramiento de tres de los doce jueces de primera instancia y de dos de los seis camaristas que controlan las causas más sensibles para la política. Pese a que el Gobierno anunció proyectos grandilocuentes, el recambio de jueces fue, hasta ahora, la única reforma judicial en la que consiguió avances reales. Para destrabar los concursos, Ustarroz necesita sumar votos que hoy no tiene. La derrota del oficialismo en las elecciones del domingo y la crisis desatada ayer no lo ayudan.
El caso de Taiana
En la lista de los que se quedan está también el recientemente nombrado ministro de Defensa, Jorge Taiana, otro hombre con larga experiencia política, que siempre respondió a Cristina Kirchner. Aunque que salió de su gobierno (era canciller) enfrentado con ella, en 2017 la acompañó en la boleta de Unidad Ciudadana.
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