Carlos Reutemann en el Senado: los motivos detrás de sus silencios, sus anécdotas y la batalla por el campo
En sus tres mandatos en la Cámara alta fue un hombre sencillo y respetado que mantuvo un bajo perfil que rompió en contadas oportunidades
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Parco por naturaleza y dueño de una mirada acerada, que le daba un aire intimidante y frío, Carlos Reutemann escondía detrás de sus escasas intervenciones en el recinto del Senado a un hombre apasionado por dos temas que marcaron a fuego su vida: el campo y el automovilismo.
“Era un tipo sencillo, respetuoso, que sabía que era una celebridad, pero que nunca te lo iba a hacer notar”, lo definió un exsenador que supo tener trato cotidiano en los casi 18 años, tres mandatos consecutivos, que Reutemann ocupó un escaño en la Cámara alta.
Fue el campo y la polémica Resolución 125 una de las pocas oportunidades en la que “El Lole”, como lo llamaba todo el mundo de manera cariñosa, se vio obligado a levantar su habitual bajo perfil como legislador nacional.
Nunca fue un gran orador parlamentario. Era tan consciente de su limitación que solo intervenía en los debates que eran de su interés, siempre relacionados con temas ligados a la producción, y con discursos preparados por sus asesores. Esa escasa participación le ganó muchas críticas de sus detractores.
Si bien su voto no fue decisivo, Reutemann fue uno de los primeros senadores oficialistas que encabezó la rebelión que terminaría desembocando en la histórica madrugada de julio de 2008 que le permitió al entonces vicepresidente Julio Cobos desempatar con su “voto no positivo”, la primera gran derrota legislativa del kirchnerismo.
Por aquella controvertida iniciativa el santafesino terminó abandonando el bloque peronista junto a Roxana Latorre, quien por entonces era su aliada política. Se convirtió, así, en uno de los primeros dirigentes peronistas en romper lanzas con la todopoderosa maquinaria política que, a horcajadas del peronismo, habían montado Néstor y Cristina Kirchner.
Es que la Resolución 125 se convirtió en un Rubicón que Reutemann nunca estuvo dispuesto a cruzar, y en eso puso toda la pasión que el tema le generaba. De aquellas jornadas frenéticas hay, al menos, dos anécdotas que lo pintan de cuerpo entero.
En un pasillo del Senado, a la salida de una reunión de comisión en la que se discutía el proyecto del gobierno de Cristina Kirchner, fue abordado por un cronista parlamentario interesado en conocer cómo iba a votar. “Esto es un cuchillo en el corazón del campo”, fue lo primero que dijo, mientras con su mano derecha hacía el gesto de apuñalar al sorprendido cronista en el pecho.
Otro episodio de aquellos días lo ubica hablando con un chofer del Senado que, en medio de la conversación, le preguntó cómo aguantaba las presiones del Gobierno para que votara a favor de la 125. “¿Presión? Presión era ir a 300 kilómetros por hora en un auto de Fórmula Uno, esto no es presión”, respondió Reutemann.
Aunque nunca la ostentaba, su gloriosa carrera deportiva estaba siempre omnipresente en sus días en el Senado. No había legislador nacional o empleado que no le preguntara sobre sus tiempos de piloto de carreras.
Para todos tenía siempre la paciencia para dejarles una anécdota de aquellos días. “Te podía contar la vida de Alan Jones”, rememoró un empleado que todavía recuerda el respeto con el que lo trataba “El Lole”, alejado de la soberbia con la que se suelen mover muchos legisladores.
Su vertiginoso pasado en las pistas de carrera lo alcanzó un día en el Senado de la manera más insospechada. Mientras viajaba en un ascensor, en un piso subió una senadora recién asumida que, al verlo, lo abrazó y, entusiasmada, le preguntó si no se acordaba de ella. “Soy yo, ‘Ponga un tigre en su tanque’. ¿Se acuerda?”. La mujer, ahora convertida en política, había sido modelo en su juventud y participado en la campaña publicitaria de la petrolera Esso que hizo famoso ese eslogan y de la que Reutemann fue protagonista.
Su rechazo a la resolución 125 lo ubicó, para siempre, en la vereda de enfrente del kirchnerismo. Tanto que, un año después, en agosto de 2009, expulsó del bloque del Peronismo Santafecino a Latorre porque permitió, con un voto en disidencia total, habilitar el dictamen al proyecto que prorrogó los superpoderes que le daban al Gobierno la posibilidad de seguir estableciendo retenciones a las exportaciones.
La muerte alcanzó a Reutemann en el ultimo año de su tercer mandato como senador. Su banca debería ser ocupada por María Alejandra Vucasovich, dirigente de extracción peronista alineada con el Pro de Santa Fe.
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