Carlos Pagni: “Es imposible que Cristina Kirchner se despegue del destino electoral de este experimento político que ella construyó”
El reconocido periodista, que este lunes retornará a LN+, analiza en una entrevista los cortocircuitos que genera en el Gobierno la discusión sobre el acuerdo con el FMI y la situación internacional causada por la invasión de Rusia a Ucrania, el papel de China y los desafíos para Estados Unidos y Europa
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Con los ojos de todo el mundo puestos en lo que sucede a cada instante en Ucrania, el periodista Carlos Pagni levanta la mirada y observa a China como un gran protagonista del conflicto que hoy jaquea al mundo. “Muy probablemente en el mediano plazo saldrá una Rusia mucho más debilitada y entregada a los brazos de los chinos”, pronostica, mientras se pregunta si Vladimir Putin, con sus últimos ataques sobre Kiev, no está iniciando la tercera guerra mundial.
Considerado uno de los analistas más lúcidos de la política nacional e internacional, Pagni evaluó también en una entrevista con LA NACION el fuego cruzado que desde el riñón de Cristina Kirchner y su instrumento político –La Cámpora- produce esquirlas en el gobierno de Alberto Fernández, a raíz del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que debe discutir el Congreso.
“En el Presidente hay una tendencia a agradar y ser aceptado. Eso hoy deja de ser una característica folklórica de su personalidad para convertirse en un dato político determinante”, observó Pagni, al desmenuzar los gestos prodigados por Fernández a Putin en su reciente visita a Moscú y sus continuos esfuerzos por disimular las disidencias en el Frente de Todos. Pese a ello, advierte que “es imposible que Cristina Kirchner se despegue del destino electoral de este experimento político que ella construyó”.
En ese escenario, percibe un presidente que intentará postularse para su reelección en 2023 y una oposición que priorizará la unidad en Juntos por el Cambio, ante las puertas que se le podrían abrir para retornar al poder.
Así, en un contexto político agitado, Pagni retornará este lunes, a las 22, a la señal de LN+ con su programa “Odisea Argentina”.
-¿Qué hay que mirar en el conflicto cada vez más cruento en Ucrania?
-Lo primero que sorprende es que hay todo un aparato político, diplomático, académico, que no puede predecir las grandes crisis. Lo hemos visto en la caída del Muro de Berlín y lo vemos ahora. Al comienzo, solo de manera muy tenue los norteamericanos y los israelíes preveían que podía haber una invasión en Ucrania.
-¿El antecedente de Crimea en 2014 no reflejaba ya la ambición de Rusia?
-Hay una ambición de Putin por reconstruir la vieja Rusia. Pero los expertos indican que Crimea es una cosa distinta de Ucrania. Hubo un error de cálculo de todo el mundo. También de Putin. Occidente no pudo calcular que Rusia se iba a animar a invadir como invadió. Esto produce cambios muy importantes: se recompone el eje Atlántico, hay una aproximación entre Estados Unidos y la Unión Europea, se reanima la OTAN y dos novedades de grandes dimensiones: Alemania interviene en un conflicto y provee de armamento a un país beligerante, cosa que no ocurría desde 1945, y Suiza rompe su neutralidad histórica y congela fondos rusos.
-¿Por qué Putin calculó mal?
-Porque tal vez miraba a Ucrania con un diagnóstico atrasado. Veía un sentimiento pro-ruso que ahora no se manifiesta. Lo cual lo obliga a una posición más agresiva.
-¿En las regiones separatistas del Dombás no lo apoyan?
-Hay sectores que no se sienten ucranianos, pero tampoco quieren formar parte de Rusia. Henry Kissinger escribe en 2014 un texto maravilloso. Decía: “No hay que meterse con Ucrania”. Sostenía que Ucrania nunca debe formar parte dela OTAN porque tiene que ser un puente entre Rusia y Occidente. Esto no justifica la ruptura de la legalidad que hace Putin.
"El kirchnerismo tiene un criterio de alineamiento internacional regido sobre todo por su repulsión a Estados Unidos"
Carlos Pagni
-¿Cómo evolucionará el conflicto?
-Hay un gran protagonista: China. Muy probablemente en el mediano plazo saldrá una Rusia mucho más debilitada y entregada a los brazos de los chinos. Vuelvo a Kissinger. Decía que la premisa de toda política global de EE. UU. debía ser evitar la alianza Rusia-China. Por eso viaja a China. Esto probablemente provoque una mayor dependencia de Rusia respecto de China, sobre todo por las sanciones económicas que expulsan a Rusia del sistema financiero internacional occidental.
-¿La respuesta occidental empuja a Rusia a los brazos de China?
-Exacto. Con una China que está encontrando el rol que sueña tener: ser garante de un orden y proponerse como mediador. Por eso se abstiene en el Consejo de Seguridad. No vota por la sanción porque se ofrece a Occidente como el que puede resolver el problema. China no busca romper el orden mundial internacional, sino gobernarlo. Estamos en una situación muy angustiante porque no hay una solución simple. Hay que preguntarse si con sus últimos ataques Putin no está iniciando la tercera guerra mundial.
-¿Cómo se explica el acercamiento del gobierno argentino a Rusia?
-El kirchnerismo tiene un criterio de alineamiento internacional regido sobre todo por su repulsión a Estados Unidos. Hay una fascinación por Rusia y por China. Pero es un error suponer que China protege movimientos de disidencia frente a Estados Unidos en América Latina.
-¿Qué le atrae de Rusia al kirchnerismo?
-Hay fascinación por Putin, un líder nacionalista, con un concepto del poder muy autocrático, una compulsión muy fuerte a no respetar límites, que exalta la idea nacional de Rusia y tiene una tensión con Estados Unidos. Esto es peronismo potenciado. Pocas veces Cristina Kirchner se muestra tan fascinada con alguien como con Putin. Y eso se proyecta sobre Alberto Fernández.
"Pocas veces Cristina Kirchner se muestra tan fascinada con alguien como con Putin"
Carlos Pagni
-¿Se pueden esperar frutos de su viaje a Rusia y China?
-Si yo soy Putin y me visita un presidente, cuyo eje central es conseguir el acuerdo con el FMI, me preguntaría en qué medida es confiable un hombre que viaja a verme para criticar al FMI y a Estados Unidos. Si advierto que mi interlocutor no tiene en claro sus intereses y hace lo contrario de lo que le conviene, primero lo estudio.
-¿Fernández consigue ventajas con esa actitud?
-A nadie le importa, de todos modos, si el presidente de un país que ha perdido relevancia en el mundo es amigo de Rusia, de China o está enojado con el FMI. Pero en el escenario actual, que un país de América Latina forme a sus militares en el Ejército ruso, que hoy está invadiendo Ucrania, y está dispuesto a considerar la compra de aviones de guerra y material bélico a Rusia, ese sí es un dato que se anota en cualquier Ministerio de Defensa de las grandes potencias.
-¿Qué motivó al Presidente cuando le dijo a Putin que la Argentina quería ser la puerta de entrada de Rusia en la región
-Se percibe cierta compulsión a decir lo que el otro quiere escuchar. Y no es que mienta. Hay una tendencia a agradar y ser aceptado. Eso hoy deja de ser una característica folklórica de su personalidad para convertirse en un dato político determinante.
-¿Cristina, en la última carta del año pasado, quiso despegarse de la derrota electoral del Gobierno?
-Sí, pero es una quimera. Es imposible que Cristina se despegue del destino electoral de este experimento político que ella construyó y que ella ha venido liderando. Postuló a Alberto Fernández con un tuit. Debe ser muy autosatisfactorio tener esa posibilidad y que nadie la contradiga. Pero con el tiempo, eso tiene un costo enorme. No se puede despegar. Y ese es el drama de Cristina hoy.
El acuerdo con el Fondo
-¿Cómo impacta en esa relación el acuerdo con el FMI?
-Si ella hablara y dijera, como dice hoy La Cámpora, que no apoya el acuerdo con el FMI produciría una ruptura y le haría un daño enorme al Gobierno, y a al país. Pero no sé si se podrá separar de la suerte de Fernández.
-¿Puede mantenerse en silencio por mucho tiempo?
-Nadie va a creer que la postura de Máximo es distinta de la de ella. Además, habló La Cámpora, que es su instrumento de intervención en la política. Incluso José Mayans, presidente del bloque de senadores justicialistas, pidió revisar el acuerdo.
-¿Qué hay que esperar de esta convivencia en los próximos dos años?
-Yo creo que estamos ante un problema de los próximos días. A ver qué número consigue el Gobierno en el Congreso.
-¿Hay una posibilidad de que el acuerdo no logre los votos en el Congreso?
-El escenario posible existe. Si la oposición dice, con lógica política, que no puede estar más cerca de Alberto Fernández que lo que está Cristina, el Gobierno está en minoría en el Congreso y no habría acuerdo. Por eso Elisa Carrió le dio una posibilidad, que el Presidente no tomó. Muchos dicen que la salida de Carrió es la salida inteligente: no me mandes el programa, mandame solo la autorización para el endeudamiento.
-¿Podían no enviar el acuerdo al Congreso?
-Esto fue una picardía del ministro Martín Guzmán, que sostenía que la oposición estaba atrapada, porque por razones conceptuales –no por lógica política- está obligada a apoyar el acuerdo con el FMI. Mandó el acuerdo al Congreso para obligarlos a votarlo y comprometerlos en el ajuste. No calcularon que el problema lo iban a tener con Cristina y con el núcleo de su fuerza política. Y están en un berenjenal.
-¿Puede haber otras consecuencias en el oficialismo?
-Si hay una ruptura dentro del oficialismo por el acuerdo con el Fondo y Cristina Kirchner y La Cámpora se lo devuelve quemado, se quebrará la alianza y lo único que debo esperar es divergencias. Lo que cabría esperar es si este grupo humano puede ir con un solo candidato a las elecciones de 2023.
-¿Alberto Fernández tiene expectativas de influir en la definición de las candidaturas de 2023?
-Está lanzado a la reelección y el Fondo es un programa, que él no asume del todo. El Presidente que tiene habilitada la posibilidad de la reelección y no se postula constituye la admisión del fracaso de su gestión.
-¿Cristina lo aceptaría?
-Cristina está en un problema. Ella y Máximo no quieren aprobar el acuerdo con el Fondo posiblemente. Pero quieren que salga. Quieren que Alberto Fernández consiga los votos de la oposición. Porque no tienen otro camino para proponer. Si no hay un programa de estabilización de la economía, no es que pierden las elecciones de 2023: no llegan a las elecciones de 2023.
Los desafíos de la oposición
-¿Qué posibilidades se abren para Juntos por el Cambio?
-Va a ser un año de competencia de todos contra todos. Hay muchas dificultades para consensuar un programa. Cuando un grupo opositor no tiene la posibilidad de elaborar una visión, tiende a ordenarse por la radicalización, por las posturas más duras. Los demás corren el riesgo de quedar como colaboracionistas del Gobierno. Macri y Patricia Bullrich lo saben y tensan la cuerda. En parte porque esta radicalización les permite enfrentarla aparición de una nueva derecha que le habla a su electorado, como Miley y Espert. Será fundamental el papel de Ricardo López Murphy.
-¿Eso afecta especialmente a Rodríguez Larreta?
-Interpela a la figura más competitiva de Juntos por el Cambio, que es Larreta. Al tener la menor imagen negativa, puede aspirar al voto de los desencantados de Alberto Fernández, espacio al que Macri no puede aspirar. Pero está en un problema porque las maniobras discursivas que le exigen seducir a ese electorado del centro le hace correr riesgos de que se le vaya el votante más identitario hacia la nueva derecha.
-¿La UCR recupero terreno?
-Un segundo problema de Juntos por el Cambio es que los radicales reaparecieron. En las primarias de 2021 la UCR sacó el 45% de todos los votos de Juntos por el Cambio y están lanzados Alfredo Cornejo, Gerardo Morales, Facundo Manes. Ignoramos cómo avanzará la relación Larreta-Lousteau o si Larreta hará jugar a Jorge Macri en la Capital.
-¿Puede haber una división?
-Juntos por el Cambio se va a mantener unido porque la tentación de ganar es grande. Pero tiene dos desafíos importantes: fijar reglas para que la competencia sea razonable. Y el segundo es si todo el elenco puede presentar alguna novedad. Hasta ahora esa palabra no ha sido dicha. Mi impresión es que Larreta puede estar pensando en llevar un vice radical, pero también está pensando en una alianza con el peronismo. Mira a Schiaretti o puede fantasear con el PJ de Santa Fe.
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