Carlos Melconian: la fórmula del economista que juega de líbero en la oposición y delinea un plan “enlatado” para 2023
Corría el año 2015 cuando Carlos Melconian recibió su primera penitencia en Pro. Ante una pregunta del periodista Marcelo Zlotogwiazda sobre cómo haría para eliminar el cepo cambiario en caso de que Mauricio Macri llegara a la Casa Rosada, el economista fue pragmático: “Bueno, si no se levanta el 10 de diciembre, se hará el 11 o el 15. La liberación cambiaria es un camino de llegada”, deslizó. De inmediato, su teléfono comenzó a sonar. Desde Macri hasta Horacio Rodríguez Larreta o Emilio Monzó le recriminaban sus declaraciones: “¿Qué hiciste? ¿Cómo vas a decir lo contrario que Mauricio?”. Es que Melconian no sabía que el entonces alcalde porteño había prometido hace unos minutos en el mismo programa que levantaría las restricciones a partir de las diez de la mañana de su primer día de gobierno.
Ocho años después, el nombre de Melconian, quien ya sonó como posible ministro de Economía de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Macri, vuelve a circular en las altas esferas del poder y aparece en la órbita de los aspirantes de la oposición con más chances de suceder a Alberto Fernández.
Pero, tras su experiencia en el partido que fundó Macri, Melconian se reposiciona en el tablero político: ya no quiere ser economista de un partido y su juego es transversal. Si bien exhibe ante propios y extraños vocación de llegar al Palacio de Hacienda dentro de un año y medio, Melconian se mueve con extremo sigilo y apuesta a no comprometerse con ninguna fuerza ni candidato a presidente. Los presidenciables que tocaron su puerta recibieron la misma respuesta: el plan que delinea desde hace meses bajo el ala de la Fundación Mediterránea, el think tank que sirvió de plataforma política de Domingo Cavallo, es apartidario.
Consciente de que un ministro de Hacienda debe tener cintura política, Melconian dedica varias horas de su agenda a cultivar vínculos con todos los sectores de la oposición e, incluso, con representantes del oficialismo. ¿A qué se debe su resurgimiento? “Las ideas que pregono, con sentido común y sin caer en los extremos, están en boga”, les comentó a los suyos. Sus detractores en Pro, en cambio, sospechan que solo apuesta a instalarse como eventual ministro de Economía, para engordar su cartera de clientes.
Pese a que lo consideraba poco orgánico y “anárquico”, Macri siempre mantuvo bajo su radar a Melconian, a quien designó al frente del Banco Nación durante los primeros años de la gestión de Cambiemos. De hecho, el expresidente suele acudir al economista, a quien tentó en 2018 para asumir como ministro de Hacienda en reemplazo de Nicolás Dujovne, para escuchar su visión sobre la economía. Lanzado en la carrera presidencial, Horacio Rodríguez Larreta también se volvió a acercar a Melconian durante los últimos meses. Se conocen hace años, tienen amigos en común, como Edgardo Cenzón, y construyen poder, hasta ahora, por caminos paralelos. Hay larretistas que no dudan: Melconian sería el hombre fuerte en un eventual gobierno nacional del alcalde. Por su parte, Patricia Bullrich no oculta su deseo de que Melconian sea su ministro de Economía: se lo dijo en una reunión que tuvieron en Punta del Este en enero. Siguen en contacto.
Con un puente del “círculo rojo”, Manes también se aproxima al economista. Lo propio hacen el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, un líbero en el peronismo, o el líder de Encuentro Republicano Federal, Miguel Ángel Pichetto. Es más, Emilio Monzó y Juan Manuel Urtubey lo invitaron a participar de una cumbre de la mesa antigrieta.
Fiel a su estilo, Melconian habla con todos, pero quiere mantener la autonomía. Quienes lo conocen lo notan convencido de que la Argentina necesita una disociación entre la economía y la política, como ocurrió en Perú o en Chile.
Con la mira en 2023, el economista transmite que la posibilidad de apalancar con éxito un paquete de reformas -previsional, laboral, tributaria y monetaria- requerirá de acuerdos previos y un plafón político. Por eso, se sumergió en el mundillo de la rosca y repite que arma un programa que estará a disposición del próximo gobierno.
A sabiendas del deterioro de la economía y las vacilaciones en la cúpula del Frente de Todos, el economista presenta los lineamientos de su plan ante el círculo rojo, pero evita dar precisiones. Al establishment le avisa que, primero, hay que atravesar la etapa de ordenamiento de ideas e investigación. El timing y el formato dependerá del contexto económico, es decir, de la capacidad para maniobrar en diciembre de 2023.
Con ese cuadro y el guiño de los empresarios, Melconian les advierte a los presidenciables de JxC que lo consultan que su programa será como un “enlatado”, que no se puede deshilachar. Entiende, como repitió en sus últimas exposiciones públicas, que el próximo presidente deberá generar “un cambio de régimen, un shock con racionalidad”. Y, a diferencia de Javier Milei (La Libertad Avanza), considera que la política debe ser parte de la solución.
Después de trazar su hoja de ruta, Melconian afianza sus nexos con todas las terminales de poder. No solo dialoga con los presidenciables de la oposición, sino que se entrevista con sindicalistas, referentes de la Iglesia, embajadores y representantes de la Justicia. Tiene pendiente reunirse con los movimientos sociales y espera con ansias un encuentro a solas con Axel Kicillof. Es que, como titular del IERAL, la Fundación Mediterránea le organiza audiencias con los 24 gobernadores. Ya se vio con siete mandatarios. Su pragmatismo tiene límites coyunturales: ni Elisa Carrió ni Cristina Kirchner hablan con Melconian. Eso sí, el economista no rechazaría un encuentro con un jerarca de La Cámpora.
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