Capitanich, el gobernador que gana influencia entre sus pares del PJ como vocero oficioso de Cristina
Dueño de un estilo directo e intemperante, el mandatario chaqueño encabezó la rebelión contra el fallo de la Corte; juega políticamente con la vicepresidenta y suele incomodar a Alberto Fernández
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La rebelión de los gobernadores peronistas del interior del país contra el fallo de la Corte que favoreció a la ciudad de Buenos Aires en el reparto de fondos coparticipables fue encabezada por el chaqueño Jorge Capitanich. Y no se trató de una casualidad: el norteño se convirtió en una de las voces autorizadas por Cristina Kirchner a la hora de fijar la postura en materia de recursos, sin importar si eso incomoda al presidente Alberto Fernández, como sucedió con los subsidios al transporte o a la energía.
Cultor de un estilo directo e intemperante, Capitanich actúa como punta de lanza de la vicepresidenta porque está convencido de que no tiene chances de proyectarse a nivel nacional. “Yo no me puedo anotar porque rompí el diario Clarín y aparte porque soy un dirigente humilde del interior del país. El centralismo en la Argentina, después de la reforma de 1994, origina que todos los candidatos tienen que ser de Buenos Aires o alrededores. El resto solamente sumamos el día de las elecciones”, dijo recientemente.
Sin embargo, Capitanich es muy tenido en cuenta en Buenos Aires, especialmente en la principal oficina del Senado. Allí, Cristina Kirchner le dio aire al proyecto para rearmar la Liga de Gobernadores y lo ungió secretamente como su principal arquitecto, siempre de la mano con el bonaerense Axel Kicillof. La idea inicial se forjó al calor de la experiencia de la agrupación de las provincias del Norte Grande, que incluye a mandatarios radicales e independientes, con quienes “Coqui” cultiva una buena relación política.
Pero el fin último de ese entramado del interior del país debe interpretarse en el corto y mediano plazo. El primero fue quitarle al presidente Fernández una de sus bases de sustentación política, que era el apoyo de los gobernadores del PJ. A tal punto, que procuró el nombramiento de Juan Manzur -gobernador de Tucumán y uno de los pocos victoriosos en las elecciones de medio término de 2021- como jefe de Gabinete de ministros. Se suponía, entonces, que Manzur llevaba a la Casa Rosada el apoyo de los gobernadores.
En solo un año, tal vez por el efecto inercial de una gestión en declive, el envión del tucumano se frenó y creció, en forma paralela, la influencia de Capitanich entre los gobernadores peronistas. De ahí que su postura intransigente de exigirle al Presidente que no acate el fallo de la Corte haya tenido pregnancia entre sus colegas justicialistas o al menos, condicionara sus posturas. A tal punto que, según fuentes oficialistas, forzó una extensa discusión en la que al Presidente le costó mantener su postura de tipo institucionalista.
En el mediano plazo, aunque en el kirchnerismo no lo confiesen, el armado de la Liga de Gobernadores contiene una previsión derrotista a nivel nacional. Se trata de mantener una estructura fuerte en la que se pueda sostener la oposición a un próximo gobierno de Juntos por el Cambio (JxC), a partir de diciembre de 2023. La cuenta política es la clásica del peronismo: fortaleza en el Senado, para bloquear la gestión llegado el caso; más el respaldo de los gobernadores. En ese rubro es donde viene pisando fuerte Capitanich.
Con 58 años recién cumplidos, el gobernador chaqueño ya blanqueó que buscará su reelección el año próximo. Como la mayoría de sus colegas, que buscan despegar su suerte de la del presidente Fernández, fijó una fecha distinta para los comicios provinciales, que serán el 17 de septiembre. También derogó el sistema de primarias abiertas (PASO), algo que el Frente de Todos buscó hacer a nivel nacional, sin éxito en el Congreso. En Chaco habrá, según dispuso la Legislatura, candidaturas múltiples para todos los cargos electivos.
Capitanich intentará aprovechar esas condiciones para seguir apoltronado en el máximo sillón de una provincia que presenta los peores indicadores de pobreza a nivel nacional. Pero el gobernador le pasa la pelota a Buenos Aires: “Nosotros somos los pobres, pero cuando se discute de plata, siempre nos relegan”, suele despotricar. Paradójicamente, se puso a la cabeza de un reclamo que si bien va contra la Corte, beneficia centralmente a la provincia de Buenos Aires. Pero no está claro que redunde en más fondos para el interior del país.
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