¿Candidata? Elisa Carrió sale a la cancha: su gira nacional, el encono con los jefes de Pro y el misterio sobre su rol en 2023
La líder de la CC lidia con el desafío de que su partido no pierda espacio en la coalición opositora; su reposicionamiento interno y la buena sintonía con un sector de la UCR
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Lejos de replegarse por su retiro, Elisa Carrió se alista para transitar una nueva etapa en su trayectoria política. Si bien permanece alejada de la “rosca” diaria del Congreso, un lugar al que no piensa volver, y opta por un silencio estratégico desde hace un mes, cuando hizo fuertes señalamientos a sus socios en Juntos por el Cambio tras el aval del Congreso al acuerdo con el FMI por la deuda -los acusó de haber especulado con un default y habló de una “decepción absoluta”-, la líder de la Coalición Cívica (CC) se prepara para librar su próxima batalla, cuando falta menos de un año y medio para las primarias presidenciales.
Consciente de su poder de fuego -y, sobre todo, de veto-, Carrió se coloca en el rol de guardiana ética de Juntos por el Cambio y les marca los límites morales a sus aliados. Sin calzarse el traje de candidata a presidenta, una posibilidad que contempla por estos días y no descarta de plano, Lilita se reposiciona en el tablero opositor con miras a las próximas elecciones: se aleja tanto de “halcones” como “palomas” de Pro y ostenta su buena sintonía con un sector de la UCR. Mientras define si jugará o no en 2023, vigila desde su chacra de Exaltación de la Cruz los movimientos de los presidenciables de Juntos por el Cambio. Los examina y coquetea con la idea de ubicarse como la electora. Mañana, saldrá a la cancha e iniciará un mini raid mediático: romperá el silencio después de varias semanas, con una entrevista televisiva
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Con la intención de “fortalecer” a la CC y evitar que el partido que fundó hace veinte años quede diluido en una coalición cada vez más amplia y heterogénea, Carrió, una de las fundadoras de Cambiemos junto a Mauricio Macri (Pro) y Ernesto Sanz (UCR), planea intensificar sus irrupciones en la escena nacional con una serie de recorridas por el interior del país y la provincia de Buenos Aires. Ya pasó por Corrientes, Formosa y Chaco e irá a Catamarca y Mar del Plata durante las próximas semanas.
Carrió quiere exhibir y posicionar a las figuras de su partido como candidatos en los principales distritos electorales -Paula Oliveto se anota en la pelea por la Ciudad y Maricel Etchecoin camina la provincia-, una maniobra que le permitirá garantizarse puestos de relevancia para los suyos. “Queremos fortalecer y hacer crecer a la CC, no sólo en lo partidario sino también en lo que es una posición política, nuestras ideas y aportes”, señala Maximiliano Ferraro, presidente de la fuerza de Carrió y una de las principales espadas legislativas del partido junto a Juan Manuel López.
Con su desembarco en las provincias, Lilita pretende mostrar cercanía en medio de la incertidumbre por el rumbo económico y el deterioro en el tejido social por la creciente inflación. Por ese motivo, en su tour planea estar en contacto con sectores productivos y las pymes. También pondrá el foco en la educación y organizará “Caravanas Cívicas”, una serie de encuentros temáticos que hará en el interior. En rigor, la exdiputada anhela consolidar la construcción nacional de su partido. Así, Carrió busca recuperar protagonismo en la principal fuerza opositora y aumentar su influencia en el debate sobre el programa y proyecto de país que propondrá la coalición opositora para competir en 2023. “Quiere discutir el rumbo y el marco; qué va a representar nuestra coalición”, remarca uno de sus confidentes en la CC.
Preocupada por la crisis y alerta frente a la inestabilidad política del nuevo escenario internacional, a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, Carrió ratifica su apuesta por discutir un “nuevo contrato moral” para Juntos por el Cambio. Mientras sus socios pulsean por la carrera presidencial, la líder de la CC busca tender puentes, porque teme que una fragmentación del tablero político en la Argentina derive en la irrupción de opciones antisistema, como el libertario Javier Milei (La Libertad Avanza).
A Carrió le inquieta, sobre todo, que aumente la crispación social con la dirigencia política y regrese el grito de “que se vayan todos”. Por esa razón, se disgustó cuando vio la foto de Macri junto a Donald Trump en Palm Beach: le pareció poco atinado que el expresidente difundiera esa imagen el mismo día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas suspendió a Rusia del Consejo de Derechos Humanos. En su entorno entienden que los liderazgos deben ser cautelosos con sus mensajes en un momento crítico como el que atraviesa el país. “La CC no es neutral ante el dolor de un pueblo y el uso de los pobres, la corrupción, la compleja situación geopolítica y crisis humanitaria actual y venidera. No podemos ser neutrales con los procesos que erosionan las democracias”, apunta Ferraro.
En el nuevo ecosistema de Juntos por el Cambio, Carrió toma distancia de Pro y se acerca a la UCR. ¿Esa aproximación al radicalismo es coyuntural? Gerardo Morales sigue con atención ese reacomodamiento de fichas. Para fortalecer su armador y disputarle a Pro el liderazgo de la coalición opositora, el jujeño presume de la nueva sociedad con la CC.
El encono con Pro
Está claro que Lilita ya no luce como una pieza del proyecto presidencial de Horacio Rodríguez Larreta ni mantiene un vínculo aceitado con María Eugenia Vidal. La discusión intramuros con sus socios por las candidaturas del año pasado y el armado electoral abrieron heridas que aún no suturaron. El plan de Larreta para contener a Lilita tras el salto de Diego Santilli a Buenos Aires no funcionó: ¿le había prometido que ella encabezaría la lista como prenda de unidad?
En tanto, se profundizaron las diferencias de Carrió con Mauricio Macri, con quien conserva una relación sincera, con charlas intermitentes, y Patricia Bullrich. Fue a partir de la negociación con el oficialismo por el aval opositor al acuerdo con el FMI por la deuda que contrajo Cambiemos, en 2018, por 44.500 millones de dólares.
Carrió no digiere que algunos de sus socios hayan amagado con abstenerse en la votación y especulado con empujar al Gobierno al default con el objetivo de incrementar las chances de Juntos por el Cambio de regresar al poder en 2023. Con Macri hablaron sobre el tema e intercambiaron sus distintas visiones.
A escuderos de Carrió tampoco les gustó que Larreta haya sobrevolado bajo radar la discusión en el seno del espacio por la postura frente al convenio con el Fondo. Le achacan que se haya sumergido en el debate y que no haya tenido una posición nítida.
Larreta, bajo examen
La nueva reconfiguración de Juntos por el Cambio la volvió a acercar a la UCR. Carrió no oculta su buena sintonía con referentes del ala tradicional del radicalismo que aspiran a pelear por la sucesión de Alberto Fernández, como el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés. “Lilita nunca deja de hacer política, y con lo mejor del radicalismo la va a hacer siempre”, comentó, picante, una de sus alfiles en el Congreso al ver la foto del encuentro entre Carrió y Valdés. ¿Un mensaje para los socios de Larreta en Evolución Radical, la fuerza de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti que apadrina Enrique “Coti” Nosiglia?
En su reciente visita a Corrientes, la fundadora de la CC se vio dos veces con el mandatario radical. Ambos se conocen hace años, ya que Carrió fue profesora de Valdés cuando cursaba Derecho en la Universidad del Noroeste. “Hay buena sintonía entre Carrió y la UCR porque ahora no hay una zona de conflicto”, dice uno de los popes del radicalismo. Es que Carrió tiene llegada a Morales, un vínculo que tuvo varias idas y venidas. En cambio, rechazaba de plano el lazo con Alfredo Cornejo, antecesor del jujeño.
Atenta a las tensiones que despierta la reconfiguración de las relaciones de fuerza interpartidarias, Carrió pretende tener un mayor protagonismo en el espacio para influir en la discusión sobre la estrategia para volver al poder. Su intención es que Juntos por el Cambio construya desde “un centro mayoritario, con firmeza y contundencia”.
Hasta el año pasado, Carrió apuntalaba el proyecto presidencial de Larreta, con quien tiene profundas diferencias a la hora de discutir alianzas. Por caso, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio son un límite para ella. Desde hace meses, Carrió no oculta su malestar con el jefe porteño por la estrategia electoral en la Capital -su delfín, Fernando Sánchez, no ingresó al Congreso, como consecuencia del cambio del reglamento interno que exigió Ricardo López Murphy-. Carrió considera que su partido se vio perjudicado por la estrategia de “amontonamiento” de Larreta. Además, cuestiona la relación del alcalde con Cristian Ritondo y Sergio Massa.
En las filas de la CC tampoco le agrada que Larreta se haya metido en la interna del radicalismo al incorporar en su Gabinete a dirigentes que responden a Lousteau y Yacobitti, herederos de Nosiglia. A su vez, Carrió tiene en la mira desde hace tiempo los vínculos de Facundo Manes, uno de los presidenciables de la UCR y aliado de Morales, con el kirchnerismo. Ambos se enfrentaron antes de la campaña del año pasado, tras una reunión en Exaltación de la Cruz.
En el entorno de la diputada no descartan que se coloque como electora en 2023: “Tiene una legitimidad amplia para eso”, dicen.
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