Campagnoli celebró con su gente el cierre del juicio político
Se venció el plazo para juzgarlo sin que haya sentencia; se mostró molesto por "la campaña" en su contra que articuló la procuradora Gils Carbó
Por el paso del tiempo sin que se llegara a dictar una sentencia, se cayó el juicio político impulsado por la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, contra el fiscal José María Campagnoli, a quien acusó de abusar de su poder por investigar al empresario kirchnerista Lázaro Báez por lavado de dinero.
Ayer Campagnoli, de regreso en su fiscalía de Saavedra, festejó con un asado junto a sus empleados, y denunció que hay "responsabilidades políticas por llevar a juicio a una persona por hacer su trabajo".
"Me hubiera gustado una sentencia que despeje toda duda sobre mi trabajo. Someterme a un juicio político, suspenderme en mi cargo, reducirme el sueldo y que haya existido una campaña con todo el poder del Estado para desprestigiarme es una cuestión grave que hubiera merecido otro final", dijo el fiscal a LA NACION, luego de las celebraciones.
"Desde lo personal, mi situación es mejor de la que esperaba hace unos meses, aunque aún quedan sumarios abiertos. Desde lo institucional, el asunto tiene una gravedad manifiesta", insistió.
Campagnoli fue el protagonista de un juicio político que trascendió los tribunales y, tras diez meses, quedó empantanado en un cúmulo de recursos que impidieron retomar el proceso. La cuestión jurídica fue acompañada por la voluntad política de la Procuración de dejarlo caer, para no pagar un costo político mayor. "Iba encaminado a mi absolución cuando todo se empantanó", dijo ayer Campagnoli.
El Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Público tenía 180 días hábiles para decidir si removía o absolvía al fiscal, acusado por Gils Carbó de haberse extralimitado cuando investigó a Báez. Ayer a la medianoche venció ese plazo.
La ley establece que si el proceso se suspende durante más de diez días hábiles -como pasó en este caso- "todo el debate deberá realizarse de nuevo, bajo pena de nulidad". Dice, también, que el debate debe ser convocado con no menos de diez días de anticipación, plazo que sólo puede acortarse si las partes están de acuerdo. Además, no sólo faltaban declarar testigos, sino también los alegatos, las últimas palabras y la deliberación.
Campagnoli regresó a su fiscalía luego de que el tribunal lo decidió por cuatro votos contra tres. Después, hubo incluso un acercamiento entre él y Gils Carbó, que se tradujo en recuperar alguno de sus empleados. Otros siguen dispersos. Aunque Campagnoli quiere dejar algo en claro: "No hubo pacto ni hice treguas con nadie".
El juicio se trabó porque uno de los jurados -Cristina Martínez Córdoba- renunció por estrés, tres se inhibieron de seguir interviniendo y otros tres fueron recusados. No hubo ni siquiera reunión de los jurados suplentes para levantar el asunto. Quedan varios sumarios abiertos en su contra y un par de causas penales. Adolfo Villate fue uno de los dos fiscales del jury. Fue nombrado hace dos días por Gils Carbó a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad.
Ayer Campagnoli posójunto a una nota periodística titulada: "Doctora Gils Carbó: corresponden sus disculpas".
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