Cambios de gabinete: la salida traumática de Rossi apresura definiciones para Alberto Fernández
El Presidente debe elegir a un ministro de Defensa que no estaba en sus planes y cerrar el desembarco de Zabaleta en Desarrollo Social; el cierre de listas aceleró el recambio de ministros con el jefe de Estado en el exterior del país
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Alberto Fernández tiene en la cabeza una reestructuración de su gabinete para la segunda mitad de su mandato. Así se lo hizo saber a más de un interlocutor en las últimas semanas. Pero el Presidente quisiera relanzar su equipo de trabajo de forma prolija y después de las elecciones, no antes. Pretende hacerlo por las necesidades del largo plazo y no por las urgencias políticas. El cierre de listas, sin embargo, ya generó un movimiento sísmico que precipitó los primeros cambios en los ministerios.
La salida de Agustín Rossi del Ministerio de Defensa fue dolorosa y traumática. Y el enroque de Daniel Arroyo por Juan Zabaleta en el Ministerio de Desarrollo Social, tal como anticipó LA NACION, se consolidó como un hecho cantado, con el Presidente de gira por el exterior. A larga distancia, desde Perú, Fernández debió improvisar en una entrevista una “regla ética” para justificar los recambios con elegancia: “el que es candidato no puede seguir siendo funcionario”.
Rossi, como contó este medio, no pretendía dejar su silla en Defensa. Quería sostener su doble estatus de candidato a senador en Santa Fe y ministro hasta el final de la campaña. “Siempre pensé que los cambios de Gabinete se daban cuando había ‘funcionarios que no funcionaban’”, ironizó ayer antes de conocer su destino. El ministro se enteró que se quedaba afuera del gabinete por televisión. Él se dirigía a los estudios de TN y el Presidente anunciaba su salida en C5N.
Fernández no tiene aún definido al nuevo ministro de Defensa: buscar a un sucesor para Rossi no estaba en sus planes y el asunto lo asaltó en medio de la actividad diplomática en Perú. Apenas quedó el casillero vacío, en Buenos Aires se subió el telón de las especulaciones y la danza de nombres en el oficialismo. “Por ahora no hay nada. Alberto estuvo afuera del país, cuando vuelva lo hablaremos”, dijo hoy un importante funcionario que trabaja en la diaria con el jefe de Estado. “Están tirando nombres al aire”, soltó otro importante colaborador con despacho en la Casa Rosada.
Ayer Rossi fue a su oficina en Defensa con el único objetivo de ordenar sus efectos personales y terminar de pulir cuestiones de gestión para dejar el ministerio ordenado para su reemplazante. El ministro saliente y candidato a senador habló hoy con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y preguntó cuándo se efectivizará su salida, pero no tuvo datos precisos. Lo único que hizo saber el “Chivo” es que el organigrama de funcionarios -muy parecido al que tenía cuando fue ministro de Cristina- “tiene experiencia en la materia y queda a disposición” de la gestión.
Hace solo una semana, Rossi se movía con el respaldo del Presidente para ser candidato en Santa Fe. El gobernador Omar Perotti insistía con llevar como primer candidato a su delfín, Roberto Mirabella y el Instituto Patria pugnaba por colocar en ese casillero a la senadora cristinista María de los Ángeles Sacnun. Fue Fernández el que irrumpió con la candidatura del “Chivo”.
El viernes pasado, en una alianza impensada, Perotti y Cristina Kirchner cerraron una lista de “unidad”. Pero Rossi ya se había anotado en la contienda con una fórmula con la vicegobernadora santafecina, Alejandra Rodenas. El domingo, post cierre de listas, Fernández le pidió a su ministro que hiciera esfuerzos por consolidar la unidad en el tercer distrito del país. Pero ya no hubo forma de bajarlo, ni de evitar una PASO y su salida del gabinete se aceleró.
Reemplazo
En 2019 Rossi había sido convocado por Fernández para Defensa, con la bendición de Cristina, que ya lo había elegido para ese cargo durante su mandato. “A esa silla tiene que ir alguien que tenga la confianza del Presidente y que pueda garantizar la conducción política de las Fuerzas Armadas”, advirtió a LA NACION un funcionario sobre los requisitos a cumplir.
A la espera del regreso de Fernández de Perú, en el ecosistema oficialista comenzaron a sonar los primeros nombres. Un sector instaló el nombre de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, para pasar a Defensa. La funcionaria trabajó en la cartera entre 2009 y 2011, durante la gestión de Nilda Garré y Arturo Puricelli, en el área de formación. “Ya conoce el mundo del uniforme”, consideró un funcionario.
“Soy ministra de Seguridad, nunca se sabe lo que puede pasar. Nadie se comunicó conmigo para ocupar el lugar de Rossi, es solo un dato periodístico”, dijo esta tarde Frederic en declaraciones radiales.
Un enroque así, en definitiva, abriría una vacante en el Ministerio de Seguridad, mucho más relevante para Fernández, que siempre defendió a su funcionaria (una exponente del Grupo Callao) frente a los embates de su par bonaerense, Sergio Berni, soldado de la vicepresidenta. Dejar vacío ese casillero es abrir una puerta sensible: el kirchnerismo quisiera ver allí a una figura con más músculo para la pelea electoral y es un puesto que Sergio Massa siempre quiso para el Frente Renovador.
El otro postulante a Defensa que se escuchó en las últimas horas es el del embajador en Brasil, Daniel Scioli. Su nombre ya es un comodín cuando asoman cambios en el gabinete. “Ya lo dieron diputado, ministro de Turismo y Deportes y Canciller. Ahora es Defensa”, bromearon en su entorno y aseguraron que no hubo hasta ahora ningún ofrecimiento. Otro candidato “al aire” que se escuchó en los corrillos oficiales fue el de Gustavo Béliz. En su entorno aseguran que no hay chances.
Desarrollo Social
A diferencia de Defensa, cuyo recambio se precipitó en las últimas horas, Fernández ya tenía más masticado el reemplazo de Arroyo en el Ministerio de Desarrollo Social. Se trata de un ministerio loteado y una de las cajas más grandes del Estado, sobre la que orbitan los distintos factores de poder del oficialismo. Para ese lugar el Presidente quiso a Zabaleta, un intendente propio con muñeca política y experiencia de gestión territorial. Gracias al acuerdo que “Juanchi” cerró con La Cámpora en Hurlingham el último fin de semana, el camino quedó mucho más allanado.
El desembarco de Zabaleta en el edificio de los murales de Evita, sin embargo, no será una misión fácil, con una conflictividad cada vez más palpable en la calle, la demanda de acelerar la conversión de planes sociales en trabajo y las urgencias de la pandemia aún vigentes. El intendente de Hurlingham espera conversar con el Presidente sobre lo que se espera de su gestión, que iniciaría la semana próxima.
De movida, Juanchi deberá hacer frente al malestar de los movimientos sociales, que se llevaron mucho menos de lo que pensaban de las listas legislativas. “En el marco de semejante crisis hubiera sido bueno darle más lugares a la comunidad organizada”, se lamentó un importante referente de los movimientos sociales en diálogo con LA NACION.
Los movimientos sociales quedaron relegados de las candidaturas, a pesar de que en la previa habían hecho esfuerzos por aglutinarse. El coordinador de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, consiguió apenas el puesto 16º de la lista de la provincia , cuando esperaba el 12º, (el casillero en el que recaló Arroyo). Hoy, Menéndez -que ocupaba una subsecretaría en el área de Economía Social del ministerio que ocupará Zabaleta- renunció a su cargo por la nueva “norma” presidencial.
No es el único que debió hacerlo: Victoria Tolosa Paz debió dejar el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales y Martín Gill, la secretaría de Obras Públicas.
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