Buzos de la Selección, paseos y compras: cómo vive hoy la tripulación iraní del avión sospechoso
Junto con los venezolanos de ese vuelo, están desde hace 50 días instalados en el Plaza Central Canning; recorren el shopping en el que está su alojamiento y adquieren productos de perfumería, indumentaria y accesorios de tecnología
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Son venezolanos, pero la indumentaria de la selección argentina de fútbol permite identificarlos cuando se mueven en grupo. Varios de los 14 tripulantes venezolanos del avión de Emtrasur retenido desde hace un mes y medio en Ezeiza por orden de la Justicia, que investiga presuntos vínculos con el terrorismo, lucen buzos o pantalones de jogging con el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino. Esas prendas son la carta de presentación de un trío que regresa a sus habitaciones luego de desayunar y en el que está la única mujer de la tripulación, Victoria Valdiviezo Marval.
Los iraníes no son identificables por sus prendas futboleras, sino por su hermetismo, mayor aún al de los venezolanos, que se limitan a rechazar de modo amable pero firme las invitaciones a dialogar. Iraníes y venezolanos comparten esa negativa a hacer declaraciones públicas, el recorrido permanente y las compras de productos en el shopping. En este paseo comercial de Canning, los 19 tripulantes del vuelo de Emtrasur que llegó cargado de autopartes se convirtieron en parte del paisaje cotidiano.
Desde el 10 de junio, cuando se hospedaron en el Hotel Plaza Central Canning, en el que permanecen alojados, los tripulantes del avión caminan los pasillos del paseo comercial en el que está ubicado el hotel. Un puñado de empleados los conoce, les vendió algún producto o dialogó con ellos. Los ven caminar, principalmente a los venezolanos, de forma diaria. Para otros trabajadores del lugar, ya pasan inadvertidos, al punto que no recuerdan si los 14 venezolanos y los cinco iraníes siguen viviendo en el hotel, al que llegaron tras una breve estadía en el Holiday Inn. Ya no causan sorpresa ni son objeto de ningún despliegue policial visible.
Este martes, Gholamreza Ghasemi, piloto iraní del avión de Emtrasur, salió del hotel a las 8.55. Se dirigió a desayunar al restaurante italiano “È qui”, acompañado de otros tres tripulantes iraníes cuyos rostros no fueron tan difundidos como el suyo (a quien LA NACION registró en ese restaurante el 15 de junio). Llevaba barbijo y un buzo con capucha, elementos que le sirvieron para ocultarse cuando regresó con sus acompañantes y subió al ascensor del hotel. Al salir a desayunar, no tuvo ningún reparo especial, pero, al regresar, desvió su camino y su comitiva se dividió brevemente, hasta reencontrarse dentro del lobby.
Los iraníes se convirtieron, al igual que los venezolanos, en casi vecinos de los locales del shopping. Según pudo reconstruir LA NACION en el lugar, en lo que llevan de estadía compraron ropa y, para hacerlo, se comunicaron en inglés e incluso con alguna palabra en castellano. La semana que viene cumplirán dos meses en el país (el avión aterrizó en Ezeiza el 6 de junio).
Dos de los tripulantes que habían acompañado a Ghasemi en el desayuno regresaron al hotel a las 15, con una bolsa de papel madera de la cadena de comidas rápidas Burger King. Quizás para un almuerzo tardío en las habitaciones. Tras el desayuno, los tripulantes se mostraron un poco menos. Llegaron varias pizzas al lobby, y, a las 14, la venezolana Valdiviezo Marval salió a la puerta a recibir comida a domicilio. Ella reclamó judicialmente, a principios de julio, que la dejen volver a Venezuela para poder ver a sus tres hijos. En algunas oportunidades, los venezolanos recibieron en el hotel las visitas de funcionarios de su embajada en Buenos Aires, indicaron a este diario fuentes que conocen el día a día en el paseo comercial de Canning. Los gastos de alojamiento corren por cuenta de Emtrasur.
Después de desayunar, dos tripulantes venezolanos que también fueron juntos a almorzar se negaron a dialogar con LA NACION, al ser interceptados en una puerta lateral del shopping. Pasado el mediodía, volvieron a rechazar la invitación, cuando dejaron el hotel para ir a almorzar. Uno de ellos lucía un jogging gris de la selección argentina.
“No, disculpa”, se excusó el tripulante Ricardo Rendón Oropeza cuando se dirigía al almuerzo, pasadas las 12, con dos compañeros. Ese trío también se repitió en salidas posteriores, lo mismo que su negativa a hablar.
Los venezolanos también compraron ropa y productos de perfumería dentro del shopping, según pudo averiguar este diario en una recorrida. Incluso adquirieron fundas para modelos viejos de celulares (la Justicia les retuvo sus dispositivos para peritarlos) y averiguaron precios de otros productos tecnológicos.
Para los tripulantes no hay ningún operativo de vigilancia, cuentan con libertad de movimientos. La única presencia que se comentó en las adyacencias es la de policías de civil. Este martes, el operativo especial que se desarrolló en el Hotel Plaza Central Canning fue de la AFIP, que llegó con tres inspectores para hacer un control de facturación que demoró más de tres horas. No tuvo que ver con la causa judicial.
En el shopping dijeron haber visto a los tripulantes del avión recorrer siempre el paseo de compras. Pero hay algunos trabajadores del lugar que deslizaron que han salido a pasear y a realizar compras más allá del reducido radio de este centro comercial de Canning, en el distrito de Ezeiza y a pocos metros del límite con Esteban Echeverría.
“Aquí [por el hotel] empezó toda esta vaina”, dijo un empleado que le comentó uno de los tripulantes venezolanos, que ya lo saluda como “pana” (amigo). En el shopping contrastan el hermetismo de los iraníes con la amabilidad de los venezolanos, que saludan a varios comerciantes casi a diario, según pudo saber LA NACION a partir de consultas en el lugar.
La cotidianeidad se impuso y la tripulación del avión de Emtrasur investigado por supuestos vínculos con el terrorismo forma parte del paisaje usual de este paseo comercial. Al punto que, en varios comercios, se preguntaron si todavía permanecen en el hotel que es su morada desde el 10 de junio.
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