Buques de guerra, con escasos fondos
El 81% del presupuesto de la Armada se destina a los salarios del personal, mientras que sólo un 8,25% va al mantenimiento de los barcos; el Santísima Trinidad no se revisaba desde fines de los 90
Con menos días para navegar por año y cada vez más barcos en problemas por falta de mantenimiento , en la Armada crecen en mayor medida los gastos en personal que los fondos destinados a poner la flota a punto.
Más allá de que los sueldos consumen el 81% de todo el presupuesto de la fuerza naval, los gastos en personal crecieron este año un 23,8%, mientras los recursos para atender el mantenimiento de medios e infraestructura para el alistamiento operacional aumentaron sólo un 12% respecto de 2012. No llega a cubrir, así, la mitad del impacto inflacionario, según las mediciones más confiables.
En medio de la escasez de recursos para la operatividad de la fuerza, varios buques de la Armada tropezaron con dificultades en alta mar.
Las autoridades navales no se reponen aún del golpe más grave, ocurrido hace una semana, cuando el destructor Santísima Trinidad, que fue el buque insignia de la guerra de Malvinas, se fue a pique prácticamente en sus propias narices , amarrado a un muelle de la Base Naval de Puerto Belgrano.
"Con más del 80% de los recursos que se van en sueldos, queda poco y nada para funcionamiento, mantenimiento e inversión", lamentó el analista Rosendo Fraga, especialista en temas de defensa.
Para mantener a punto el estado de los buques, la Armada cuenta con $ 392,2 millones por año, apenas un 8,25% de los recursos de toda la fuerza, que ascienden a $ 4750 millones y de los cuales $ 3884 millones se vuelcan a los gastos que insumen los 23.700 efectivos de la fuerza.
Esas cifras del presupuesto indican que la Armada destina por día poco más de $ 1 millón a mantener la flota y diez veces más -$ 10,6 millones- al pago de sueldos y otros gastos de personal.
El año pasado, a la poca previsión política para evitar el embargo de la Fragata Libertad en Ghana se sumaron los daños en los generadores que dejaron varada a la corbeta Espora durante casi tres meses en Sudáfrica, entre otros barcos en problemas.
El diputado nacional Julio Martínez (UCR), que integra la Comisión de Defensa en la Cámara baja, transmitió también su inquietud por la falta de recursos para poner en condiciones la flota y advirtió que sobre un plantel de 60 barcos apenas funcionan 16 en la Armada.
El mantenimiento y el funcionamiento de los buques dependen del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada, donde se deciden y adonde se reportan todas las operaciones navales.
Al jefe de la fuerza, almirante Daniel Alberto Martin, le critican puertas adentro haber designado en ese puesto clave al contraalmirante Oscar Patricio González, veterano de Malvinas y formado en la Infantería de Marina, sin experiencia en la conducción de buques.
Reemplazó al contraalmirante Gastón Fernando Erice, que hizo toda su carrera en el comando de operaciones navales, pero dejó para asumir en noviembre pasado como subjefe de la fuerza.
Tras el retorno de la Fragata Libertad a Mar del Plata, se esperaba que el Gobierno definiera una nueva cadena de mandos en la Armada.
Pero, según pudo saber LA NACION, el hundimiento del destructor, además de obligar al almirante Martin a suspender sus vacaciones, pospuso la renovación que tenía en estudio el ministro de Defensa, Arturo Puricelli , quien tras reunirse con la Presidenta resolvió apartar a dos oficiales navales: el jefe de Mantenimientos y Arsenales, contraalmirante Alberto F. García Grigioni, y el jefe del Grupo de Desafectación del destructor, capitán de navío Marino Lorenzo Veccia.
Con ambas sanciones y las restricciones para que los marinos de la Base Naval se acerquen al muelle donde se hundió el destructor, el ministro Puricelli profundizó su teoría de que el barco habría sido víctima de un sabotaje. Incluso, no descarta visitar esta semana la Base Naval y el sitio donde se hundió el destructor.
"El primer sabotaje es el presupuesto que el Poder Ejecutivo envió al Congreso para el área de Defensa. No llega al 1% del PBI y no se pueden atender las necesidades mínimas. El Gobierno es el primer saboteador", advirtió a LA NACION el ex ministro del área Horacio Jaunarena.
"Era absolutamente previsible que pasara lo que pasó. ¡Y las cosas que seguirán pasando!", arriesgó el ex funcionario radical.
Revisiones
Cada cuatro años, según las prácticas recomendadas por expertos y organismos internacionales, los barcos de guerra deben ser sacados del agua y llevados a dique seco para una revisión completa.
Sin embargo, fuentes navales indicaron que el destructor Santísima Trinidad, que fue desactivado en 2004, no era llevado a esa etapa de revisión desde fines de los años 90.
"Cuando se revisan los buques en dique seco, se inspeccionan la integridad del casco, los espesores mínimos y la existencia de fisuras o posibles entradas de agua", explicó a LA NACION Ignacio Amendolara, vicepresidente de la Fundación Histarmar, dedicada a la preservación del patrimonio marítimo argentino y sudamericano.
También es frecuente la aplicación de pinturas especiales para darle mayor protección al casco, por el tiempo que pasa el barco a la intemperie, y evitar el impacto negativo que bajo el agua produce la vegetación. Nada de esto sucedió con el buque Santísima Trinidad.
Marinos y números
- $392
Millones
Es el presupuesto anual que destina la Armada para el mantenimiento de sus buques - 81%
Gastos en personal
La Armada aumentó este año el presupuesto para el personal, que consume buena parte de sus cuentas
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