Bronca, reproches y disputa de poder en Pro por la ofensiva de Milei para sumar a Bullrich como ministra de Seguridad
La titular del partido aceptó el ofrecimiento del presidente electo para sumarse al Gobierno cuando el exmandatario se encuentra en Medio Oriente y había pedido otro plan de acción; fuerte malestar en el macrismo e inquietud por el caso Ritondo
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El Pro es un tembladeral. El posible desembarco de Patricia Bullrich en el futuro gobierno de Javier Milei generó cortocircuitos en el partido fundado por Mauricio Macri hace más de veinte años. Es que el presidente electo se apresuró ayer a confirmar, a través de sus voceros, la incorporación de Bullrich como ministra de Seguridad y provocó una puja de poder entre Macri y la titular de Pro, sus socios electorales en el balotaje del último domingo, en medio de una compleja transición.
El expresidente había sugerido unificar criterios para negociar con Milei y consensuar el nivel de apoyo de Pro. Eso implicaba esperar que el libertario ofreciera un esquema híbrido para construir una coalición parlamentaria -una prioridad para evitar fracturas- e integrar al Pro al Gabinete. Satisfecho con la derrota de Sergio Massa, viajó a Medio Oriente en pleno tironeo por los cargos con La Libertad Avanza. “Antes de irse dijo que que sin el acuerdo por la presidencia de Diputados, no discutíamos lo demás. Es la garantía para dar gobernabilidad”, apunta un alto mando de Pro.
En las últimas horas Milei avanzó con ofrecimientos individuales a sus elegidos en el mundillo macrista. Sedujo a Luis “Toto” Caputo, con quien tenía un vínculo hace meses, y contactó a Bullrich para ponerla al frente del Ministerio de Seguridad. A su vez, sumó a Omar Yasín, que integró los equipos de Jorge Triaca y de la propia Bullrich, al Ministerio de Capital Humano como secretario de Trabajo.
Desde Medio Oriente, adonde viajó debido a compromisos por su rol en la FIFA y asuntos de negocios, Macri se despegó del eventual nombramiento de Caputo y transmitió sus reparos por la jugada de Bullrich, quien aún no confirmó públicamente que acepta el cargo, porque aguarda que Milei lo haga oficial. Ese anuncio se demora. Sin embargo, ella activó a sus colaboradores para rearmar los equipos para volver a conducir la cartera. “Patricia fue por la suya. Pareciera que Mauricio entra al gobierno por Economía y Seguridad, pero no lo hizo”, asegura un dirigente leal a Macri en Pro que monitoreó las conversaciones. Preferían una discusión en bloque.
En el entorno de la exministra son cautos después de las idas y venidas que hubo en torno a las posibles designaciones de Milei. Es una transición “desprolija”, evalúan. Repiten que el presidente electo ya había avisado que quería a Bullrich y la terminó de convencer ayer después de un llamado. “Jugaron ellos dos juntos y lo cerraron. Habrá que ver si después está o no Macri”, advierte uno de los interlocutores habituales de Bullrich. Sugieren que la exministra habría decidido negociar con Milei sin esperar a Macri, quien había diseñado otro plan de actuación para rediscutir los términos del pacto de Acassuso y garantizarle gobernabilidad a los libertarios.
A Bullrich le había molestado que el expresidente se entrevistara a solas con Milei el lunes a la tarde en el hotel Libertador. Se lo hizo saber a Macri. “No se cortó sola. La llamaron para aportar en ese lugar y se lo avisó a Mauricio”, comenta un allegado a la exministra. Ambos se habían contactado por Zoom el jueves a la mañana.
Es que el expresidente prefería tomar distancia y dar tiempo a Milei para que confeccione un acuerdo para delimitar cómo incorporaría a Pro. De hecho, el miércoles a la tarde, envió a Fernando de Andreis al Hotel Libertador para transmitir un mensaje concreto: no pedía cargos ni vetaba nombres. En otras palabras: no quería entrar en el poroteo, pese a que habilitaba ingresos de segundas y terceras líneas. Decía que no había apuro y que no quería que le endilgaran intenciones de cuentapropistas de Pro. Incluso avisó que no estaba al tanto de la reunión entre Caputo y Nicolás Posse en el hotel Four Seasons. Tampoco de la eventual llegada de Federico Sturzenegger al elenco de Milei.
Ritondo, una pieza clave
Además, sigue empantanada la chance de que Cristian Ritondo sea el presidente de la Cámara de Diputados, uno de los puestos más cotizados en la política, ya que los libertarios Posse y Francos insisten en promover a Florencio Randazzo, en un gesto a Juan Schiaretti, que ya se quedó con dos cajas codiciadas: la Anses y Transporte. El caso Ritondo genera máxima tensión en Pro. “Era lo que más hablado estaba. Randazzo no tiene ni un diputado”, se queja un exministro de Cambiemos que mantiene lazos con Ritondo.
¿Habrá consecuencias a la hora de votar si ese presunto acuerdo no se cristaliza y Ritondo pierde la batalla que se desató por ese puesto? La base electoral macrista presionará, descuentan en el bloque, para aprobar los proyectos tendientes a bajar el gasto público. Y no está claro cómo se ordenarán las tribus. “Randazzo es un globo de ensayo para bajar los costos de la negociación”, especula un exfuncionario de Macri. Ritondo habló ayer con Francos, pero no hubo avances. En el macrismo no descartan que el expresidente advierta que acompañará a Milei “desde otro lado” si se cae el caso de Ritondo, uno de los encargados de fiscalizar en Buenos Aires. “Sin la presidencia de la Cámara, se parte el bloque de Pro”, advierten. Es un mensaje a Bullrich, que ya aceptó el cargo y tendrá un grupo de legisladores propios a partir del 10 de diciembre.
Con esas tratativas estancadas, la titular de Pro salió a jugar en tándem con Milei y sorprendió a los macristas paladar negro. Hay quienes interpretan que se “cortó sola” por temor a quedarse afuera del Gobierno. “En Pro la sangre nunca llegó al río. Pero algo se rompió. La confianza ya no será la misma. Mauricio estaba enojado”, confiesa un leal de Macri en el partido. ¿Una rebelión de los “halcones”? “Es difícil pensar que no estuvo coordinado con Mauricio”, plantea uno de las espadas del expresidente en el Congreso.
Hasta ayer había rumores de que Guillermo Francos, futuro ministro del Interior, absorbería la cartera de Seguridad con el rango de secretaría. Ese trascendido habría encendido las alarmas en el bullrichismo. Mientras tanto, Hernán Lombardi se reunió ayer con Karina Milei para colaborar con la transmisión de la asunción presidencial. ¿Le interesa regresar a Medios Públicos o ir a Turismo? Por ahora los macristas de pura cepa están lejos de los puestos de poder.
Si bien dudaba de volver a la silla que ocupó durante la gestión de Cambiemos, Bullrich aceptó el ofrecimiento. Y ahora espera que Milei confirme su designación públicamente. ¿Por qué se demora? Hoy, Victoria Villarruel confesó que aún no había hablado con la titular de Pro. El líder libertario había dicho durante la campaña que Villaruel manejaría el área de Seguridad y Defensa. Cerca de Bullrich confían en que Villaruel no pondrá objeciones, pese a las señales de malestar la vice electa. Entre Bullrich y Villarruel hay dos nexos: Carlos Manfroni y Pablo Walter.
“Esto no es contra de nadie. Milei llamó a Patricia”, deslizó uno de los consejeros de Bullrich, en un intento de bajar la tensión en Pro. Aseguran que su desembarco en la administración de Milei no implica un acuerdo con Pro, el partido que ella preside. Es más, uno de sus laderos fieles desliza que el Pro ya es una “entelequia”, como el sello de JxC. “Macri no es el único vaso comunicante con Milei”, avisa uno de los más combativos del bullrichismo. ¿Milei le pidió ayuda a la exministra para “frenar” al expresidente en la pugna de poder? Esa es una idea que filtran escuderos de Bullrich. “El trasfondo es la disputa entre Milei y Macri. Que Patricia acepte el Ministerio es una consecuencia”, grafican.
Quienes la conocen desde hace años no dudan de que jugó una carta para marcarle la cancha a Macri y exhibir autonomía: “Patricia juega para Patricia”. De hecho, ahora negociaría para lograr el desembarco del radical Luis Petri en Defensa. “Todo quedó stand by”, dicen cerca de la exministra. La disputa de poder entre Macri y Bullrich ya había surgido en el germen del denominado Pacto de Acassuso, es decir, el acuerdo con Milei en la casa del expresidente para apoyarlo en el balotaje. Bullrich aceleró el anuncio y, desde ese momento, hubo recelos con Macri respecto de la autoría intelectual y política de la jugada. También comenzaron a chocar por la coordinación de la fiscalización. Varios dirigentes de Pro debieron dar muestras de fidelidad a uno u otro bando (bullrichistas o macristas) durante el operativo para reclutar fiscales. “Patricia tiene que entender que no soy como Cristina”, solía decir Macri antes de las elecciones generales.
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