Brigadier Isaac, jefe de las Fuerzas Armadas: “Quiero derribar el mito de que la oferta de China era mejor que la de los F-16”
El titular del Estado Mayor Conjunto defendió la compra de 24 aviones a Dinamarca y EE.UU. por 650 millones de dólares y dijo que no va a opinar sobre si implicó un “alineamiento” geopolítico
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Un salto de calidad y una vieja aspiración de la Fuerza Aérea, que él mismo condujo durante los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández. El brigadier general Xavier Julián Isaac, a quien el presidente Javier Milei puso al frente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, tiene en claro que la compra de los aviones supersónicos caza F-16 a Dinamarca, con equipamiento militar provisto por los Estados Unidos, fue la opción más favorable que tuvo la Argentina, por encima del ofrecimiento de China por los JF-17 Thunder, al margen de las diferencias geopolíticas.
“Sin ninguna duda, las condiciones económicas son mucho más favorables. Quiero derribar ese mito de que la financiación china era superadora. No lo fue. Si después geopolíticamente esto implicó un alineamiento, no me voy a meter en ese tema. Los F-16 fueron la mejor opción y la mejor oferta que tuvo el país”, aseguró el militar, de 61 años y 44 en la carrera militar, en una entrevista con LA NACION. Confirmó que el costo final de la operación por los 24 aviones asciende a 650 millones de dólares.
-¿Cuándo van a llegar los F-16?
-Los primeros estarán en el segundo semestre de 2025. A fines de este año llegará un avión escuela, que va estar en tierra, probablemente en Río Cuarto, para que nuestros mecánicos puedan hacer todo el proceso de instrucción, tocando el avión, viendo todos los sistemas, será el mejor entrenamiento. Es el avión número 25.
-¿Hay que esperar entonces hasta el año que viene?
- La Fuerza Aérea tiene que hacer muchas cosas para poner a punto la VI Brigada Aérea de Tandil, donde los F-16 tendrán su base. Hay que renovar la pista, los hangares, las instalaciones. Estas aeronaves tienen un motor muy potente, casi el doble de la potencia de un Mirage. Tienen una boca de admisión de aire muy grande debajo del fuselaje y aspira mucho, por lo que las pistas y las plataformas tienen que ser prístinas.
-¿Hay que hacer una inversión muy grande en la Brigada de Tandil?
-No tengo los números exactos. Podría oscilar entre 10 millones y 15 millones de dólares. No hay que hacer la brigada de nuevo, porque hasta hace diez años operaban allí los Mirage. Pero son necesarias modificaciones y trabajos que empezarán en breve y se extenderán un año.
-¿Las Fuerzas Armadas se sienten en un tironeo entre las presiones por estar cerca de China o de Estados Unidos?
-Cuando hicimos el proceso de selección del avión caza, yo no sentí ninguna presión de ningún lado. Ni de China, ni de Estados Unidos, ni de nuestro gobierno. Tal vez había preferencias políticas en favor de uno u otro avión. Pero nosotros hicimos la selección pura y exclusivamente en función de las capacidades del avión, el sostenimiento posterior a la compra y la posibilidad de adquirirlos sin descuidar la realidad económica del país. Los F-16 fueron la mejor oferta financiera y en materia operativa y de logística. Lo repito hasta el cansancio.
-Los exministros Nilda Garré y Jorge Taiana, a quien usted acompañó como jefe de la Fuerza Aérea, dijeron que la oferta de China por los aviones JF-17 Thunder era mejor.
-Presiones no hubo. Había deseos y uno lo escucha ahora. Pero no hubo presiones, porque tampoco compramos el avión chino.
-¿Las condiciones de compra de los F-16 eran más favorables?
-Sí, sin ninguna duda. Económicamente, las condiciones son mucho más favorables. Quiero derribar ese mito de que la financiación china era superadora. No lo fue, comparado con este avión. Si después geopolíticamente esto implicó un alineamiento, no me voy a meter en ese tema. Los F-16 fueron la mejor opción y la mejor oferta que tuvo el país.
-¿Para qué se usarán los F-16?
-La misión principal será el control del espacio aéreo. La capacidad supersónica permitirá hacer un control integral. Hoy, sin esa capacidad supersónica es imposible interceptar un móvil aéreo no identificado. Los F-16 tendrán un sistema de radares a bordo que complementará los radares en tierra. Y la Argentina se pondrá, así, a la altura de la región. La Fuerza Aérea hace mucho que no está en condiciones de participar en ejercicios combinados multinacionales con medios aéreos y armamentos de primer nivel, como sí lo hacen Chile y Brasil.
-¿Hoy hay muchas diferencias en estos ejercicios?
-Sí, en medios hay una gran diferencia. En conocimiento, doctrina y entrenamiento no, porque, ante la carencia de medios, la Fuerza Aérea puso mucho el ojo en la formación y capacitación de los pilotos.
-¿Qué tipo de armamentos tendrán los F-16?
-Tendrán misiles, bombas de guiado láser, toda la panopla de armamento actualizado, según los contratos que se firman con el gobierno de Estados Unidos, por vía separada de la compra de los aviones.
-¿Esos contratos están todavía en negociación?
-Está todo cerrado, aprobado por el Congreso de Estados Unidos, que es lo más importante, y estamos trabajando en la letra del acuerdo, que estaba esperando la firma de la compra de los aviones. Ahora se empiezan a ajustar los detalles de la provisión y adquisición del armamento.
- ¿El monto de estos contratos será similar a lo que costó el avión?
-Sí, es la otra parte de los 650 millones de dólares. La compra del avión fue por 300 millones y el sistema de armas rondará los 340 millones o 350 millones. Hay un subsidio que nos dará Estados Unidos por 40 millones de dólares.
-¿Qué implica esa ayuda? ¿Es habitual?
-No. Estados Unidos tiene dos sistemas de asistencia a los “países amigos”. El FMS, por el cual otorga facilidades de pago en una compra, y el FMF, que es un apoyo económico. En este programa entramos inicialmente con el subsidio por 40 millones de dólares.
-¿Hay antecedentes de una ayuda similar a la Argentina?
-En la compra de los A4-AR hubo alguna ayuda. En el caso de los F-16 es significativo que Estados Unidos haya ayudado en la compra de los aviones, ya que como fabricante tiene la última palabra frente a ventas a un tercero.
-¿Al tratarse de aviones supersónicos, los F-16 serán empleados para interceptar vuelos irregulares, una de las vías del narcotráfico?
-Esto es para controlar el espacio aéreo ante cualquier tipo de vuelo irregular. Si el vuelo irregular es un Cessna 152 que vuela a 100 nudos, la Fuerza Aérea tiene otros medios, como los IA-63 Pampa y los Tucano. Pero para poder ir de un lado a otro en tiempo y forma para poder ejercer el control el avión supersónico es el que hace la diferencia. Es lo que el país necesita para jugar en Primera División.
-Los F-16 tienen una antigüedad de 40 años. ¿Es un problema?
-No. El avión se mide por el tiempo de vida remanente que le queda, las horas de vuelo que le pone cada usuario. El B-52, que es punta de lanza de la aviación estratégica de los Estados Unidos, tiene 75 años y va para 80. Y está volando sin ningún problema. No es lo mismo que un auto. Es determinante lo que lleva adentro el avión, cómo se lo va modernizando. Algunos no lo quieren ver.
-¿Cómo repercute esta adquisición en las Fuerzas Armadas?
-Es un antes y un después para las Fuerzas Armadas. Camaradas del Ejército y de la Armada están más que felices que la Fuerza Aérea haya dado el primer paso. Lo necesitaba el país y el instrumento militar.
-¿Esto coloca a la Fuerza Aérea en un escalón por encima del Ejército y la Armada?
-La coloca en un sistema de vanguardia. El Ejército está cerca de avanzar con la adquisición de vehículos blindados 8x8, vienen muy bien las negociaciones. Y sigue con la modernización de los tanques TAM.
-¿Con quiénes son esas negociaciones?
-Una parte es con Canadá, que es la dueña de una serie de vehículos que están en Nueva Zelanda, y habrá una segunda parte con Estados Unidos.
-¿Y la Armada?
-Es un negocio caro el de la Armada. Tiene que renovar su flota, modernizarla, actualizarla o incorporar unidades. Nos enfocamos mucho en el submarino, lo cual está muy bien, pero también hay un déficit en la flota de superficie. El jefe de la Armada está enfocado en recuperar la capacidad submarina y recuperar la flota de superficie. Y estamos empeñados en poner a las Fuerzas Armadas en los niveles en los que siempre debimos estar.
-¿En qué instancia está la posible compra de un submarino?
-La construcción de un submarino lo veo difícil porque se ha perdido la capacidad. Un submarino nuevo vale mucho. La Armada está trabajando en ver opciones de acortar la brecha hasta tener uno nuevo, mediante la incorporación de un submarino usado, para que nuestra gente pueda mantener por lo menos el adiestramiento. En el sistema de armas, mantener el adiestramiento es tan importante como tenerlo. De poco vale incorporar algo si uno no está preparado.
-¿En qué plazos puede definirse la adquisición de un submarino?
-No soy tan pesimista. Espero que de acá a fin de año se puede llegar a tener algo en carpeta con firmeza.
-¿Qué planes hay con miras a la Antártida?
-En la Antártida tenemos una incesante actividad. Estamos trabajando mucho en la base Petrel, que por sus características geográficas es mucho más benigna que Marambio para ser puesto de acceso a la Antártida, porque está a nivel del mar. Respecto a la Base Naval Integrada todavía está en papeles. Hay que proyectarla, hay que financiarla. Estados Unidos tiene interés en ayudar, pero primero la Argentina tiene que definir qué quiere hacer, cuántos recursos hacen falta y en qué tiempo se va ejecutar. Después se verá cómo lo llevamos adelante.
-¿No está definido todavía cómo será la Base Naval Integrada?
-No, no está definido como lo estaba la compra de los aviones, que ya tenía un contrato hecho. Con la Base Naval Integrada estamos recién empezando a avanzar. Está la voluntad política, y es muy bueno para el país tener una Base Naval Integrada que permita proyectar vía marítima el apoyo a la Antártida y hacerle de sostén a muchísimos buques que circulan por la zona y pueden necesitar un apoyo logístico. Pero todavía estamos en los inicios.
-Persiste en las FF. AA. un reclamo salarial y la equiparación de haberes con las fuerzas de seguridad.
-Sí, se esperan novedades en breve. Con una inflación del 200% anual y una resolución que estaba atada a los sueldos de marzo de 2023, el porcentaje de las dos cuotas que quedaban pendientes era insignificante. No iba a tener impacto en el bolsillo porque se lo comía la inflación. Estamos trabajando en completar esas dos cuotas que faltan, pero con una visión más realista de cuál es la economía del país. No era bueno cumplir las cuotas por cumplir.
-¿Con esas dos cuotas no se llegaba a la equiparación salarial con las fuerzas de seguridad?
-No, definitivamente no. Hubiéramos cumplido con la cuarta y quinta cuotas, pero no se habría llegado a nada. Es una discusión política e innecesaria, pero a mí me importa el impacto en el bolsillo de la gente. Prefiero esperar que se acomode la inflación y el impacto va a ser mayor. El ministro Petri lo tiene bien en claro.
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