Jair Bolsonaro envía un funcionario clave para reconstruir la relación con la Argentina
En el proceso de reconstrucción del vínculo política entre Argentina y Brasil, el viaje de un funcionario clave de Jair Bolsonaro aparece como la confirmación de que la relación goza de buena salud después de algunos cortocircuitos.
El almirante Flávio Viana Rocha, secretario de Asuntos Estratégicos de Brasil y hombre de máxima confianza de Bolsonaro, llegará mañana a Buenos Aires. Rocha, posiblemente el militar en el gobierno más escuchado por el presidente brasileño, llega invitado por su par argentino, Gustavo Béliz, y cumplirá una agenda de reuniones de dos días.
Es la primera visita de alto rango del gobierno de Bolsonaro a la Argentina desde la asunción de Alberto Fernández, cuando el brasileño amenazó con no enviar a nadie a Buenos Aires y finalmente viajó el vicepresidente Hamilton Mourão. Todo un gesto del relanzamiento de la relación bilateral en los últimos meses del año pasado, interpretan en la embajada de la Argentina en Brasilia.
Además del encuentro con el secretario de asuntos estratégicos argentino, en Casa Rosada, Rocha se verá cara a cara con el ministro de Economía, Martín Guzmán; con el ministro de Defensa, Agustín Rossi; y con el canciller, Felipe Solá. Durante todas las actividades lo acompañará el embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, quien ha forjado un vínculo estrecho con el almirante.
Cerca del embajador de Argentina en Brasil aseguraron que será una visita esencialmente "política", introductoria para explorar proyectos conjuntos entre Argentina y Brasil y profundizar la integración en el sector energético, de defensa y de infraestructura.
Podrá ser el pie para la continuación de algunas mesas de trabajo entre ministerios de ambos países que se dieron en los últimos meses. Interesa especialmente, por caso, que el ministro de Energía, Darío Martínez, y Bento Albuquerque, su par brasileño, puedan encontrarse en los próximos meses para seguir discutiendo el proyecto de un gasoducto que podría unir Vaca Muerta con Uruguayana, en el sur brasileño.
El viernes, el nuevo embajador de Brasil en Argentina, Reinaldo Salgado, le ofrecerá a Rocha un almuerzo de honor, en el que también participará Scioli.
Rocha, considerado el funcionario "más amigo de la Argentina" en la mesa chica de Bolsonaro, ha sido según reconocen varias fuentes uno de los artífices de la reconstrucción del vínculo político entre las administraciones de Argentina y Brasil, que tuvo como punto más alto el primer diálogo entre presidentes el 30 de noviembre.
"Fue clave, si no fuese por él (Rocha), ese diálogo no se hubiese hecho", contó a LA NACION una fuente diplomática que acompañó de cerca los entretelones del diálogo entre Fernández y Bolsonaro.
Responsable entre otras tareas por el asesoramiento a la presidencia brasileña en asuntos internacionales, Rocha llegó al gobierno por invitación de Bolsonaro en febrero de 2020. Conocía al derechista de su paso por la cámara de diputados, cuando trabajó en la asesoría parlamentaria de la Marina y el actual presidente brasileño era diputado federal. Su designación significó un debilitamiento de la llamada "ala ideológica" del bolsonarismo, que perdió terreno con el desembarque de un hombre de un perfil más pragmático en un cargo clave.
Cena en La Ñata
La estadía del almirante, quien cuenta con oficina en el tercer piso del palacio presidencial del Planalto, será también una oportunidad para empresarios argentinos. Scioli ofrecerá el jueves en La Ñata una cena en la que reunirá a los principales empresarios con intereses en Brasil, del rubro Pymes, representantes de grandes empresas y también del sector energético. "La idea es ponerles a disposición a alguien de diálogo directo con Bolsonaro", contaron cerca del embajador.
La cercanía de Rocha con la Argentina antecede a su llegada al gobierno y nació, en parte, durante su trayectoria militar. El almirante, de 58 años y nacido en Fortaleza, participó durante dos años de una misión de reparación del ARA Santa Cruz, el submarino argentino gemelo del ARA San Juan. El Santa Cruz llegó a Río de Janeiro en 1999 para una modernización de media vida, en un trabajo cooperativo entre las armadas brasileña y argentina.
Cearense, oriundo del estado de Fortaleza, suele atribuírsele al almirante un papel destacado para descongestionar los conflictos y también en el reperfilamiento del gobierno de Bolsonaro, que a partir de mediados de 2020 disminuyó las declaraciones polémicas y las fricciones constante con otros poderes: posiblemente lo mismo que necesitaba la relación entre Brasil y Argentina, deteriorada por agravios entre jefes de estado.
Justamente el pragmatismo que empujó, reconocen en la embajada Argentina, para ayudar a sortear los desentendidos y agresiones entre presidentes y convencer a Bolsonaro de poner en primer plano la relación bilateral. A principios de la semana pasada,luego del malestar en la embajada argentina por el decreto que estableció una cuota de importación de trigo fuera del Mercosur sin arancel, Rocha intermedió para que Scioli pudiera plantear su preocupación en un diálogo privado con Bolsonaro.
"En los primeros meses de convivencia hubo personas cercanas al Presidente que hablaban tonterías. Pero si a Argentina le va mal, a nosotros también nos va mal. La relación es estratégica", razonó una fuente brasileña con acceso al despacho de Rocha.
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