Boleta única de papel: habría acuerdo en el Senado para destrabar el proyecto
Tras sigilosas negociaciones entre el Gobierno y los bloques dialoguistas avanzaría el mes próximo la iniciativa que aprobó Diputados en 2022 y que quedó empantanada en enero por diferencias con dos fuerzas provinciales
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Luego de seis meses de estancamiento y como resultado de sigilosas negociaciones que involucraron a la Casa Rosada, la vicepresidenta Victoria Villarruel y senadores de la oposición dialoguista, el Senado está muy cerca de alcanzar un acuerdo para destrabar el tratamiento del proyecto de ley que instaura el uso de la boleta única de papel para las elecciones nacionales.
La iniciativa quedó estancada a principios de enero último cuando la senadora Mónica Silva (Juntos Somos Río Negro) presentó un dictamen alternativo al texto que había aprobado la Cámara de Diputados a mediados de 2022. A esa propuesta sumaron su apoyo los misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, ambos del Frente Renovador de la Concordia.
Sin esos tres votos y con el kirchnerismo decidido a bloquear la sanción de una ley que implemente la boleta única de papel, el proyecto perdió la mayoría absoluta de 37 votos que requiere la Constitución para aprobar una reforma electoral en el Senado. Así, con dos dictámenes apoyados por 36 senadores cada uno, el proyecto nunca pudo llegar al recinto de la Cámara alta.
Según coincidieron dos fuentes legislativas consultadas por LA NACION, la solución para terminar con el empantanamiento pasaría por aceptar una de las propuestas del dictamen de Silva: la eliminación de la opción del casillero que, con una sola tilde, permite votar la lista completa.
El acuerdo cuenta con el visto bueno del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y del asesor presidencial Santiago Caputo y se haría público en un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales en los primeros días de agosto.
De esta manera, el texto volvería modificado en segunda revisión a Diputados, pero el proyecto alcanzaría la mayoría constitucional para su aprobación en el Senado. Desde la Cámara baja, las bancadas dialoguistas ya habrían dado el visto bueno y garantizarían los votos para aceptar el cambio y sancionar, por fin, el uso de la boleta única de papel y ponerlo en práctica en las elecciones de medio término del año próximo.
Uno de los que trabajó en la búsqueda del consenso que permita destrabar el trámite legislativo de la iniciativa fue el radical Maximiliano Abad (Buenos Aires), quien en las últimas tres semanas mantuvo reuniones en el Senado y en la Casa Rosada para tratar de que el texto llegue al recinto. “Con este cambio en el proceso electoral, vamos a mejorar la calidad de las elecciones: se eliminan las prácticas fraudulentas sobre los votantes, se garantiza la igualdad de oportunidades y de recursos para todas las fuerzas políticas, se ahorra una enorme cantidad de recursos en la impresión de boletas y contribuimos con el cuidado ambiental”, afirmó en diálogo con LA NACION.
En línea con la postura adoptada por la oposición dialoguista en Diputados, el legislador se opuso a la eliminación de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias que impulsa el Gobierno. “Es necesario defender la participación democrática de las primarias abiertas, que es un sistema que podría mejorarse, pero los cambios no nos pueden llevar al pasado porque antes de las PASO decidían las elites partidarias”, opinó Abad.
La proximidad del acuerdo también fue confirmado desde el entorno de Villarruel, en el que aseguraron que la propuesta tiene el visto bueno del vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y la secretaría de Planeamiento Estratégico Normativo, María Ibarzábal Murphy. En ese sentido, los colaboradores de la vicepresidenta aseguraron que el Poder Ejecutivo aprovechará la ocasión para sugerir algunos cambios, aunque no serían de fondo, que se sumarían a la eliminación del casillero del voto a la lista completa que permitiría vencer la resistencia de los senadores de Río Negro y Misiones.
En sintonía con Abad se manifestó la porteña Guadalupe Tagliaferri (Pro). “Estoy a favor de la boleta única y en contra de eliminación de las PASO”, dijo. En ese sentido, la legisladora aseguró que “lo que se ahorra con la puesta en práctica de la boleta única se compensa el gasto que implican las primarias, argumento que usa el gobierno para fundamentar su eliminarción”. Además, se mostró dispuesta a eliminar el casillero del voto a lista completa “si eso destraba el tema”.
“Más allá del ahorro de dinero la boleta única es un cambio de paradigma porque se pasa de la boleta partidaria a la boleta institucional”, sumó su opinión la radical Mariana Juri (Mendoza). “Casi todo el mundo usa boleta única, sólo cuatro países quedan con el modelo de boleta partidaria”, agregó.
Dos modelos
En realidad, la propuesta impulsada por la rionegrina Silva y el misionero Arce impulsa el uso de la boleta única de papel, pero en base al sistema que se aplica en la provincia de Santa Fe, en donde cada categoría en juego en la elección se vota en una papeleta por separado.
El texto aprobado en Diputados, por su parte, adopta el sistema que se aplica en la provincia de Córdoba, en el que todas las categorías están incluidas en una sola boleta y que incluye lo que se denomina el “botón de lista completa”, un casillero por el cual, al tildarlo, el elector manifiesta su intención de votar por todos los candidatos de una misma fuerza.
El debate entre estos dos sistemas estuvo presente cuando el tema se discutió en Diputados. Aquel debate se terminó saldando a favor del método cordobés por el peso de las fuerzas con alcance nacional, a quien una sola boleta les permitiría beneficiarse con el efecto arrastre de las figuras más fuertes de la agrupación. Este fenómeno se produce con más fuerza en las elecciones presidenciales, donde el candidato a jefe del Estado impulsa al resto de los postulantes.
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