BID. Mauricio Claver Carone se convirtió en el primer presidente del organismo de EE.UU.

WASHINGTON.- Mauricio Claver-Carone se convirtió en el primer presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de Estados Unidos, un quiebre histórico en la arquitectura de gobernanza global de la posguerra, que marcó un avance de Washington en el organismo y dejó a la vista la debilidad y las fracturas de América latina, incapaz de encontrar un candidato de consenso por las divisiones ideológicas entre los países de la región.

Nacido en Florida, hijo del exilio cubano, Claver-Carone, 44 años, fue electo en una votación virtual y cerrada del directorio del BID en la cual obtuvo el respaldo de 30 países, que reúnen el 66,8% del capital del banco: 23 naciones de América, incluidos Estados Unidos y Canadá, y siete del resto del mundo. Hubo cinco abstenciones de América latina, la Argentina, Chile, México, Perú y Trinidad y Tobago, a los que se sumaron los socios de la Unión Europea, indicó la Cancillería. Las abstenciones sumaron el 31,23% del poder de voto del board.

"Esta victoria es para Latinoamérica y el Caribe", dijo Claver-Carone en un comunicado. "Mi compromiso sigue siendo el mismo: trabajar con los países miembros del BID para delinear una estrategia para fortalecer el banco, responder a las necesidades de la región y crear oportunidades para la prosperidad compartida y el crecimiento económico", agregó.

Claver-Carone, quien se convertirá en el primer presidente del BID que no surge de América latina, obtuvo un triunfo holgado. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aliado –y admirador– de Trump, lo respaldó, al igual que el mandatario colombiano, Iván Duque, quien suscribió hace poco un acuerdo de cooperación con Washington al que llamó "un nuevo Plan Colombia". A ellos se sumaron Canadá, Uruguay, el gobierno de Juan Guaidó de Venezuela, Paraguay, Ecuador y casi todo el Caribe.

Su candidatura había generado rechazo en América latina y Europa, y también en Washington. La Argentina, Chile, Costa Rica y México pidieron postergar la votación, una movida respaldada por el jefe diplomático de la Unión Europa, Josep Borrell, y cinco expresidentes de la región: Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Ricardo Lagos, de Chile, Juan Manuel Santos, de Colombia; Ernesto Zedillo, de México, y el uruguayo Julio María Sanguinetti, a quienes se sumó el español Felipe González.

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La ausencia de un candidato de consenso abrió una oportunidad para Claver-Carone, quien desplegó una poderosa campaña diplomática, y prometió ampliar el capital del banco para responder a la pandemia del coronavirus y contrarrestar la creciente influencia de China en la región. Pekín se retiró de la votación.

Costa Rica había propuesto a la expresidenta, Laura Chinchilla, mientras que el gobierno de Alberto Fernández, con el respaldo de México, mantuvo latente hasta último momento la posibilidad de nominar a Gustavo Béliz. Pero ninguno logró respaldo, y la movida para postergar la elección fue rechazada de cuajo por el gobierno de Trump, que se movió para apuntalar a su candidato. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de buena relación con Trump, terminó privilegiando la relación con Estados Unidos a la afinidad ideológica con Fernández. Y Costa Rica, al final, le dio su voto a Claver-Carone.

"Es sobre todo una derrota simbólica muy humillante para América latina, pero que realmente refleja la debilidad y las divisiones de los latinoamericanos, que fueron incapaces de siquiera conservar algo que era suyo hace 60 años", dijo a LA NACION Jorge Castañeda, quien fue canciller de México en el gobierno de Vicente Fox.

Castañeda cree que el BID seguirá operando igual que antes, y que Estados Unidos no atará condicionalidades políticas a los préstamos.

Pero otros temen que Claver-Carone ideologice al banco. Como director para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Claver-Carone impulsó sanciones y una política dura hacia Venezuela, Cuba y Nicaragua, la "tiranía de la troika", en la visión del gobierno de Trump. La Argentina, principal país receptor de los préstamos del BID, dijo que el banco no debía convertirse en "una herramienta de intervencionismo diplomático".

"Desde la política de Medio Oriente hasta las reglas sobre inmigración, los gobiernos latinoamericanos han buscado pacificar a la administración Trump. Es comprensible, dado lo inflamables que se han vuelto las relaciones con Estados Unidos bajo este presidente. Aún así, la votación del BID fue un impresionante sacrificio colectivo de intereses regionales", dijo Benjamin Gedan, director del Argentina Project en el Centro Woodrow Wilson.

La posición de la Argentina

La disputa por la presidencia del BID había sumado un nuevo foco de tensión con Estados Unidos en un momento delicado por la elección presidencial entre Trump y el candidato demócrata, Joe Biden, que definirá el futuro de la Casa Blanca, vital en la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero en Washington dudan que pueda llegar a descarrilar la relación bilateral con la Argentina, clave para el futuro de la economía.

Hace dos días, el gobierno argentino anunció que se abstendría en la votación, y que desistía de la nominación de Béliz, en un intento por evitar una confrontación directa con la Casa Blanca. Tras la elección, la Cancillería emitió un comunicado en el que destacó el porcentaje de abstenciones en la votación, y saludó el triunfo del norteamericano.

Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, brindó una nueva señal de respaldo al flamante presidente electo del BID al definir a Claver-Carone como "un líder visionario en el avance de la prosperidad en el hemisferio occidental" y un "firme defensor de las instituciones democráticas". Pompeo afirmó que Estados Unidos trabajará "estrecha colaboración con él durante su mandato como presidente de esta organización esencial, ya que revitaliza las economías de América Latina y el Caribe".

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