Bertie Benegas Lynch, el “librepensador” que no hizo más que reflejar el pensamiento íntimo de Milei
El diputado, un adalid del dogma libertario, puso en tela de juicio la obligatoriedad de la educación, al igual que hizo Milei en campaña; encabezará la Comisión de Finanzas de la Cámara baja
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En el bloque de diputados de La Libertad Avanza lo llaman, con cariño, el “librepensador”: convencido de que el dogma ultraliberal es una filosofía de vida que no se ciñe a lo estrictamente económico, Alberto Tiburcio “Bertie” Benegas Lynch –de él se trata– es un cruzado de las ideas libertarias y uno de los pocos que saben traducir fielmente el pensamiento íntimo del presidente Javier Milei. Es por ello que el Presidente no lo censura aun cuando lo que diga no sea lo políticamente correcto o afecte la imagen de su fuerza política. Este lunes, de hecho, Milei planteó que su frase sobre el trabajo infantil fue desafortunada, pero defendió al diputado al afirmar que “fue sacado de contexto” y cuestionar al periodismo.
Muestra de esta confianza inquebrantable es la inminente designación de Benegas Lynch al frente de la Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados. Se trata de una de las comisiones económicas claves junto a la de Presupuesto y Hacienda, que comanda otro libertario de lealtad probada, José Luis Espert. Formación le sobra para ese puesto: Benegas Lynch durante diez años se desempeñó en el Banco Santander y otros doce años como Director General de Universia Argentina. Nunca pisó el sector público hasta que decidió acompañar a Milei en su aventura a la Presidencia como primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires.
Tal vez sea por este escaso roce político y mediático que su verborragia le hace pasar a menudo malos momentos no sólo al propio Bertie, sino también a su fuerza política. Sus últimas declaraciones, sin embargo, cruzaron el límite de lo políticamente tolerable al punto que desde la Casa Rosada la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y el vocero presidencial Manuel Adorni, debieron tomar distancia en nombre del Gobierno.
“Yo no creo en la obligatoriedad de la educación. Es una responsabilidad de los padres. Vos a tu hijo le querés dar lo mejor”, lanzó Bertie. “Muchas veces puede pasar en la estancia, y sobre todo en Argentina, que no te podés dar el lujo de mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller junto al padre trabajando y no lo puede mandar a la universidad”, remató.
En rigor, Bertie no hizo otra cosa que reproducir fielmente el pensamiento de su jefe político. Hace casi un año, en los albores de la campaña electoral fue el propio Milei quien sorprendió con que no estaba de acuerdo con la obligatoriedad en la educación. “¿Vos querés obligar a un ser humano a que haga algo?”, fue la reacción del libertario cuando, en una entrevista, se le preguntó si estaba de acuerdo con la educación obligatoria. “El sistema de la obligación no funciona y solo el 16% de los chicos terminan el secundario”, descerrajó el entonces candidato, convencido que cada familia es la que debe decidir qué tipo de educación darles a sus hijos.
Investido con la banda presidencial, Milei ahora modera esos ímpetus. Ante la polémica que despertaron los dichos de Bertie, el Presidente, si bien lo defendió, admitió que la frase de su amigo fue “desafortunada”. Y, como no podía ser de otra manera, le echó la culpa al periodismo por “sacar de contexto” sus palabras. “Hay medios a los que no hay que ir. Fue un error de Bertie ir ahí. Hay periodistas que trabajan para destruirnos”, fue la defensa que enarboló Milei.
En la bancada oficialista creen, como Milei, que el periodismo exageró la controversia, aunque admiten que no es la primera vez que sus dichos, por lo extravagantes, afectan la imagen de la fuerza. Fue Bertie, por caso, quien propuso la privatización de los recursos marinos –dijo que las ballenas y otras especies en extinción fallecen porque no hay alambrado–; también desató polémica cuando aseveró que los comedores comunitarios “compran porquerías” y “se afanan la comida”.
Aun así, sus compañeros de bloque tienen a Bertie en lo alto. “Es un intelectual muy formado, inteligente y, sobre todo, un caballero. Un hombre capaz y criterioso”, exaltan. “El problema es que a veces se pasa de rosca”, deslizan. Será por eso que, desde su último desliz, Benegas Lynch decidió apagar su celular y llamarse a silencio. Hasta que baje la espuma.
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