Silvina Batakis aterrizó en Washington y se reúne con el FMI y el Tesoro de EE.UU.
En medio de una ola de calor agobiante en Estados Unidos, la ministra de Economía trabaja en la embajada en los preparativos para sus reuniones con Kristalina Georgieva, funcionarios del gobierno de Joe Biden y empresarios e inversores
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WASHINGTON.- La ministra de Economía, Silvina Batakis, se moverá este lunes en Washington en un espacio de apenas cinco cuadras para abrir su agenda oficial con dos encuentros decisivos para sus planes y el futuro de la economía argentina: estará en el Departamento del Tesoro, donde se reunirá con David Lipton, y en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde verá a Kristalina Georgieva. Sin margen político para dar un golpe de timón, Batakis comenzará a tantear el terreno con el Fondo para definir cómo contendrá la crisis y mantendrá a flote el programa económico, una discusión que, en la Argentina, aparece ahora centrada en el dólar y en la política cambiaria.
Batakis llegó el domingo por la tarde a Washington, en medio de una ola de calor agobiante, junto con la viceministra, Karina Angeletti. Luego de instalarse en el hotel se reunió con el embajador Jorge Argüello y su equipo, en la embajada, para terminar de pulir su agenda. Por la noche, cenaba con Argüello en su residencia. Este lunes, la jefa del Palacio de Hacienda irá al Tesoro, al Fondo y al Banco Mundial. El martes tendrá la agenda empresaria, con encuentros con inversores y analistas de Wall Street, y reuniones con ejecutivos de empresas norteamericanas, incluido un encuentro en la Cámara de Comercio.
El viaje de Batakis a Washington ganó envergadura luego de que se suspendió la visita del presidente Alberto Fernández a la Casa Blanca debido al contagio de Covid-19 de Joe Biden, quien sigue en franca mejora –su médico informó que sus síntomas “continúan mejorando significativamente”– y podría retomar su agenda en los próximos días.
Batakis ya tuvo una primera conversación telefónica con Georgieva y el staff del Fondo poco después de asumir, pero este lunes tendrá la presentación oficial, y la oportunidad de verlos cara a cara y tener una lectura de primera mano de la predisposición real y las exigencias del Fondo para retocar el acuerdo aprobado en marzo. Tanto el Gobierno como el Fondo renovaron su compromiso con el programa, y dijeron que mantendrán las metas. Pero economistas, inversores y empresarios creen que el acuerdo es incumplible bajo los parámetros actuales, y será enmendado.
Georgieva dijo después de esa llamada que esperan discutir la implementación del programa de la Argentina en un entorno “muy desafiante”, y al hablar del plan en una entrevista con Reuters advirtió que pueden ser necesarias “acciones dolorosas”. El vocero del Fondo, Gerry Rice, evitó dar más detalles en una conferencia de prensa posterior sobre esa frase, pero insistió en que los objetivos del plan “quedan”. El board del FMI ya tuvo una reunión informal para evaluar el cambio de nombres en el Ministerio de Economía y la marcha del plan.
Tras asumir, Batakis se preocupó por brindar señales ortodoxas en sus primeras declaraciones públicas. Se mostró comprometida con el equilibrio fiscal y las metas acordadas por su antecesor, Martín Guzmán, plasmadas en el programa aprobado en marzo, que ya fue retocado en su primera revisión.
“Nosotros no vamos a gastar más de lo que tenemos. Se mantienen las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional”, dijo Batakis en su primera conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda.
Pero Batakis también señaló que seguramente el acuerdo sufrirá “algunas modificaciones porque el mundo está cambiando continuamente”, y se refirió a la guerra en Ucrania, que disparó los precios del gas –que la Argentina debe importar en el invierno–, el petróleo y los alimentos.
El último informe del staff del Fondo sobre el programa ya había remarcado que los riesgos de la implementación de políticas eran “agudos” en el contexto de “un entorno económico, social y político muy complejo y de presiones salariales y de gastos constantes”. Y el Fondo advirtió también que si no se abordaba la alta inflación, el alza del costo de vida “podría alimentar aún más el descontento social y debilitar el apoyo político al programa”. Estos riesgos, indicó el organismo, no pueden mitigarse por completo mediante el diseño de programas y la planificación de contingencias.
El acuerdo ya está al límite. La primera y la segunda revisión se cumplieron con una dosis de trucos contables. Antes del último derrape, que llevó a los dólares paralelos arriba de los $300 y amplió la brecha con el dólar oficial, el Fondo dijo que el Gobierno debía hacer un ajuste real del gasto público de casi el 8% en el segundo semestre para llegar a la meta fiscal, que pautó un déficit primario del 2,5% del producto bruto interno. El Gobierno ha dejado trascender que hoy el déficit está arriba del 4% anual. El Gobierno también tiene un serio problema de financiamiento: el mercado de deuda en pesos se secó, la recaudación no se ha movido como estaba previsto, y el cupo de emisión del Banco Central ya está prácticamente agotado.
Estos son los temas que discutirá con el Fondo en esta visita y más allá, en busca de un margen más amplio que le permita mantener a la economía entre algodones.
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