Balotaje 2023 | Los tres factores clave que Massa y Milei siguen en esta elección
La participación, el voto afirmativo por uno u otro candidato y la fiscalización tendrán un peso relevante en esta jornada
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No faltaba nada en las vísperas para que a este balotaje le sobrara dramatismo y tensión. Pero las encuestas cerradas en las 48 horas previas a la elección aportaron un nuevo elemento. Salvo contadísimas excepciones, la mayoría da un favorito, que es Javier Milei, pero hay un elemento que permite mantener la incertidumbre a pleno. Todos los sondeos tienen un elevado porcentaje de indecisos, pese a la proximidad del comicio, que podrían alterar las proyecciones y desbaratar pronósticos.
En ese contexto, dirigentes, consultores y estrategas de campaña de las dos fuerzas en pugna coinciden en que hay tres factores clave para definir esta elección a la que parecía llegarse con una paridad aun mayor que la que dieron los últimos sondeos. La participación (cuántos electores vayan hoy a votar), el voto afirmativo por uno u otro candidato y la fiscalización tendrían un peso relevante.
Esos tres elementos permiten al equipo de Sergio Massa mantener la confianza en que, al final, el candidato oficialista terminará imponiéndose, aunque por un margen muy ajustado. Sus propias encuestas no son las que les permiten sostener la ilusión, ya que las dos a las que le han dado más credibilidad durante toda la campaña muestran diferencias muy mínimas, dentro del margen de error, a favor de Massa. Nada en que confiar.
Por eso, la esperanza massista se sostiene en que, como ocurrió en la primera vuelta, el aparato peronista imponga la capacidad de movilización de sus fieles y que baje la participación de los que rechazan a su candidato o están enojados con el oficialismo, por la pésima performance del gobierno al que el ministro-candidato pertenece.
Según admiten referentes territoriales oficialistas, no han faltado recursos -más bien, todo lo contrario- para lograr el objetivo y evitar que ellos y su gente no pongan todo su esfuerzo a raíz de que ya resolvieron su destino electoral en las elecciones locales. “A mí me dieron el doble de lo que necesitaba”, reveló un puntero de una provincia del norte que fue crucial para que Massa se impusiera el 22 de octubre. No se trata de un solista. Hay un coro que replica la misma melodía.
En el espacio libertario, en cambio, esperan que el fin de semana largo no afecte la asistencia de sus votantes menos convencidos, pero a los que los anima un fuerte rechazo a la continuidad del oficialismo con otra piel. Pero su asistencia es más espontánea y no depende de la movilización partidaria. A diferencia de la primera vuelta, cuando el aumento de la participación favoreció ampliamente a Massa, en el equipo de campaña de Milei consideran que cuantos más vayan a votar hoy mayor será la diferencia a favor de su candidato. El apoyo del macribullrichismo alimenta esa ilusión.
Como ocurre siempre en los balotajes, esta elección se define más por el rechazo que por la adhesión a un postulante u otro. De allí, que la campaña del miedo de uno y otro lado haya sido dominante desde que se abrió el camino a la segunda vuelta. La que haya calado más hondo y haya motivado más temor habrá influido fuertemente.
Sin embargo, todo exceso puede costar caro y varios consultores advierten que la andanada oficialista en ese sentido, con el uso de todo el aparato estatal y público, puede haber saturado y activado un rechazo. “El sentimiento antikirchnerista se reavivó en las últimas semanas, a pesar de que Massa ocultó a todo el kirchnerismo, al reinstalarse la lógica amigo-enemigo y los ataques implacables. No hay un solo miedo”, revela una consultora para explicar el crecimiento en favor que empezó a registrar en los últimos días.
Como último factor clave aparece la capacidad de fiscalización a lo largo de toda la jornada electoral, admiten en los dos campamentos. La eficacia depende desde cuidar que nunca falten boletas hasta asegurarse que todos los votos que están en las urnas de cada mesa aparezcan en los telegramas que sirven para el conteo provisional y en las actas que definen el escrutinio provisional.
La instalación de la palabra fraude por parte de los libertarios, sin evidencias ni elementos que lo ameriten, no ayuda a llevar tranquilidad a una elección que podría resolverse por márgenes muy ajustados, aunque las encuestas de última hora puedan proyectar otro panorama. Como se sabe, la fiscalización depende de cada fuerza política. Los libertarios hasta casi último momento seguían ajustando detalles y limando asperezas con sus nuevos aliados amarillos en esta materia.
El dramatismo con el que se desarrolló la campaña, el carácter antagónico de las dos propuestas que llegan al segundo balotaje presidencial de la historia electoral argentina y la crispación existente hacen que en esta jornada la atención estará puesta no solo en el resultado final. Todo los detalles cuentan.
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