Balotaje 2023 | La participación se mantuvo pese al feriado y gravitó en la amplia victoria de Milei sobre Massa
Votó el 76,35% del padrón, apenas por debajo de las generales; el voto en blanco llegó al 1,55% y el voto nulo fue del 1,62%
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La participación electoral en este balotaje creció con respecto a las PASO del 13 de agosto y alcanzó el 76,35% del padrón de ciudadanos habilitados para votar, apenas por debajo de lo que se registró en la primera vuelta del 22 de octubre. Ese dato, más la reducida incidencia de los votos en blanco y nulos, parecieron haber colaborado en consolidar el triunfo por amplio margen que Javier Milei obtuvo sobre Sergio Massa y que lo convirtió en el próximo presidente de la Argentina. La magnitud del ausentismo era una incógnita en medio del fin de semana largo –a raíz del feriado de este lunes–, al punto que la oposición le pidió al Gobierno que cambiara la fecha.
Además del ausentismo, el voto en blanco y el voto nulo eran la alternativa del electorado para mostrar su descontento frente a la oferta del balotaje. Entre ambos sumaron solo el 3,17%. En los sondeos que circularon en la previa de la votación se los señalaba como posibles protagonistas del balotaje, pero no incidieron finalmente. El voto en blanco alcanzó el 1,55% y el voto nulo ascendió al 1,62%.
La participación a lo largo de este proceso electoral 2023 se fue incrementando con el correr de los comicios. En las PASO hubo un récord histórico de ausentismo. Fue la participación más baja para una primaria presidencial desde que se establecieron, en las elecciones de 2011. Solo acudió a las urnas el 69% de los ciudadanos habilitados, según datos oficiales de la Cámara Nacional Electoral (CNE). Fueron 10.474.831 las personas que no sufragaron en agosto.
Históricamente, entre las PASO y las elecciones generales la participación aumenta en un 5%, pero el salto fue mayor al promedio este año, cuando en la primera vuelta de octubre sufragó el 77,6% del padrón. En otras palabras, la participación creció un 7,6% entre las primarias abiertas y las elecciones generales.
Este domingo, a las 18, cuando cerraron los comicios, la participación registrada era del 76% y cuando se conocieron los primeros resultados ascendió al 76,37%.
Con el correr de las horas se fue consolidando esta tendencia. A las 18, según los datos difundidos por la Cámara Nacional Electoral (CNE), había votado el 76%. Era un porcentaje mayor al de la primera vuelta del 22 de octubre, cuando un 74% había votado para esa hora. La cifra continuó creciendo porque aún quedaban ciudadanos votando, según informó Julio Vitobello, secretario General de la Presidencia, poco después del cierre de urnas.
En el primer corte de participación, al mediodía, un 30% de los votantes había acudido a las urnas, un número muy parecido al de las elecciones generales (29,6%). En el segundo parte, de las 14, la diferencia se empezó a ampliar: de un 44,4% en las generales a un 45% en esta segunda vuelta. A las 16, la diferencia ya era de tres puntos (59% en octubre y 62% este domingo).
Los encuestadores pronosticaban que, a mayor participación electoral, más chances de ganar tendría Milei. Y, a menor participación, Massa aparecería con más ventaja. Explicaban que el candidato de Unión por la Patria partía de una base mayor, ya que fue quien se impuso en la primera vuelta.
La máxima participación electoral se registró en las elecciones de 1983 y de 1989, luego del regreso de la democracia, con una presencia superior al 85% del padrón. En los años 90 los porcentajes bajaron hasta el 82%. Luego de la crisis de 2001, el porcentaje perforó el piso del 80%.
La última elección comparable con el balotaje de este domingo son las presidenciales de 2019, cuando acudió a las urnas el 80,42% de los votantes.
Ahora, si se compara balotaje contra balotaje, la única vez que se aplicó en la Argentina ese mecanismo fue en la elección de 2015, ya que en la contienda entre Néstor Kirchner y Carlos Menem, el riojano ganó la primera vuelta por 24,45% de los votos, contra 22,25 del santacruceño, pero se bajó de la segunda vuelta. Por eso asumió la presidencia Néstor Kirchner.
En el balotaje de 2015, donde compitieron Mauricio Macri por Cambiemos, y Daniel Scioli por el Frente para la Victoria, el entonces jefe de gobierno porteño se impuso con el 51,4%, contra el 48,6% del exgobernador bonaerense. En esa ocasión la participación en el balotaje fue del 80,77%, un 0,3% menos que en la primera vuelta. Ahora fue del 76,35%, un 1,2% menos que en la primera vuelta.
Párrafo aparte merece el voto en blanco. En el balotaje, instancia en la que se trata de elegir entre dos candidatos, el electorado se volcó por uno de ellos, ya sea por convicción o para evitar que gane el candidato que le genera mayores resistencias.
Funcionó la exhortación de La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio para jugarse por Milei y no votar en blanco. Aun a pesar de que los radicales se mostraron neutrales.
Los impugnaron su voto o colocaron el sobre vacío en la urna, como un mensaje de disconformidad con las dos opciones que planteó el balotaje, fueron los menos. El voto en blanco fue del 1,55% y el voto nulo, del 1,62%.
También en la elección del 22 de octubre bajó el voto en blanco con respecto a las PASO. El 13 de agosto hubo 1.356.480 votos en blanco, que representaron el 5,51% del total. Y 309.807 votos nulos (1,24%). En esa primera vuelta hubo 540.163 sufragios en blanco (solo un 2,02%); 290.977 votos nulos (0,82%) y 28.962 votos recurridos (0,10%).
Los votos en blanco llegaron al 1,18% y los votos nulos al 1,28% en el balotaje de 2015, cuando Macri se impuso a Scioli. Sumados daban 2,46%, menos que ahora.
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