Bajo la lluvia y el barro, Fernández hizo su debut en el conurbano
En Hurlingham, rodeado de intendentes, dijo que Macri "apagó la economía" y prometió reabrir las fábricas
El arroyo Soto, de aguas turbias, se arrastra junto a la cancha de fútbol y le da su nombre al Club Arroyito, en el barrio San Alberto, en Hurlingham. El club de barrio, que supo ser un comedor popular hace 20 años, en otra crisis, es hoy un galpón con techo de chapa y una cancha de fútbol 5. Antes, cuando llovía, terminaba embarrada durante tres días. Ayer, el intendente Juan Zabaleta la convirtió en un playón de cemento.
Juanchi Zabaleta se ganó el corazón del barrio porque además hizo el puente de cemento que permite atravesar el arroyo y llegar a la canchita. Antes solo había unos tablones de madera podrida, apoyados sobre dos rieles de tren.
Anoche, cuando la lluvia repiqueteaba sobre el Soto pintando todo de barro, Alberto Fernández desembarcó por primera vez en el conurbano bonaerense como candidato a presidente del Frente de Todos y apuró bajo el chaparrón un fuerte discurso económico en el que prometió "encender la economía que apagó Mauricio Macri" y abrir las fábricas cerradas en los últimos años.
El acto fue ante más de un millar de militantes y vecinos del club, donde Zabaleta le organizó a Fernández una fiesta bien peronista y rodeó al candidato de una corte de jefes comunales peronistas.
Dijeron presente Alberto Descalzo, de Ituzaingó; Julio Zamora, de Tigre; Gabriel Katopodis, de San Martín; Mariano Cascallares, de Almirante Brown; Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, y Fernando Gray, de Esteban Echeverría, quien también preside el PJ bonaerense.
El club Arroyito vivió la alegría de cuando se organiza un campeonato de fútbol. Hasta estaban las banderas violetas del club, que recordaban a Los Peques de la categoría 2011, campeones en 2017 y bicampeones en 2018.
El playón de cemento, iluminado como las noches de partido, estaba cubierto de sillas de plástico blancas que la gente colocó sobre sus cabezas con las patas hacia arriba apenas empezó a llover. Banderines celestes y blancos colgaban de hilos que atravesaban la cancha por el círculo central.
Entre el público había vecinos, militantes y empleados municipales, a juzgar por sus uniformes con logos del distrito y de los distritos vecinos. Esperaron con paciencia desde las cuatro de la tarde, mientras el cielo se oscurecía. Las primeras gotas llegaron a las 17.20.
Fernández llegó 40 minutos después. Se bajó de una camioneta gris, donde iba con sus asesores, una cuadra antes del club, para saludar a la gente "sin vallas, cerca del pueblo". Paró frente a las casas que tenían un cartel que promocionaba su candidatura, la de Cristina Kirchner, Axel Kicillof y, por supuesto, Zabaleta.
La primera parada fue una breve conferencia de prensa en el galpón del club donde, cómodo, Fernández se rodeó de los intendentes y rescató a los clubes de barrio como herramientas de inclusión social.
También le contestó a Macri, quien lo acusó de decirle falsedades las veces que se reunieron. Fernández dijo que no quería confrontar, pero que el Presidente miente y "la gente no sabe". Recordó que cuando se vieron fue para discutir el traspaso policial a la Ciudad y que Macri quería que lo pagara el Estado nacional. "Y así lo hizo cuando fue presidente: todos los argentinos pagamos la Policía de la Ciudad", destacó.
Dijo además que su eje es la economía y que volverá a activarla a partir del consumo. "Macri apagó el consumo hace cuatro años y apagó la economía, porque nadie compra y nadie fabrica y se generan desocupación y pobreza. Nosotros vamos a generar consumo", prometió.
Además, explicó que los representantes del FMI le dijeron que si ganaba Macri iba a encarar una reforma laboral y otra previsional. "Eso es más miseria. Si quieren votar por el ajuste, voten por Macri", dijo ante la prensa.
Para cuando llegó al escenario, en un costado de la canchita, ya era de noche y empezaba a tronar. La locutora oficial lo presentó como el compañero de fórmula de Cristina. En el aplausómetro y los gritos de la gente ganaron la expresidenta y Zabaleta. Fernández quedó tercero, cómodo.
Una candidata a concejala tatuada con las siglas CFK tomó el micrófono y no lo largó. El cielo amenazaba con más lluvia y algunas señoras le pedían que dejara hablar al candidato. Zabaleta accedió: acortó su discurso y le dio la palabra a Fernández.
"Me encanta estar rodeado por ustedes. Algunos se enamoraron de Lagarde [Christine, la titular del FMI], pero yo me enamoro de todos ustedes", les regaló el candidato. Los vecinos rodeaban el escenario y filmaban todo con sus celulares, mientras el exjefe de Gabinete apuraba su discurso cada vez más, según se intensificaba la lluvia.
En el afán, dijo que no estaba "nervioso", como le señalaron tras los cruces periodísticos de anteayer, sino que lo que lo ponía nervioso era "no parar la pobreza", y que lo que lo angustiaba era la situación de los jubilados "por la miseria en que caímos".
"Vamos a dar vuelta esta página espantosa, vamos a encender la economía que apagó Macri", destacó, y prometió "levantar las persianas de las fábricas que cerraron". Un trueno alarmó a la gente. "No pasa nada", intentó calmar Fernández, pero ya era tarde, porque un aguacero pesado empezó a caer sobre la canchita de cemento, las banderas de la Juventud Peronista, los chicos del club con la camiseta violeta y algunos abuelos de los centros de jubilados del distrito.
Fernández hizo un último pedido: "Ir a buscar el voto casa por casa", y se fue bajo la lluvia, por las calles de tierra embarradas del barrio que lleva su nombre.
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