Axel Kicillof no logra el equilibrio fiscal y Buenos Aires es una de las tres provincias que cerrarán el año con déficit
Está en rojo a pesar de ser uno de los distritos que más dinero recibe de la Nación; Misiones y Catamarca tampoco cumplieron; los gobernadores le reclaman a Massa que no les ajusten partidas presupuestarias
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CÓRDOBA.- El ministro de Economía, Sergio Massa, presiona para la aprobación del presupuesto 2023 y enfrenta la resistencia de los gobernadores que reclaman más recursos en áreas clave, como energía y transporte. El debate no es menor porque entre los posibles recortes que puede hacer la Nación están las transferencias a provincias. Las proyecciones para el cierre de este año indican que solo tres distritos cerrarán con déficit primario: Buenos Aires, Misiones y Catamarca, y cinco con déficit financiero (esas tres más Río Negro y Ciudad de Buenos Aires).
El acuerdo técnico firmado por el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) plantea la limitación a las transferencias de fondos discrecionales y, además, la obligación de los gobernadores de informar de manera periódica el estado de las finanzas públicas. La pulseada por los recursos se profundiza en la discusión de un presupuesto para un año electoral, como es 2023.
La consultora LGSA estima que, al cierre de este año, la mayoría de las provincias sumarán otro año con cuentas superavitarias. En los primeros nueve meses del 2022 los giros automáticos (coparticipación y leyes especiales) crecieron al 8,3% anual y, además, en líneas generales la recaudación propia también aumenta por encima de la inflación (9% anual real promedio para las provincias que cuentan con datos). En cambio, las transferencias discrecionales reflejan un recorte del 5% anual real promedio.
En las provincias la principal partida de gasto la explican los salarios que, en promedio, representan el 50% del total (el nivel más bajo desde 2010, cuando era 50,6%). El reporte enfatiza que el incremento de ese segmento vía paritarias “no le ganó a la dinámica de los ingresos, que ajusta con menos rezagos ante la aceleración inflacionaria”.
En diálogo con LA NACION, el titular de la consultora, Guido Lorenzo, indicó que los números de las provincias “dan mejor” que los nacionales y lo vinculó con la estructura de gastos que es menos rígida. “La mayor importancia la tienen los salarios y, con la inflación, esa partida se va licuando. En cambio a nivel nacional, hay partidas indexadas. La inflación les generó mucha ‘caja’ a los gobernadores”.
A su entender, el estado de las cuentas provinciales podría ser usada por la Nación como una “prenda de negociación”. Por ejemplo, hacer que las provincias sean responsables de funciones que ya tienen asignadas, pero para las que también pone plata la administración central.
“Es entendible que cada gobernador presione. Estamos frente a un año electoral -describe-, pero el FMI, aunque está condescendiente, insiste en que si la Nación ‘no llega’ ajuste donde puede, como es el mandarle plata a las provincias”. Los recursos en juego equivalen a 1,3% del PBI. Sobre el “orden” de las cuentas provinciales, ratifica que, en buena medida, se fundamenta en la reducción de salarios reales “difícil de administrar en año de elecciones”.
“La que menos ajuste hace”
Buenos Aires está entre las tres provincias que terminarán con déficit primario: “Tiene menos disciplina; es de la que menos ajuste hace y de las que más dinero recibe. Transparenta que no hay incentivos para ordenar las cuentas”, dijo Lorenzo. Esta proyección puntual empeora con las dos subas salariales anunciadas ayer, con lo que suma 90% de aumento a todos los regímenes.
“La prudencia fiscal a nivel provincial no es premiada y se da un juego de malos incentivos. Las provincias más eficientes posiblemente sean las más castigadas mientras que las que hayan ordenado menos el gasto estarán en una situación de mayor poder de negociación cuando el descontento social se avizore con más intensidad en lo que resta del año y del 2023″, sintetiza el economista.
Ya el año pasado solo cuatro provincias terminaron en déficit (Buenos Aires, Misiones, Catamarca, Río Negro). En términos absolutos Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires (CABA) registraron los superávits más elevados.
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