Avanza la Justicia en la causa por el armado del pabellón en Expo Milán

Tras la reciente visita que hizo Cristina Kirchner a la Expo Milán, la justicia argentina avanzó en la investigación por presuntas irregularidades en el armado del pabellón argentino en esa feria. Están involucrados el canciller, Héctor Timerman, y el secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería, Carlos Bianco.

El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi pidió a la Cancillería información y documentos sobre los gastos que hubo para la construcción del pabellón de 1907 metros cuadrados que visitó anteayer la Presidenta en Milán.

La semana pasada llegó al juzgado una parte de esa documentación y ahora esperan el resto. Con todos los papeles en su poder, el juez decidirá cómo seguir adelante con la causa, según informó a LA NACION un funcionario judicial que conoce el expediente. La causa, en la que el fiscal Federico Delgado imputó a Timerman y a Bianco por presuntas irregularidades en el armado del pabellón, se inició a partir de una denuncia del abogado Santiago Dupuy, que elevó a la Justicia una investigación realizada por LA NACION.

Entre las irregularidades encontradas en el armado del pabellón argentino en Milán se observó que el costo fue de US$ 10 millones cuando un predio similar en la feria de Corea en 2012 costó US$ 4 millones. A la vez, Bianco protagonizó incompatibilidades; no hubo una auditoría a la Fundación ExportAr, que realizó las contrataciones para la construcción, y se enviaron funcionarios de La Cámpora para controlar la feria.

Por otra parte, en los últimos días LA NACION recabó más información que comprometería a Timerman y a Bianco. Según el discurso que emitió el 25 de mayo en Milán el subcomisario del pabellón argentino en la feria, Martín Littieri, la Cancillería invirtió ocho millones de euros en la construcción del pabellón y calificó de "moderado" ese gasto. Sin embargo, la Cancillería informó oficialmente que se habían gastado casi 9 millones de euros. El pabellón argentino del mismo tamaño que se montó en Seúl en 2012 costó US$ 4 millones. En tanto, el pabellón de Shanghai en 2010 costó US$ 5 millones.

Timerman y Bianco deberán justificar la diferencia de costos entre una y otra feria. Pero la situación de Bianco es más complicada. Varios diplomáticos coinciden en destacar las "serias incompatibilidades" que tuvo este funcionario. Mientras fue designado "comisario" de la feria, ocupa el cargo de Secretario de Relaciones Económicas Internacionales y es secretario en ExportAr, que contrató a las empresas que se encargaron del armado del pabellón y negoció en forma directa con las empresas que ubicaron un stand en la feria. Es decir que Bianco fue ejecutor y contralor a la vez.

Fuentes calificadas de la Cancillería admitieron a LA NACION que por medio de la Fundación ExportAr se realizaron contrataciones directas para levantar el pabellón, ya que, observaron, no iban a ser controlados por la Auditoría General de la Nación (AGN). Timerman emitió un comunicado en el que aseguró que la Fundación ExportAr "debe rendir cuentas del uso de los fondos públicos" a la Auditoría. Pero en la propia AGN admitieron que por el tamaño de las muestras realizadas en el Estado la Fundación ExportAr sólo sería auditada si lo pidiera un legislador de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas.

A su vez, el mes pasado Bianco y otros funcionarios que fueron a Milán repartieron volantes del candidato a jefe de gobierno porteño del FPV, el camporista Mariano Recalde, algo que Timerman negó.

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