Avanza la investigación por un supuesto soborno
Imputaron en la causa a un diplomático argentino y a un ejecutivo
LA NACIONPaz Rodríguez Niell
La justicia argentina ordenó medidas de prueba para investigar si un funcionario en actividad de la Cancillería, Roberto García Moritán, vicecanciller entre 2005 y 2008, intermedió en un intento de "soborno trasnacional" vinculado a las obras de dragado pendientes en el canal Martín García.
Las sospechas de coimas generaron un gran escándalo en Uruguay, donde salieron a la luz, pero hasta ahora pasaron casi inadvertidas en el escenario político argentino. No así en los tribunales: en los últimos días, el juez federal Claudio Bonadio ordenó que declararan como testigos ocho funcionarios uruguayos, entre ellos el canciller Luis Almagro y el ex embajador en Buenos Aires Francisco Bustillo, supuesto destinatario del ofrecimiento del soborno. Pidió que declararan, por exhorto, en Uruguay.
Además, dos personas fueron formalmente imputadas en la causa por el fiscal Federico Delgado: García Moritán y el empresario Sergio Cetera, responsable comercial de Boskalis, la gigantesca compañía holandesa que aspira a quedarse, a través de la firma Riovia, con el contrato para profundizar el dragado del canal.
Este expediente se inició el mes pasado por una denuncia de los diputados Graciela Ocaña y Manuel Garrido. Según el requerimiento de instrucción que presentó el fiscal Delgado, deberá investigarse si a fines de 2010, "a través de García Moritán", Boskalis le ofreció a Bustillo un millón de dólares para que "ejerciera su influencia" sobre los miembros de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP), ente binacional que él integra y que deberá decidir, previa licitación, la adjudicación de las obras correspondientes.
Una reunión en el Jockey Club Argentino, en la avenida Alvear, fue el escenario del supuesto ofrecimiento, según lo publicado por medios de Uruguay. Allí se encontraron Bustillo, García Moritán y Cetera. Cuando trascendió esta información, García Moritán se comunicó con LA NACION: dijo que estaba indignado, sostuvo que no sabía por qué "alegremente" habían usado su nombre, y negó que la reunión hubiera existido.
Nueva versión
La semana pasada, Bustillo la confirmó en el Senado uruguayo: dijo que se retiró de ese encuentro ante la sospecha de que podrían ofrecerle una coima. También fuentes de Boskalis confirmaron la reunión a LA NACION. Dijeron que, en presencia de García Moritán, se encontraron con Bustillo -como lo habían hecho con otros funcionarios- para explicarle por qué a Uruguay le convenía profundizar el dragado cuanto antes y demostrarle que Boskalis era la empresa más preparada para hacer las obras. También dijeron que la reunión terminó normalmente, sin sobresaltos. Negaron enfáticamente cualquier ofrecimiento de sobornos.
Ayer, LA NACION volvió a hablar con García Moritán. "Que yo los presenté es cierto, pero que yo participé en una reunión, no. Reunión es haber participado con ellos en el tratamiento de un tema de sustancia, y esto no pasó", afirmó el diplomático.
Según él, fue Bustillo quien quiso hablar con Cetera. Consultado sobre si él había gestionado el encuentro y cómo fue, respondió: "No recuerdo los detalles, pero sí que ellos se fueron caminando juntos por la avenida Alvear" (ver aparte).
Este caso tomó entidad cuando el embajador itinerante uruguayo Julio Baráibar (hombre al que el presidente José Mujica define como "un hermano") dijo que las negociaciones por el dragado estaban empañadas por un intento de coima del que había sido informado el canciller Almagro.
Baráibar es otro de los funcionarios a quien Bonadio citó como testigo. Renunció tras sus declaraciones, pero Mujica -que siempre intentó bajarle el tono político al caso- no le aceptó la renuncia.
Rápidamente, la Cancillería de Almagro emitió un comunicado escueto: "Ante la información de prensa que da cuenta de un diálogo e intento de soborno, el señor embajador Francisco Bustillo Bonasso niega que tal diálogo y tal intento de soborno hubieran sucedido".
La semana pasada, Almagro y Bustillo fueron interpelados por el Senado uruguayo.
Ambos negaron los sobornos, pero Bustillo dio otra versión de la reunión en el Jockey Club de Buenos Aires: dijo que concurrió invitado por García Moritán y que debió retirarse porque llegaban ejecutivos de la empresa Boskalis. Leyó una nota que, según sostuvo, le había escrito entonces a Almagro. "Si bien en la conversación no existió ofrecimiento concreto alguno, no podemos descartar que de haber continuado dicha conversación, debido al tenor y tono que estaba adquiriendo el diálogo, podría ocurrir un ofrecimiento", escribió.
LA NACION intentó sin éxito consultar a Bustillo sobre estas afirmaciones.
Al parecer, el ex embajador también dio cuenta de lo ocurrido en la Comisión binacional, cuyas actuaciones no son públicas.
La justicia argentina busca ahora determinar qué fue lo que pasó. Fuentes judiciales relataron que, para eso, Bonadio ordenó que declararan como testigos Bustillo, Almagro, Baráibar, Daniel Montiel, José Aguinaga Carbo, Juan Gabito Zabali, Luis Anastacia Correa, Roberto Conde, todos integrantes de la delegación uruguaya en la comisión.
- Primeras versiones.
El escándalo estalló en Uruguay cuando se publicaron versiones sobre un intento de coima para beneficiar a una de las competidoras en la licitación.
- La confirmación.
Julio Baráibar, un diplomático de confianza de José Mujica, hizo públicas las sospechas. Luego renunció al cargo el 16 de mayo.
- En la Justicia.
Los diputados Ocaña y Garrido denunciaron el caso en la justicia federal argentina, que ahora empieza a darle impulso a la investigación.
US$ 1 Millón
Es la cantidad, que según las denuncias, le habrían ofrecido a Bustillo para beneficiar a Riovia (de Boskalis) en la licitación.
US$ 15 Millones
Es lo que se acordó pagar a Riovia para el mantenimiento del canal.
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