Aún “shockeada”, Cristina convirtió su piso de Recoleta en un despacho presidencial paralelo
Recibió a Alberto Fernández antes del acto en Plaza de Mayo; también a Kicillof, a quien le bajó línea política; se comunicó con el Papa Francisco, Lula y Massa; declaró ante la jueza de la causa
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Lejos de amedrentarse, aunque todavía “shockeada” por el atentado que pudo costarle la vida en la noche del jueves, Cristina Kirchner convirtió su piso de Recoleta en una suerte de despacho presidencial paralelo. A tal punto, que allí recibió la visita de Alberto Fernández antes del acto en la Plaza de Mayo y le pusieron al teléfono a figuras de la talla del Papa Francisco y del brasileño Lula da Silva.
Según pudo saber LA NACION, la vicepresidenta también tomó desde su departamento contacto con el ministro de Economía, Sergio Massa, con quien definieron ratificar el viaje a los Estados Unidos para avanzar en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a partir del próximo lunes. El presidente Fernández ya había dado su visto bueno, según afirmaron fuentes oficiales.
Pero en términos políticos, la reunión más relevante que mantuvo Cristina en el quinto piso de Juncal y Uruguay fue con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, a quien le bajó su interpretación política de lo que había sucedido la noche anterior. Junto a otros leales acérrimos como el secretario todo-terreno Oscar Parrilli, Kicillof escuchó a la vicepresidenta durante al menos dos horas, ya entrada la madrugada.
El mandatario provincial desgranó luego esos argumentos en una conferencia que dio en La Plata: “No puedo dejar de asociarlo a lo que escuchamos de parte de un exponente del Poder Judicial que también busca correrla de la vida política prohibiéndole la participación perpetua como candidata”, advirtió Kicillof en tácita referencia al fiscal Diego Luciani, que pidió para Cristina una pena de 12 años de prisión en el juicio de la causa Vialidad.
Esa fue, precisamente, la línea política desplegada por el kirchnerismo para atribuir a sectores del Poder Judicial, de la oposición y de los medios de comunicación un supuesto “discurso de odio” que genera un caldo de cultivo para la proliferación de acciones violentas contra la principal referente política del Frente de Todos. En esa lógica, el “contexto” político-mediático-judicial en el que actuó el atacante solitario explica su accionar.
“No es un loco suelto: son tres toneladas de editoriales en diarios, televisión y radio”, arremetió tras el acto de Plaza de Mayo el ministro del Interior, Eduardo Pedro, al abandonar esta jornada el perfil moderado que viene cultivando en los últimos meses. Según pudo saber este diario, el malestar de “Wado” también se verificó puertas adentro del Gobierno, donde no pasó inadvertido su faltazo a la reunión de Gabinete y su visita, en cambio, al departamento de Cristina.
No es un loco suelto ni es un hecho aislado: son tres toneladas de editoriales en diarios, televisión y radios dándole lugar a los discursos violentos. Son los que sembraron un clima de odio y revancha, y hoy cosechamos este resultado: el intento de asesinato a @CFKargentina. pic.twitter.com/VBI6cfkpka
— Wado de Pedro 🇦🇷 (@wadodecorrido) September 2, 2022
Pese a la línea política que partió de Recoleta, la Justicia investiga hechos concretos y por eso Cristina declaró como testigo y víctima ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo en su propio departamento. El viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, presenció la declaración y también estuvo en los tribunales de Comodoro Py.
El que volvió a aparecer por Recoleta fue el comisario Diego Carbone, el jefe de la custodia que no había estado al momento del ataque. Hoy se lo vio detrás de Cristina cuando salió de su departamento. Al cumplirse 24 horas del ataque que perturbó a todo un país, la vicepresidenta estaba con paradero desconocido, pero algunas fuentes indicaban que se había dirigido a ver a su hija Florencia a su casa de Constitución.
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