Audiencias canceladas y apuro por el viaje
Limitado por el tiempo, Macri no se reunió con dos jefes de Estado
WASHINGTON (De un enviado especial).- Los pormenores del protocolo y los vuelos de línea no se llevan muy bien con Mauricio Macri. Así quedó demostrado en la cumbre de presidentes por la energía nuclear que ayer culminó en esta ciudad y donde el primer mandatario argentino tuvo que cancelar dos reuniones bilaterales con jefes de Estado por problemas de la agenda comprimida.
El amplio despliegue de seguridad que rodeó al Centro de Convenciones de Washington, donde se congregaron 53 presidentes para la cumbre que lideró Barack Obama, hizo que todos los movimientos y horarios de la agenda pautada fueran más lentos. Las demoras se convirtieron en una constante en el trajinar de los presidentes y Macri no fue ajeno a ello.
De esta manera, los discursos de los presidentes en la cumbre comenzaron con postergaciones.
Hubo largos mensajes de jefes de Estado que tardaron más de la cuenta y a ello se sumaron los rigores del protocolo y la seguridad como detonantes propicios para la cancelación de encuentros.
Fue el caso de Macri, quien tuvo que levantar de la agenda las reu-niones bilaterales que tenía pautadas con el presidente de Corea del Sur, Park Geun-hye, y con el primer ministro de la India, Narendra Modi, en su afán por mostrar una agenda internacional competitiva y de puertas abiertas. Estos encuentros se iban a dar tras el discurso del presidente argentino y su encuentro con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el jefe del Consejo de la Unión Europea, Donald Tusk. Pero no se pudieron realizar todas las reuniones pautadas.
El vuelo de línea
Claro que el protocolo de la cumbre o el dispositivo de seguridad no fueron los únicos impedimentos en la agenda apretada de Macri. El jefe del Estado tenía apremios también de horarios por un motivo esencial: el avión de American Airlines de las 17.30 con destino a Buenos Aires no los esperaba.
"Son los gajes del oficio y problemas que hay cuando se viaja en línea comercial y se decide no gastar dinero del Estado en el avión presidencial por dos días de cumbre", se justificó ante LA NACION un funcionario de la comitiva que acompañó al Presidente y lamentó la cancelación de las reuniones bilaterales.
A la vez, otro referente de la delegación argentina acotó que "en tiempos de Cristina [Kirchner] esto no ocurría porque ella iba a cualquier lado en el avión Tango", dijo risueño.
Macri tuvo que salir disparando al aeropuerto Ronald Reagan, de esta ciudad, porque corría peligro de perder el vuelo de regreso a su país. En el sector VIP del aeropuerto lo esperaba su esposa Juliana Awada, a quien se la vio durante estos días muy amigable con la mujer del embajador Martín Lousteau, Carla Peterson.
La actriz y la esposa de Macri mantuvieron ayer un almuerzo relajado en el restaurante BLT Steak, que está situado a dos cuadras de la Casa Blanca. Allí compartieron la mesa con toda la comitiva y con el Presidente incluido. Pero, según dijeron a LA NACION fuentes de la delegación, el encuentro y la amistad de Peterson y Awada se extendió en el resto de las jornadas.
Los que estuvieron cerca de ellas dijeron que había "buena química" entre ambas y que desde hace tiempo comparten inquietudes relacionadas con la vestimenta femenina, las comidas y, por supuesto, el teatro.
El vuelo que tomó Macri para regresar a Buenos Aires hacía escala en Miami y a la comitiva se la veía agotada. Quizá, para la próxima cumbre salga a volar el Tango 01.
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