Ataque a Clarín: el sospechoso se negó a declarar y quedó detenido
Fue indagado por el juez Luis Rodríguez y el fiscal Gerardo Pollicita; lo comprometen un reconocimiento facial, material combustible y anotaciones halladas en su casa de Almagro
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Martin Michel Gallarreta Albin se negó esta tarde a declarar cuando fue indagado por el juez federal Luis Rodríguez y el fiscal Gerardo Pollicita acusado de participar en los ataques con bombas molotov ocurridos, el lunes último contra el edificio del diario Clarín, en Barracas. Quedó detenido.
El uruguayo, de 44 años, con DNI argentino, fue trasladado a los tribunales de Comodoro PY 2002 donde accedió a las evidencias en su contra y por consejo de sus abogados se negó a responder las preguntas del juez y del fiscal.
Entre las evidencias que llevaron a su detención se cuentan imágenes de las cámaras de la Ciudad de Buenos Aires de los atacantes de Clarín. Los rostros fueron aislados y procesadas con un programa de reconocimiento facial que determinó que los rasgos del sospechoso detenido se compadecen en un 80 % con el de las fotografías de los que arrojaron bombas contra el diario.
Otro de los indicios que llevó a su detención es el hallazgo en su casa de líquidos inflamables, como los que supuestamente se usaron para fabricar las bombas caseras, una motocicleta, como las que usaron los atacantes para llegar a Clarín y símbolos anarquistas.
La policía, tras ubicarlo por las las imágenes, y acreditar su identidad, ubicaron su domicilio y su teléfono celular, que fue intervenido con una escucha directa con lo que la policía federal sabía lo que conversaban y cual era su ubicación a cada instante.
Asi advirtió que anoche no estaba en su domicilio. La geolocalización de su teléfono celular, que tenían a su cargo los policías de la División Antiterrorismo les daba que circulaba hacia el centro en plena madrugada. Tenían una escucha directa, en vivo.
Los investigadores que vigilaban la casa del sospechoso del ataque a Clarín, en Lavalle 3766, se sorprendieron. Martin Michel Gallarreta Albin, uruguayo, de 44 años, con DNI argentino, no estaba en su domicilio. La geolocalización de su teléfono celular, que tenían a su cargo los policías de la División Antiterrorismo de la Policía Federal les daba que circulaba hacia el centro en plena madrugada. Tenían una escucha directa, en vivo, de todo lo que dijera en ese celular.
Lo esperaron y lo vieron llegar vestido de River, con camiseta y bandera. Había ido a festejar al Obelisco y se mezcló con miles de simpatizantes, hinchas caracterizados y barrabravas que anoche se concentraron para celebrar que su equipo se consagró campeón.
En las redes sociales de Gallarreta Albin la Policía encontró fotografías vinculadas con actividades anarquistas y había una foto donde aparece participando de un acto de La Cámpora, dijo uno de los investigadores del caso a LA NACION.
La Policía allanó su vivienda y encontró dos bidones de combustible, que los investigadores relacionaron con la fabricación de las bombas molotov arrojadas contra el edificio de Clarín el lunes a la noche, dijeron fuentes del caso a LA NACION.
Anoche hubo comunicaciones de alto nivel entre las autoridades judiciales que manejan el caso –el juez federal Luis Rodríguez, el secretario del juzgado y el fiscal de la causa, Gerardo Pollicita- con los investigadores policiales. Tenían que tomar la decisión de allanar o dejar que el sospechoso se siguiera moviendo y delatara a sus eventuales cómplices. La Policía quería demorar el procedimiento y “dejarlo madurar”; las autoridades judiciales, en cambio, prefirieron actuar de inmediato, ante la eventualidad de que el sospechoso se escapara.
Decidieron allanar y tuvieron que esperarlo hasta que terminaron los festejos de River Plate para ponerle las esposas. La Policía llegó al sospechoso a partir del registro de las cámaras de la Ciudad que permitieron tomar las imágenes de los rostros de las nueve personas que atacaron Clarín.
Las trataron con programas especiales para reconocimiento fácil y cotejaron los rostros mediante un sistema de identificación biométrica con las bases de datos del Registro de las Personas, donde están las fotografías de todas las personas con DNI. Los policías de la Departamento de Investigaciones Unidad Antiterrorista (DUIA), trabajaron cuatro días, casi sin dormir, chequeando imágenes.
Eso permitió llegar a la identidad del sospechoso con un 80 % de precisión, ubicar su vivienda y tomar sus teléfonos celulares. Se iniciaron entonces 24 horas de vigilancia continua que terminaron anoche con el allanamiento. Ahora, la Policía va a trabajar con sus celulares para determinar su red de contactos, comunicaciones vía WhatsApp, fotografías almacenadas y el resto de la actividad que le permita dar con sus eventuales cómplices.
Además de los celulares y cuadernos con anotaciones relacionadas con el anarquismo, la Policía secuestró una motocicleta y los bidones de nafta.
Los investigadores creen en el grupo de nueve personas había al menos dos o tres mujeres y que se movían en moto y bicicleta. De hecho, el sospechoso estaba registrado ante la AFIP como trabajador de una mensajería, donde contó con empleados. Trabajó como “motoquero”, informaron fuentes de la causa.
La Policía busca ahora otras personas a partir de las imágenes y una huella digital que fue levantada en la escena del hecho. Estaba en una botella de las que se usan para fabricar las bombas molotov que no explotó. Aún no se le pudo poner nombre a esa huella digital.
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