AstraZeneca y Pfizer: el Gobierno revé su estrategia para conseguir las vacunas que no llegaron
La Casa Rosada busca revertir la situación con las primeras compañías con las que negoció, de las que no obtuvo ninguna dosis hasta el momento
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Fueron las dos vacunas que se negociaron en la etapa más primitiva de la carrera por la inmunización y sin embargo, todavía la Argentina no cuenta con sus dosis. Mientras persisten las dudas por las oportunidades perdidas con Pfizer, el Gobierno hoy sumó presión sobre los representantes de AstraZeneca para acceder a las 22,5 millones de dosis pautadas, que se esperaban para marzo y que nunca llegaron. La empresa se comprometió a mostrar algún tipo de horizonte, pero hoy no hay un cronograma de entregas.
“Las vacunas están en fase final de control de calidad, según nos dicen. Les pedimos que nos dieran un cronograma de entregas tentativo ante las demoras. Ahora estamos esperando la respuesta oficial”, dijo a LA NACION una importante fuente del Gobierno al tanto de las tratativas.
Según se informó oficialmente, Alberto Fernández les encargó a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y a la asesora presidencial Cecilia Nicolini que exhortaran a AstraZeneca a brindar explicaciones por el incumplimiento del contrato. Hace varias semanas que se especula con el envío de casi un millón de dosis proveniente de Albuquerque, Estados Unidos, donde fueron derivadas parte de las vacunas que no pudieron ser envasadas en México.
Las funcionarias se reunieron en las últimas horas en la cartera de salud con el presidente de AstraZeneca, Agustín Lamas, y con otros dos representantes de la firma. “Les pedimos que a la brevedad informen sobre las eventuales dificultades que atraviesa el proceso de producción de la vacuna y los tiempos en que podrá iniciar la recepción de las dosis que Argentina ha adquirido según el contrato firmado en noviembre del año pasado ya que esta información es vital para la organización de la campaña de vacunación”, indicó Vizzotti al reconocer el impacto de la demora. Los ejecutivos aseguraron que las vacunas están en su fase final, pero no dieron precisiones sobre las entregas.
“Aún no se sabe si enviarán las que se están terminando en México o en los Estados Unidos. Depende de los controles de calidad. Enviarán las que estén listas primero”, detallaron fuentes oficiales a LA NACION.
El Gobierno hizo su primera gran apuesta por la opción de Oxford/AstraZeneca desde el momento en el que Fernández anunció que el principio activo de la vacuna se fabricaría en la Argentina, en una conferencia de prensa en Olivos en agosto del año pasado. En ese momento el Presidente destacó la fabricación que haría Mabxience, del Grupo Insud, cuyo CEO es el empresario argentino Hugo Sigman, y la asociación con el laboratorio Liomont de México, para la fase de la formulación y el envasado.
“Vamos a poder acceder entre 6 y 12 meses antes a la vacuna. Queremos que la Argentina no tenga que esperar y pueda acceder lo más rápido posible”, se anticipó en aquel entonces Fernández.
Pero eso no pasó. Según pudo reconstruir LA NACION, MabXience hizo los dos primeros envíos del principio activo a México en enero. Fueron ocho lotes que sirven para aproximadamente unos seis millones de dosis cada uno.
Luego trascendió que, por un decreto proteccionista de la época de Donald Trump, México había tenido inconvenientes para acceder a los filtros, un insumo necesario para terminar el proceso de la vacuna. En abril, sin embargo, Liomont informó públicamente que el laboratorio contaba “con el abasto de todos los insumos necesarios” y que solo restaba culminar con la formulación y envasado.
Mientras tanto, AstraZeneca habilitó un laboratorio con capacidad ociosa en Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos) para acelerar la producción. Al menos cuatro lotes del principio activo fabricado en la Argentina viajaron allí. Y hubo más envíos desde la Argentina a México, a razón de un lote cada diez días.
Pero las vacunas de Oxford/AstraZeneca que llegaron hasta ahora al país no fueron fruto del contrato anunciado oficialmente en agosto, sino que arribaron dosis de Covieshield -que llegaron en un convenio ad hoc desde el Instituto Serum de India- y dosis vía el reparto de Covax.
Desde AstraZeneca informaron: “Aunque la vacuna producida en América Latina estará disponible durante el primer semestre de este año, rendimientos del proceso inferiores a lo anticipado para los lotes iniciales, acceso limitado a insumos críticos y tiempos más largos requeridos para cumplir con las calificaciones, ocasionaron resultados diferentes a los estimados inicialmente tanto en volúmenes como en tiempos de fabricación”. Y agregaron, sin clarificar fechas: “A pesar de estos desafíos, seguimos en camino de entregar las 150 millones de dosis a América Latina en 2021 a partir del primer semestre”.
La vacuna de Pfizer
Tal como reveló LA NACION, en una fase muy preliminar de la búsqueda de la vacuna -en junio del año pasado- Pfizer le había ofrecido de palabra al Gobierno la provisión de 13,3 millones de vacunas para la Argentina. El Ministerio de Salud, en aquel entonces a cargo de Ginés González García, demoró demasiado una respuesta al laboratorio norteamericano y el tren pasó de largo.
“Fueron hipótesis de trabajo y cronogramas propuestos que sin contrato no tenían ningún valor”, se excusaron en Casa Rosada, consultados sobre esas primeras gestiones.
La oportunidad se cayó a pesar de que la Argentina había participado activamente de los ensayos clínicos de la vacuna, una fase crucial para la aprobación del producto. Luego, Pfizer pidió cambios en la legislación, y avanzó una nueva ley de vacunas de forma exprés. Pero, tal como publicó LA NACION, el acuerdo se empantanó por un renglón que los diputados le agregaron a ese proyecto.
Los legisladores incluyeron un párrafo para que los laboratorios pudieran tener indemnidad patrimonial “excepto en casos de negligencia” de las empresas. Pfizer pretendió que se quitara esa excepción, pero el Gobierno no estuvo dispuesto a ir en contra de la letra de la ley. “Si algo sale mal, es Comodoro Py”, señalaban cerca de Fernández.
Desde diciembre entró en la estrategia la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, para intentar sortear el obstáculo jurídico. Desde entonces mantiene abierta una línea de negociación con los ejecutivos de Pfizer Argentina, para intentar acercar posiciones, mientras desde los Estados Unidos, el embajador argentino Jorge Argüello avanza por la vía diplomática.
Nicolini dijo ayer que se “reactivaron” las negociaciones con Pfizer, un caso que para la Argentina parecía perdido. Luego se conoció, por el Registro de Audiencias, que la ministra de Salud, Carla Vizzotti, mantuvo recientemente una reunión con los ejecutivos de Pfizer en la Argentina. Según ese registro, el encuentro fue el 12 de abril.
En Casa Rosada relativizaron el entusiasmo que generaron las declaraciones de Nicolini, acaso para no verse sometidos a un nuevo fracaso ante la opinión pública. Aseguraron que nada cambió en la novela con Pfizer, que las conversaciones nunca se clausuraron del todo y que el éxito de la negociación todavía está lejos. “No es fácil pero no es imposible”, resumieron en Balcarce 50.
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