Así funciona La Cámpora: el búnker de Máximo Kirchner y reuniones a las que solo entra la cúpula
El hijo de Cristina recibe a De Pedro, Larroque y otros referentes en oficinas del Congreso, aunque los encuentros tuvieron otras sedes en el pasado; tímidos aires de renovación en medio de la crisis
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Las máximas autoridades de La Cámpora suelen confluir en el despacho del líder de la organización, Máximo Kirchner, en la Cámara de Diputados. En reuniones que no tienen plazos prefijados para concretarse, sino que se definen de acuerdo a la temperatura de la coyuntura política, los referentes debaten y deciden acciones. Esa sede legislativa es la más usual para la cúpula de la organización, aunque hubo otras en el pasado. Los encuentros en oficinas de la Cámara baja son una parte importante de una vida interna que en La Cámpora se caracteriza por el protagonismo de su mesa nacional, la presencia territorial en unidades básicas y un tímido aire de renovación que en la conducción de la organización se desmiente.
“Se reúnen sobre todo en el despacho de Máximo en el Congreso”; “muchas reuniones son en el despacho de Máximo”. Esas frases fueron coincidentes entre fuentes camporistas consultadas por LA NACION sobre la dinámica interna de la agrupación. Esos encuentros de los jefes de “la orga” (como suelen referirse en La Cámpora a la estructura de mando de la agrupación) no tienen fechas fijas. “Se reúnen más por coyuntura que por calendario”, señalaron.
La semana pasada, según pudo saber LA NACION, hubo una reunión de la mesa nacional. En esa instancia de conducción, además de Máximo Kirchner, están los ministros Eduardo “Wado” de Pedro (cartera de Interior nacional) y Andrés “Cuervo” Larroque (Desarrollo de la Comunidad bonaerense). Algunas fuentes también incluyen en la mesa chica de conducción a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y a la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti, entre otros.
“Hubo épocas en que las reuniones eran más periódicas. La organización fue cambiando muchas veces con el transcurso del tiempo [nació en 2006, con la fecha simbólica del 28 de diciembre de ese año, cuando Néstor Kirchner recibió los atributos presidenciales de Héctor Cámpora de parte de la familia del expresidente]”, afirmó una fuente de la organización a LA NACION. “Pero hubo un momento en que funcionaba de forma más aceitada, había reuniones permanentes, por ámbito. Con Máximo, Wado y Andrés arriba, con los referentes regionales del interior de la provincia”, distinguió la fuente al comparar con el engranaje actual de la agrupación.
Más allá del despacho de Máximo Kirchner en el Congreso (hasta febrero, presidió el bloque oficialista en Diputados), los jefes de La Cámpora contaron con otros lugares de reunión. “Máximo tenía su lugar propio en el Instituto Patria”, recordó un hombre con pasado reciente en la agrupación, que marcó también que, “cuando eran reuniones muy cerradas, se hacían en Mercedes, de donde es Wado”. Otras fuentes consideraron solo “versiones” esos encuentros en reserva en el terruño del ministro del Interior.
Si bien la agrupación no cuenta con una sede nacional, tuvo al menos dos locales importantes en la ciudad de Buenos Aires. Uno estuvo en la calle Piedras, en el barrio de San Telmo, que era “como la unidad básica central”, según pudo saber LA NACION de fuentes bien informadas. El otro estuvo en Cerrito, entre Perón y Rivadavia, era “una casona que se pensaba como una suerte de Instituto Patria, pero esa idea no se activó”, indica la misma fuente. Ninguna de esas sedes está activa actualmente. La agrupación tiene varias unidades básicas por comuna, en la Capital Federal, y otras desperdigadas por la provincia de Buenos Aires y el interior.
En otra arista de la mecánica interna de La Cámpora, Máximo Kirchner suele participar de encuentros con militantes, algunos de ellos de carácter regional. “Se suelen hacer esos encuentros con periodicidad, pero sin fechas específicas. Suelen estar ellos [por Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Larroque]. Generalmente, ellos hablan primero; se hacen comisiones para debatir distintos ejes y, luego, una puesta en común con el cierre de alguno de ellos, luego de que cada comisión exponga las conclusiones”, describe un militante “de base” de la organización, en diálogo con LA NACION.
“Máximo tiene el hábito de participar de encuentros regionales y de juventud”, refuerza otro integrante de la agrupación. Por caso, el 14 de agosto el hijo de la vicepresidenta fue parte de un “Encuentro de Responsables del Frente de Secundarios de la Provincia de Buenos Aires” que se realizó en Quilmes, con jóvenes de escuelas secundarias que militan en La Cámpora. “Siempre son encuentros públicos, no como otros que hacen retiros”, chicanea a Juntos por el Cambio el mismo miembro de La Cámpora consultado.
A nivel bonaerense, uno de los organizadores de la agrupación es Facundo Tignanelli, un exdiputado bonaerense muy cercano a Máximo Kirchner que fue jefe de bloque del oficialismo en la Cámara de Diputados provincial, pero no logró revalidar su banca en las elecciones de 2021. Fue clave en el armado de listas, como uno de los negociadores del camporismo. Sin su banca, bajó aún más su perfil, ya de por sí muy reservado.
En La Cámpora se escuchan informaciones contradictorias sobre el rol de Tignanelli. “Nadie tiene muy claro qué está pasando, porque aparece y desaparece. Pero, seguro, no es más el responsable de La Cámpora en provincia”, asevera una fuente que está al tanto de la interna camporista. Pero otro informante descarta que la influencia de Tignanelli haya menguado: “Es uno de los apoderados del PJ bonaerense. Si estuviera afuera, no estaría en ese lugar. Tuvo algunos cortocircuitos con algunos compañeros”.
Nacida como una agrupación juvenil, La Cámpora tiene hoy a sus máximos referentes por encima de los 45 años. En algunos sectores de la agrupación se deja trascender que existe un debate interno sobre un recambio de dirigentes, aunque manteniendo en el rol de conductores a los mismos: fundamentalmente, Kirchner, De Pedro y Larroque. Sin embargo, esa chance se descarta en la cúpula de la organización, donde las fuentes señalan que “es puro humo”, que “donde están las decisiones en serio, no hay nada”, o, directamente, que no existe tal intento de renovación.
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