Entre cánticos y algunos insultos a vecinos, así despidieron a Cristina en su casa de Recoleta
Cientos de militantes de La Cámpora acompañaron a la ex presidenta hasta Comodoro Py
"Te juro que en los malos momentos... los pibes siempre vamos a estar...", sonaba una y otra vez, casi en loop. Malos momentos para ellos, que pasaron toda la noche bajo la lluvia, y malos para Cristina Kirchner, que debía salir de su departamento en Recoleta para subir las escalinatas de Comodoro Py.
Durante toda la noche, unos cien militantes de La Cámpora aguardaron en la esquina de Juncal y Uruguay la partida de la ex presidenta, que hoy se presentó ante la Justicia para dar explicaciones por la venta de dólar futuro .
Más temprano, con las primeras luces del día, la vigilia comenzaba a nutrirse. De a poco, llegaban columnas y pequeñas agrupaciones barriales.
- ¿Cómo hiciste?
-Me pedí médico. ¿Vos?
-Ni aparecí. Veremos qué me dicen mañana.
El diálogo se repetía entre los militantes de Unidos y Organizados que esperaban la salida de la ex mandataria rumbo a su encuentro con el juez federal Claudio Bonadio. "Ahora, cuando salga, vamos a hacer un cordón al costado del auto y vamos a ir corriendo hasta allá. Deben ser unas diez cuadras", explicaba un militante con pechera de "organización". La distancia era bastante mayor.
Pasaban los minutos y la ansiedad se canalizaba en cánticos. "Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar" y "Acá tenés los pibes para la liberación" eran los hits de la mañana, que se colaban entre otros, más violentos: "Vos fuiste a la plaza, con olla y sartén, saliste corriendo, con la JP".
"¡Chorra, chorra… Se robó toda la plata y ahora ustedes la vienen a defender!" gritó una mujer que pasaba por ahí. Se escucharon insultos y una breve discusión a los gritos con una militante que llevaba la pechera de Unidos y Organizados. No pasó de ahí.
"¿Y? ¿Cómo te va ahora con Macri? Contanos a todos...", gritaba otra militante, mirando hacia arriba. Le hablaba a una mujer con uniforme de empleada doméstica que se asomaba desde un balcón vecino. "Acá en el barrio no la quieren mucho", contaba Ricardo. Es el dueño de un puesto de diarios con el techo roto por el peso de los militantes que, hace dos días, se suben para manifestarle su fidelidad a la ex presidenta.
A las 9.29 se escuchó un grito. "¡Ahí baja!". La ex presidenta salió del edificio, saludó y se subió rápidamente al auto que la llevó hasta Retiro. Algunos militantes corrieron detrás del vehículo y otros se reagruparon.
El destino de todos era el mismo. Comodoro Py, el emblemático edificio que le debe su nombre a un español que pasó a la historia, entre otras cosas, por defender la soberanía de las tierras argentinas en Santa Cruz. Sí, en Santa Cruz.
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