Asamblea legislativa: Alberto Fernández se prepara para defender su gestión y redoblar sus críticas a la oposición y la Justicia
Después de días en los que estuvo irritado por la onda expansiva del escándalo de las vacunas VIP, Alberto Fernández hablará mañana por segunda vez ante la Asamblea legislativa. En una escenografía atípica -con el recinto semivacío y sin muestras de apoyo en la calle- el Presidente hará una férrea defensa de su gestión, enviará un mensaje a la oposición y a la Justicia y marcará una hoja de ruta para lo que resta del 2021.
Con la crisis por las vacunas de privilegio todavía fresca, el Presidente intentará dar vuelta la peor página de su mandato y ofrecer datos alentadores en materia de llegada de dosis. En el mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, también intentará sustentar con datos la tesis de la "recuperación económica" a pesar de los adversos indicadores que dejó la pandemia.
Según pudo reconstruir LA NACION, no se descarta que Fernández anuncie algún proyecto en materia impositiva, además de relanzar la iniciativa para que no paguen Ganancias los sueldos brutos por debajo de los $150.000, que hasta ahora no se trató en Diputados.
La Justicia será otro eje relevante del discurso. La incógnita que persistía entre los colaboradores de Fernández es si anunciará, o no, el proyecto para crear un "tribunal intermedio de arbitrariedad" que analice los planteos por presuntas sentencias arbitrarias, desagote los casos que llegan a la Corte Suprema y le quite poder. De las propuestas que elaboró el consejo consultivo de juristas (que fue llamada "comisión Beraldi"), es la que más le gusta al Presidente.
Según pudo saber este medio, hubo más de un funcionario de las filas de Fernández que recomendó no abrir esta puerta ahora, porque implicaría un frente de tormenta institucional con la Corte y una agenda que genera confrontación, en pleno año electoral. Pero la decisión la tomará el propio Presidente en la intimidad de Olivos.
Si Fernández lo menciona en su discurso -sentado al lado de Cristina Kirchner- será leído como una provocación a los jueces del máximo tribunal. Los cinco supremos, en principio, no le pondrán el cuerpo al discurso del Presidente. Lo escucharán (si todos acceden a conectarse) con la frialdad de la virtualidad, a través de una de las cinco pantallas que dispuso la vicepresidenta para cuidar el aforo del Congreso.
Lo que todos dan por seguro es que Fernández le reclamará al Congreso que sancione la reforma judicial y el proyecto de modificación de la ley del Ministerio Público Fiscal, que le abriría camino para nombrar un nuevo Procurador General. Ambos proyectos (el primero es de él, el segundo lleva el sello del kirchnerismo) están cajoneados en la Cámara baja porque no están los votos.
Habrá, también, algún fragmento para la justicia "de la gente". Quienes rodean a Fernández confían en que pondrá un acento en los femicidios, que, con cifras alarmantes, vienen reflejando la impotencia del Estado.
El discurso y el escenario
En los últimos días, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, estuvo a cargo de recolectar datos positivos de todas las áreas para ofrendarle contenidos al jefe de Estado. A diferencia de su primer discurso ante la Asamblea legislativa, donde estaba todo por hacer, ahora Fernández deberá defender su gestión económica y la administración de la pandemia.
Además de los datos duros, el asesor presidencial Alejandro Grimson bajó algunas ideas y conceptos al papel. Todo lo que hayan elaborado sus asesores fue preliminar. Será Fernández el que escriba su propio discurso. En su oratoria se verá cómo tramita las presiones internas de su coalición. En el capítulo judicial, tendrá encima los ojos del Instituto Patria. Y se verá si se pronuncia sobre las PASO, el tema que más preocupa a los gobernadores. Un estrecho colaborador presidencial desestimaba alguna definición en este último punto.
En materia económica, el Presidente buscará resaltar iniciativas en materia de créditos para pymes y obra pública, además del acuerdo con los bonistas y las previsiones con el FMI, una negociación que se dilata en el tiempo. Se espera que los precios, el tema que atravesará toda la agenda electoral, sean un capítulo fuerte, en un esquema oscilante entre el diálogo y la sanción a las empresas.
En materia social, se anunciarían como metas del año la generación de 300.000 puestos de trabajo, la construcción de 800 jardines maternales y la urbanización de 400 barrios. Todo eso acompañado por la creación del Consejo Económico y Social, cuyo anuncio quedó empañado por el escándalo de las vacunas.
El tono que utilizará el Presidente también será significativo. Quienes viajaron con él a México esta semana, lo vieron (además de exhausto) muy enojado con la prensa y con la Justicia. Por momentos, intratable. "Él está convencido de que no existió delito con el tema de las vacunas", dijo un ladero presidencial a LA NACION, para justificar la crispación que transmitió Fernández en sus últimas dos apariciones públicas. A ese clima se le sumará la manifestación opositora de ayer. Recién el lunes se verá su estado de ánimo.
La puesta en escena, en principio, será muy peculiar. Fernández le hablará a un recinto con muchas butacas vacías, ya que solo asistirán 65 diputados, 25 senadores y un máximo de 50 funcionarios. Los gobernadores estarán conectados de forma virtual y casi no habrá invitados especiales. Por pedido del Presidente, la calle también estará desalmada. Tras la convocatoria de movimientos sociales y gremios, el Presidente pidió no marchar.
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