Asamblea Legislativa 2023: los cánticos irónicos e insultos que enfrentaron al Presidente con la oposición
La oposición reaccionó cuando Alberto Fernández atacó a la Justicia y a la Corte Suprema; hubo cruces a los gritos y se tensó el ambiente
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“Presidente, Alberto presidente, Alberto presidente”. El cántico que no logró de sus propios legisladores surgió, irónico, desde las bancas ocupadas por la oposición. Para ese momento, el recinto de la Cámara de Diputados ya se había convertido en un verdadero escándalo, más parecido a un partido de fútbol que a la Asamblea Legisltativa ante la que Alberto Fernández brindó su discurso sobre el estado de la Nación con el que inauguró un nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso.
El bochorno se desató en el tramo final del discurso, cuando el jefe del Estado comenzó a criticar a la Corte Suprema de Justicia por haberle otorgado la cautelar reclamada por la Ciudad de Buenos Aires en la disputa por los fondos de coparticipación que el Gobierno nacional le quitó al distrito que conduce Horacio Rodríguez Larreta (Pro).
Hasta ese momento, Fernández llevaba más de 90 minutos de un discurso anodino, cargado de datos positivos sobre sus tres años de gestión que había aburrido a propios y extraños, en el que predominaron los aplausos tibios y de cortesía de parte de su propia tropa.
Pero el clima se caldeó cuando el Presidente entró en la recta final y volvió a retomar sus críticas a la Corte Suprema, a la que el oficialismo tiene sometida a juicio político en la Cámara baja y que estuvo representada por las presencias de su presidente, Horacio Rosatti, y del juez Carlos Rosenkrantz. Sus rostros impertérritos se pudieron ver por cadena nacional ante cada embate que les dedicó Fernández a lo largo de sus dos horas de discurso.
La primera señal del desmadre final fueron unos tibios silbidos que partieron desde las bancas ocupadas por la oposición que comenzaron a devenir en gritos, insultos y cánticos a medida que el Presidente subía el tono de sus críticas.
Fernández no se quedó atrás y comenzó a elevar su voz hasta llegar a los gritos para tratar de imponerse por encima del bullicio que partía desde Juntos por el Cambio. De nada sirvieron los pedidos de la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, para que siguiera con su discurso y no cayera en la provocación de los legisladores de Juntos por el Cambio.
No fue sólo el principal conglomerado opositor el que manifestó su repudio al jefe del Estado. La peronista disidente Graciela Camaño agarró su cartera y abandonó el recinto como gesto de rechazo a las críticas a la Justicia de Fernández. El mismo camino tomaron otros miembros del interbloque Federal, como los diputados Florencio Randazzo, Alejandro “Topo” Rodríguez y los socialistas Mónica Fein, y Enrique Estévez.
Le siguieron la diputada Mónica Frade (Coalición Cívica) y los radicales de Evolución, con el senador Martín Lousteau y el diputado Emiliano Yacobitti a la cabeza.
Como suele ser su costumbre, el macrista Fernando Iglesias comenzó a gritar a voz en cuello, refutando las palabras presidenciales. “Sos un caradura, un sinvergüenza”, disparó en medio de una andanada de críticas desde su banca ubicada en la primera fila del recinto, a escasos metros de estrado de la presidencia de la Cámara alta.
“No me insulte, diputado Iglesias”, le respondió Fernández. La vicepresidenta Cristina Kirchner se mantenía incólume a su lado, sentada con la espalda recta, mirando al frente y las dos manos apoyadas sobre el escritorio. “Es un honor que usted me insulte”, le replicó poco después el jefe del Estado, cuando el legislador seguía gritando desde el piso del recinto.
En ese momento, los embates contra el Presidente eran generalizados. Desde las bancas que ocupaban Omar De Marchi , Ricardo Buryaile y Hernán Lombardi comenzó a tomar cuerpo el cántico irónico de “Alberto presidente”, mientras la diputada Paula Oliveto hacía con una de sus manos el típico gesto de “ya te vas”. “Usted tampoco”, lo cruzó María Eugenia Vidal cuando Fernández dijo que la justicia no contaba con la confianza de la sociedad.
También reaccionó con virulencia el diputado santafecino Federico Angelini (Pro) cuando el jefe del Estado acusó al bloqueo a la reforma judicial que impulsó en 2020 “la carencia de tribunales” las carencias en la lucha contra el narcotráfico en la provincias Santa Fe. “Burro”, gritó el vicepresidente del Pro levantándose de su banca y haciendo gestos ampulosos con sus brazos en dirección a Fernández.
El oficialismo recién reaccionó con una salva de aplausos y gritos cuando el Presidente criticó la condena a Cristina Kirchner y acusó a la oposición de haber montado una “mesa judicial” para perseguir a dirigentes peronistas. La vicepresidenta siguió sin mover un músculo de su cara.
También provocó la ovación del Frente de Todos la mención presidencial a “la connivencia entre algunos magistrados, empresarios de medios de comunicación, ex agentes de inteligencia y políticos”. “D’Alessandro”, gritó alguien desde las bancas ocupadas por el Frente de Todos, en referencia al ministro de Seguridad porteño en uso de licencia, Marcelo D’Alessandro. Lo mismo ocurrió cuando habló de dirigentes “prófugos de la justicia”. “Pepín”, dijo otro legislador, esta vez refiriéndose a Fabián Rodríguez Simón, exasesor de Mauricio Macri que se encuentra en Uruguay evitando un llamado judicial para comparecer en la causa por la que se investiga la existencia de una supuesta “mesa judicial” durante el gobierno de Cambiemos.
En el final, cuando el Presidente ya había cerrado su discurso y empezaba a retirarse de la Cámara baja recinto, un grupo de legisladores oficialistas la emprendió con la Marcha Peronista. No duró mucho el entusiasmo, los gritos se acallaron enseguida. Sólo quedó tiempo para que un puñado de senadores kirchneristas se tomarán una última fotografía mientras el recinto iba quedando vacío.
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