Asamblea Legislativa 2023: Alberto Fernández no habló de “proscripción”, pero hizo los deberes con el kirchnerismo y procuró no hablar de su futuro
El Presidente terminó su texto anoche; utilizó sus propios términos para referirse a la situación política y judicial de la vicepresidenta; defensa de su legado y el cambio de tono para hablar de la Justicia
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Alberto Fernández no pronunció las “palabras mágicas” que el kirchnerismo quería escuchar de su boca: la denuncia contra la “proscripción” de Cristina Kirchner. Utilizó otros términos para referirse a la situación de la vicepresidenta. Dijo que “se formularon imputaciones que rayan con el absurdo jurídico buscando su inhabilitación política”. Por fuera de esa cuestión semántica, hizo todos los deberes frente a la cúpula K, porque criticó enérgicamente al Poder Judicial, apuntó que “los que atentaron contra la Constitución son los que armaban mesas judiciales” y cruzó, en una escena inédita, a los dos miembros de la Corte Suprema que estaban a centímetros suyos en el recinto. Llegó, incluso, a señalarlos con el dedo.
El Presidente caviló largamente sobre las palabras a utilizar en su último discurso de Apertura de Sesiones ante la Asamblea Legislativa. Hizo varios guiños a la vicepresidenta, pidió que se “profundice la investigación” por el intento de homicidio en Recoleta, cuestionó el fallo de primera instancia en la causa Vialidad, y salió al cruce de la Justicia, los medios de comunicación y la oposición. “El discurso estuvo pensado integralmente. Se trabajó mucho”, respondió un funcionario muy al tanto de la elaboración del texto consultado por las palabras elegidas para referirse a la situación de la vice.
Durante la primera hora y media que duró su alocución, Fernández se explayó largamente sobre los presuntos logros de su gestión, con un sinfín de datos de gestión que generaron cierto tedio en el recinto, al punto que las cámaras enfocaban a muchos legisladores y asesores relojeando su teléfono celular. Si bien dijo que “la alta inflación es un factor central de desorganización de la economía”, se ocupó de trazar un panorama económico optimista, a contramano de lo que señalan sus socios políticos.
Más que mostrarse como un mandatario con proyección para ir por un segundo mandato, Fernández buscó exaltar lo que hizo hasta esta instancia, en lo que pareció una construcción de su legado.
“Habrán tenido un presidente que honestamente todo lo entregó y solo se llevó el enorme honor que me han dado de presidir los destinos de esta Patria”, dijo hacia el final, en una frase de Alberto que sonó más a despedida que a un jefe de Estado que va por un segundo período.
Sin embargo, un alto funcionario de su entorno íntimo aclaró que esa oración no debe interpretarse como un renunciamiento a su reelección. Otro estrecho colaborador presidencial coincidió y apuntó a LA NACION: “Solo que se cuidó de hablar de este mandato”.
De las 57 páginas que tuvo el discurso que leyó Fernández, unas 40 estuvieron dedicadas a enumerar datos y logros de los distintos ministerios. Cerca suyo señalan que el Presidente terminó de dar las últimas puntadas al texto ayer por la noche. Lo escribió prácticamente solo, aunque con asistencia de Gabriela Cerruti. La información de las carteras del gabinete, recopilado por la secretaría General de la Presidencia, que comanda Julio Vitobello.
Esta mañana Fernández se dirigió en helicóptero desde la quinta residencial hasta la Casa Rosada, a donde estuvo acompañado únicamente por su jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Cerca de las 11.30 ambos salieron juntos hacia el Congreso en un vehículo oficial. El saludo con Cristina Kirchner fue frío y no tuvo ningún intercambio con la vicepresidenta, más allá de la firma del acta y la foto de rigor. Ella no aplaudió nunca sus palabras. Lo hizo una vez, pero el gesto estuvo destinado a “Daniela”, una de las ciudadanas “comunes” que el Presidente invitó a los palcos para humanizar su presentación.
Cuando terminó, Fernández volvió a la Casa Rosada y se reunió en el despacho presidencial con sus colaboradores más estrechos a comentar la sesión. Comentó que todo salió “como esperaba” y dijo que sintió que Cristina lo recibió “bien” en la explanada del Congreso. “El objetivo no era plegarse al discurso del kirchnerismo sino decir su convicción”, señaló un funcionario que trató hoy con el jefe de Estado.
Aunque el Presidente haya cumplido con buena parte de las consignas que enarbola el kirchnerismo, la tensión interna es indisimulable. Máximo Kirchner no fue al recinto, pese a haber presenciado la reunión del PJ hace dos semanas.
Una curiosidad de la logística fue que, a diferencia de los años anteriores, Eduardo “Wado” De Pedro, no hizo de “anfitrión” de los ministros y gobernadores en la previa. Los funcionarios y mandatarios provinciales siempre se reunieron en el llamado “Salón de los Escudos” que está en la planta baja de la Casa Rosada en el área del Ministerio del Interior, para luego dirigirse al Congreso en combis. Esta vez, todos tuvieron que esperar en la explanada de Balcarce 50, al rayo del sol.
Cambio de clima
Fernández hizo una presentación monocorde y abundó en datos, en un clima que fue ganando en tedio. Pero cuando faltaba media hora para que terminara su presentación, el Presidente comenzó a cuestionar a la Justicia con gritos y el dedo levantado. Y la atmósfera se caldeó.
Comenzó por cuestionar el fallo de la Corte que repuso parte de la coparticipación a la ciudad de Buenos Aires. “La intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible”, dijo, y señaló a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, que ni se inmutaron.
“Los que atentaron contra la Constitución son los que armaban mesas judiciales y perseguían con recursos estatales a jueces, a periodistas, a políticos opositores y hasta a sus propios compañeros”, lanzó y defendió el pedido de juicio político contra los miembros del máximo tribunal. El único momento en el que se apartó del texto escrito fue cuando se cruzó con el diputado de Pro, Fernando Iglesias. “Es un honor que me insulte”, le dijo.
Allí fue cuando se refirió a la situación judicial de Cristina Kirchner. “Hace unos meses esta organización coronó su actuación con una condena en primera instancia a la Vicepresidenta de la Nación. Lo hicieron tras simular un juicio en el que no se cuidaron las formas mínimas del debido proceso y se formularon imputaciones que rayan con el absurdo jurídico buscando su inhabilitación política”, dijo, sin mencionar la palabra proscripción.
El kirchnerismo quería que el Presidente denuncie sin eufemismos la supuesta proscripción de la vice y sospechaba que podía irse “por la tangente” en su discurso. Ya en la reunión del PJ, los laderos de la vice se quedaron disconformes cuando escucharon al Presidente llevar la discusión a una cuestión jurídica. El kirchnerismo cree que el marco de la discusión es otro y que la cuestión es política porque hay un “partido judicial” que busca adoctrinar a los líderes populares.
Hacia el final de su discurso, cuando el clima estaba muy enardecido, Fernández hizo un llamado a la concordia. “El mundo está en un momento bisagra, vivimos un tiempo liminal. La moneda está en el aire. Es hora de ser artífices de nuestro propio destino”, dijo. Sus palabras quedaron muy disonantes con la escena que se vivía.
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