Asaltan una guardia militar y roban fusiles
Los delincuentes se llevaron armas de gran poder de fuego
Un grupo de delincuentes copó el sábado un puesto de guardia del Ejército, en Campo de Mayo, y se apoderó de varias armas de altísimo poder de fuego. Fuentes militares confirmaron que a los centinelas militares les robaron cinco fusiles automáticos livianos (FAL) y una pistola 9mm. El operativo fue rápido y no hubo heridos ni intercambio de disparos. Alrededor de las 20.30, los soldados fueron sorprendidos dentro del contenedor usado como casilla de control, en la zona conocida como puerta 8 bis, ubicada sobre la ruta 8, que cruza la más importante guarnición militar del país.
El puesto de guardia está ubicado en un lugar de acceso público, donde los militares hacen un control de tránsito. Las patrullas móviles que rastrean el predio sólo reaccionaron ante el hecho consumado, cuando los malvivientes ya se habían fugado. La banda que atacó a los soldados había robado antes un vehículo en la localidad de San Martín y secuestrado durante unas horas a su dueño, Santiago Lardit Rocha, de 34 años. Este hombre fue ubicado en el baúl de su Volkswagen Pointer, donde lo encontraron finalmente en Hurlingham.
Los investigadores policiales consideran que el rapto de Lardit Rocha fue efectuado al azar y que el objetivo de los delincuentes era conseguir un automóvil para conseguir el armamento en Campo de Mayo.
"Se sospecha que no se trata de una banda de delincuentes comunes, sino de hombres pesados ; no cualquiera se anima a meterse con una guardia militar, porque siempre pueden encontrarse con algún Rambo y es mucho el riesgo", comentó anoche una fuente de seguridad que está al tanto de lo ocurrido. También se preocupó por el posible destino de esas armas, muy codiciadas entre las bandas, y especuló con que la forma de operar señalaría que los delincuentes fueron en busca de armamento para un golpe específico posterior.
Con fusiles como los robados el último fin de semana, un grupo muy organizado de delincuentes copó hace 15 días la comisaría de Maschwitz, donde, además de liberar detenidos, se quedó con el armamento policial.
Fuentes castrenses afirmaron anoche que los centinelas militares portan sus fusiles con el cargador de municiones colocado y con posibilidad de disparar. Sin embargo, en este caso el suboficial y los cuatro soldados de guardia no pudieron defenderse ya que uno de estos últimos fue encañonado en las inmediaciones del puesto y de esa manera forzado a franquear la entrada de los delincuentes en el lugar de descanso de sus compañeros.
Grave y repetido
En el Ejército se consideró "grave" este incidente. Y no es la primera vez que ocurre algo similar en los últimos años, aunque en las anteriores ocasiones los delincuentes no se llevaron un arsenal tan importante como el que representan los cinco FAL.
El 29 de julio de 2004, una persona armada con un cuchillo le arrebató el FAL a un solitario soldado de guardia en la Escuela de Suboficiales, también en Campo de Mayo. Una semana después hubo un intento de irrupción en el perímetro del Regimiento Patricios, en Palermo.
Luego de esos sucesos, la jefatura militar dio la orden de portar el armamento en condición de tiro.
Hasta entonces, las guardias eran casi simbólicas, dado que no se colocaban los cargadores en los fusiles. Tras esa directiva de defender la posición, una patrulla que vigilaba el predio interior de Campo de Mayo se tiroteó con desconocidos que dispararon desde la zona ocupada por Ceamse, cerca del camino del Buen Ayre.
El Ejército lleva adelante una investigación interna sobre este robo de armas, más allá de la causa penal, que es seguida por el juez federal de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta, con la colaboración de la Gendarmería.
En las cercanías del puesto de guardia atacado se encuentran el Regimiento de Asalto Aéreo, la Compañía de Comandos 601, el Grupo de Artillería 1, el Batallón de Ingenieros 601, el Centro de Entrenamiento Conjunto para Misiones de Paz y las Escuelas de las Armas, entre otras unidades que tienen su sede en Campo de Mayo.
Si bien son varios miles los militares que recorren el predio durante la semana laboral, los fines de semana es reducida la cantidad de efectivos.
Por la posición del puesto de guardia, en el costado de la ruta 8, fuentes oficiales del Ejército manifestaron que técnicamente no podía hablarse de irrupción en un cuartel. Sin embargo, no dejaron de mostrarse preocupadas por el incidente, tras el cual se incrementaron las medidas de vigilancia interna en Campo de Mayo.
De todas maneras, nuevamente la seguridad militar fue quebrada.
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