Apertura de sesiones 2022: recluido en Olivos, Alberto Fernández introdujo cambios de último momento en el discurso
Así lo detallaron fuentes de su entorno a LA NACION y tuvo diálogos con Guzmán y Cafiero
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“Solo, Alberto, al final lo ordena, escribe y cierra él. Las horas finales son todas suyas”. Así adelantó a LA NACION una de las personas que más y mejor conoce al presidente Alberto Fernández, lo que terminó sucediendo esta mañana. Fue cuando el mandatario, recluido en la residencia oficial de Olivos desde el viernes por la noche, cerró definitivamente el discurso con el que inaugurará la Asamblea Legislativa, en el Congreso de la Nación. “Está cerrado, pero le gusta repasar hasta el final”, decían cerca suyo en el ocaso de la jornada de ayer, en la que Fernández sumó conversaciones claves con los ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero. Ambos son los protagonistas de los tema más actuales y candentes de estas horas: el acuerdo con el FMI y la crisis internacional por la invasión de Rusia a Ucrania, que tendrán un rol central en la apertura 140 de la Asamblea.
“Él hace correcciones hasta el final, la última vez reescribió de nuevo hasta las 4 am”, evocó alguien de su extrema confianza. Esta vez Fernández introdujo cambios en la mañana de hoy. “Volvió a leerlo y pulió detalles”, contaron a LA NACION desde su entorno más cercano. “Pasan demasiadas cosas en el mundo”, agregaron.
En ese sentido se enmarcan precisamente las conversaciones que Fernández mantuvo con Cafiero y Guzmán, cuyas charlas telefónicas se sumaron a los intercambios que a lo largo de todo el fin de semana, y en especial en las últimas horas, Fernández tuvo vía mail, whatsapp y teléfono con personas de su más estricta confianza como el secretario general de Presidencia y su amigo personal, Julio Vitobello; con el antropólogo y asesor presidencial, Alejandro Grimson, quien se encargó del armado central del discurso. “La base del discurso la armó Grimson y después Alberto escribió entre sábado y hoy”, explicaban. “Él es la pluma”, insistía otra de las voces consultadas. Algunas de esas cosas que fue agregando en la recta final las consultó con la portavoz Gabriela Cerruti, aislada tras haber dado positivo de Covid el sábado.
A lo lejos sumó algún intercambio con el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que comandó la campaña electoral, y está en Barcelona. La secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, fue otra de las voces a quienes consultó y en quien confía desde hace años.
Pero ese proceso, que se condensará este mediodía en una exposición ante el Parlamento en pleno, comenzó, en rigor, el mes pasado. Fue cuando desde la Secretaría General de Presidencia se envió nota a los veintiún Ministerios nacionales pidiendo que envíen la información y propuestas de cada área. Algunos las enviaron enseguida, a otras hubo que insistirles para que lo hicieran, según pudo saber LA NACION.
El siguiente paso fue que ese material llegara a manos de Grimson, quien lo centralizó y desde entonces comenzó a trabajar y escribir las principales ideas. Fernández fue supervisando ese proceso a lo largo de las diferentes semanas y se abocó con fuerza en los últimos días.
“Él va escuchando y cuando escribe, lo cierra él pero recién sobre el final”, recalcaban ayer antes que finalmente el mandatario diera forma final al texto. “Las horas finales las termina él, pero antes está todo el proceso”, detallaban.
En ese proceso también le asignan un rol de consultor permanente al canciller Cafiero, con quien Fernández almuerza semanalmente. Cafiero, ayer y hoy es una ausencia clave para el mandatario. El exjefe de Gabinete viajó a Estados Unidos por compromisos diplomáticos en medio de la crisis por el ataque de Rusia a Ucrania y recién mañana. Su ausencia, explican, se subsanó con largos llamados a la distancia. No sólo por la situación internacional sino también por el apoyo personal que el ministro de Relaciones Exteriores significa para el mandatario.
Quienes vieron al presidente en las últimas horas afirman que lo notaron tranquilo y de buen ánimo, pero “preocupado, lógicamente por la situación nacional e internacional”. En ese sentido, desde el entorno del mandatario, le bajaban el precio a la ausencia de La Cámpora, la organización liderada por Máximo Kirchner, en los alrededores del Congreso. “Los principales problemas no son eso, son chasquiboom. Puede ser vistoso para el afuera, pero no está entre las prioridades”, afirmaron.
En ese sentido nadie pudo especificar si Fernández habló con la vicepresidenta Cristina Kirchner en las últimas horas. Ambos volverán a mostrarse en público hoy tras casi tres meses sin hacerlo. La última vez fue el 10 de diciembre en Casa Rosada, en un acto por los 38 años de democracia. Desde entonces se encaminó el acuerdo con el FMI, precisamente el tema por el que tuvieron cruces ese anochecer de diciembre en vivo, en directo y frente a una multitud, y también la renuncia de Kirchner hijo a la presidencia del bloque del Frente de Todos en Diputados por sus diferencias con el tema.
Un escenario para nada sencillo para el mandatario quien en los últimos días decidió invitar a once personas, en su mayoría mujeres, que conoció en los eventos de cercanía que realizó tras la derrota en las PASO y que le permitieron mejorar la performance electoral en las Generales. Irán a Casa Rosada y de allí a un Palco en el Congreso. Será como una suerte de agradecimiento y reconocimiento en medio de un momento incómodo puertas adentro de la coalición.
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