Apertura de sesiones 2022: el faltazo de Máximo Kirchner y la retirada del macrismo marcaron una asamblea cargada de tensión
Pro abandonó la cámara en repudio a las palabras del Presidente, cruces entre legisladores y la orden de Cristina Kirchner para que Fernández pidiera un minuto de silencio fueron las postales que se vieron en el recinto
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Con Máximo Kirchner ausente, todo un gesto político en momentos en que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) divide a la coalición oficialista, y en un ambiente de tensión política que se respiraba en el aire, era cuestión de una chispa para que todo explotara. El presidente Alberto Fernández encendió la polémica cuando volvió a pedirle a la Procuración General de la Nación que investigue “la verdad y las responsabilidades sobre el endeudamiento” tomado por la administración de Mauricio Macri, lo que provocó el retiro masivo de los legisladores de Pro del recinto de la Cámara de Diputados.
Así, el jefe del Estado sacrificó en el altar del kirchnerismo la tradicional convivencia institucional que acompaña a la apertura de sesiones ordinarias del Congreso.
El de señalar la ilegitimidad del préstamo de 2018 es uno de los gestos que el kirchnerismo viene reclamándole a Fernández desde que anunció que estaba cerca de llegar a un entendimiento con el Fondo, hace ya más de 20 días.
La salida del sector macrista no fue seguida por sus socios de Juntos por el Cambio. A muchos radicales les pareció una exageración, pero quedó rodeada por el griterío de los legisladores de la oposición que, en medio de gestos ampulosos, acusaban al Presidente de faltar a la verdad.
El ataque al endeudamiento registrado en la gestión de Cambiemos le entregó a Fernández la única ovación de pie que partió desde las bancas ocupadas por el oficialismo durante los casi 100 minutos que duró el discurso.
“¡Mentiroso!”, le gritaba a voz en cuello Alfredo Cornejo, jefe del interbloque de senadores de Juntos por el Cambio.
“Yo no miento, Alfredo, reconocelo. Yo no miento”, le respondió Fernández.
El clima ya venía espesándose con las intervenciones del diputado Fernando Iglesias, quien todo el tiempo replicaba las afirmaciones que hacía el Presidente.
Sentado en la primera fila de bancas, casi al pie de la presidencia, el diputado macrista discutió con varios legisladores peronistas en un tono que fue in crescendo hasta que, en una pausa del discurso presidencial, se escuchó con claridad cómo la senadora Juliana Di Tullio lo mandó a callar. “¡Callate, callate! Quiero escuchar al Presidente!”, le gritó la legisladora.
El desplante macrista marcó el momento de máxima tensión, pero no el único, que se registró durante lo que fue una de las aperturas de sesiones ordinarias del Congreso más polémicas desde el retorno de la democracia, en 1983.
Los escarceos entre oficialismo y oposición empezaron antes incluso de que llegara el jefe del Estado al estrado de la presidencia de la Cámara baja para dar su discurso sobre el Estado de la Nación.
Cuando Cristina Kirchner inició la Asamblea, función que le compete como presidenta del Senado, desairó al jefe del bloque de diputados de la UCR, Mario Negri, que levantaba la mano pidiendo la palabra. Sin tomar en cuenta las señas que hacía el radical cordobés, la vicepresidenta hizo votar a las apuradas un cuarto intermedio para ir a recibir al jefe del Estado, tras lo cual abandonó con rapidez el recinto.
Diferencias por la invasión rusa
Negri quería pedir un minuto de silencio por las víctimas de la invasión a Ucrania por parte del ejército ruso. Al final, el homenaje se hizo, pero a pedido de Fernández.
“Dale, pedí ahora el minuto de silencio”, le ordenó al Presidente una Cristina Kirchner que estaba enterada de la jugada que quería hacer la oposición.
El conflicto bélico en el este europeo y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional fueron los dos temas que ayudaron a espesar el clima de la Asamblea Legislativa.
Las bancas de medio recinto, el que ocupó Juntos por el Cambio, se vieron adornadas con banderas de Ucrania pegadas en el frente de los escaños. Al fondo del hemiciclo, los cuatro diputados del Frente de Izquierda hicieron lo propio, pero con consignas contrarias al arreglo de la deuda. “No al pacto con el FMI”, era la consigna que enarbolaron los legisladores antes y durante el discurso del Presidente.
A pesar de la tensión política en las bancas, el clima de la sesión fue mucho más apagado que el de otras ocasiones. Si bien el discurso fue interrumpido durante casi 40 veces con aplausos, en su mayoría fueron tibios, protocolares.
El oficialismo hizo punta siempre en el respaldo a las palabras de Fernández. Pero tampoco acá el jefe del Estado logró concitar el apoyo de todos sus legisladores. Los diputados que responden a Juan Grabois y muchos con terminal en La Cámpora, siguieron en silencio y con gesto adusto amplios tramos del discurso.
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