EE.UU. volvió a pedirle al Gobierno que presente un plan económico para lograr un acuerdo con el FMI
El canciller Santiago Cafiero se reunió con el secretario de Estado, Antony Blinken, y pidió respaldo político para avanzar la negociación, pero el gobierno de Biden insistió en que debe haber “un marco de política económica sólido”
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WASHINGTON.- Estados Unidos volvió a reclamarle al gobierno de Alberto Fernández que presente “un marco de política económica sólido que devuelva el crecimiento al país” para alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), una postura que la administración de Joe Biden ya había hecho pública antes, y que ahora reiteró cuando restan apenas dos meses para cerrar un nuevo programa y evitar un default con el organismo.
El mensaje llegó luego de una reunión bilateral del secretario de Estado, Antony Blinken, y el canciller, Santiago Cafiero, en el Departamento de Estado en Washington, en la cual se discutió la negociación con el Fondo y el jefe del Palacio San Martín le dijo Blinken que era necesario “un mensaje de la autoridad política” al Departamento del Tesoro para dirimir la discusión y evitar un ajuste más profundo del que está dispuesto a aceptar el Frente de Todos. La Cancillería pidió ese respaldo para que “no se restrinja el crecimiento de la Argentina”.
Pero Blinken le reiteró a Cafiero el mismo mensaje que ya había dado antes el Tesoro: el jefe diplomático de Biden “alentó a la Argentina a presentar un marco de política económica sólido que devuelva el crecimiento al país”, según el comunicado del Departamento de Estado.
El contraste entre el mensaje que ofreció el Departamento de Estado y el de la Cancillería dejó en evidencia la falta de respaldo al gobierno de Alberto Fernández en Esfados Unidos, principal accionista del FMI, cuyo apoyo en el board del organismo –controlado por las potencias del G7– es decisivo para llevar la negociación por la deuda a buen puerto.
La mención del Tesoro en el comunicado del Palacio San Martín ofreció además un reconocimiento tácito de las dificultades que ha tenido el Gobierno con el Tesoro, donde Janet Yellen, timonel de la economía de Biden, tiene como mano derecha a David Lipton, antiguo número dos del Fondo de Christine Lagarde, y en su momento una de las figuras de mayor peso en el préstamo que obtuvo el gobierno de Mauricio Macri.
Antes de comenzar la reunión bilateral, sentados frente a frente y rodeados de sus colaboradores, Blinken le había dado la bienvenida al Cafiero al Departamento de Estado con gestos y frases de amistad, y le había dicho que Estados Unidos y respalda una “economía argentina vibrante” porque eso fortalecerá la relación bilateral y el liderazgo regional del país.
Es central para la Argentina seguir construyendo un diálogo franco y fluido con los Estados Unidos. Es la base de nuestra relación bilateral.
— Santiago Cafiero (@SantiagoCafiero) January 18, 2022
Con @SecBlinken conversamos sobre la agenda común y la senda de recuperación y crecimiento sostenible que impulsa @alferdez.
🇦🇷🤝🇺🇸 pic.twitter.com/4QnlwyDrsC
“La Argentina es un amigo y socio en nuestro hemisferio y más allá. Tenemos mucho de qué hablar hoy, desde eventos y desafíos en nuestro propio hemisferio hasta puntos que van mucho más allá”, le dijo Blinken a Cafiero, en una breve declaración ante la prensa. “Apoyamos muy firmemente una economía argentina vibrante, que solo fortalecerá aún más nuestra propia relación y el liderazgo de la Argentina en nuestro hemisferio y más allá.”, había agregado el jefe diplomático del gobierno de Joe Biden.
Del otro de la mesa lo escuchaban Cafiero, el embajador argentino, Jorge Argüello, y funcionarios de la embajada argentina que fueron con el jefe del Palacio San Martín al encuentro con Blinken y sus colaboradores.
“Es muy importante tener esta reunión, es muy importante seguir fortaleciendo la relación con Estados Unidos”, respondió Cafiero, y agregó que esperaba trabajar en una “agenda constructiva” con el gobierno de Biden, en la cual incluyó la defensa de los derechos humanos –un área donde el gobierno de Alberto Fernández es criticado en Washington por sus posturas erráticas–, el cambio climático, la no proliferación nuclear y la sustentabilidad económica para el desarrollo.
Ninguno de los dos mencionó en ese momento las negociaciones de la Argentina con el Fondo, pero el tema se trató después. Cafiero planteó, según el comunicado de la Cancillería, que “es necesario un mensaje de la autoridad política al Tesoro para contar con el apoyo de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional, y que de este modo no se restrinja el crecimiento de la Argentina”.
Pero la reunión no sólo no dejó un quiebre o un avance definitorio para la negociación con el Fondo, sino que sirvió para reiterar un reclamo ya añejo: el plan económico que nunca llega. Ni Cafiero ni Blinken –sobre todo, Blinken– están involucrados de manera directa en el proceso. Cafiero lo admitió implícitamente al mencionar al Tesoro, donde el Gobierno ve más obstáculos que en el Departamento de Estado o la Casa Blanca. Con todo, el gobierno de Biden sigue dando el mismo mensaje: Estados Unidos respaldará a la Argentina si presenta un plan económico sólido que aliente el crecimiento y la inversión privada.
Blinken recibió a Cafiero en un día agitado: por la mañana, habló por teléfono con su par ruso, Sergei Lavrov, y acordó reunirse con él en Ginebra el viernes para intentar rescatar las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos y evitar una escalada en Ucrania que lleve a un nuevo conflicto entre Moscú y Occidente. Antes de ver a Cafiero, Blinken tuvo otra bilateral con el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares.
La reunión dejó además otro contrapunto por Nicaragua. El mensaje de Blinken antes del encuentro con Cafiero había dejado una señal de respaldo formal y genérica. Blinken puso el acento en los desafíos regionales, y felicitó a la Argentina por la conducción de la Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde se discuten los abusos de Cuba, Venezuela y Nicaragua que preocupan a Washington.
“Tenemos mucho por hablar”, le anticipó a Cafiero.
La Casa Rosada buscaba aceitar la relación y la agenda de trabajo, y limpiar el ruido en el vínculo de las últimas semanas, en particular el escándalo por la presencia del iraní Mohsen Rezai, implicado en el atentado a la AMIA, en el acto de toma de posesión del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al cual concurrió el embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich. El comunicado del Departamento de Estado hizo una mención concreta del tema: dijo que Blinken y Cafiero expresaron su “seria preocupación” por la presencia de Rezai en Nicaragua. El comunicado de la Cancillería no dijo nada sobre ese episodio.
Cafiero había llegado a Washington luego de que la Argentina asumió también la presidencia la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), justamente con el acompañamiento de Nicaragua, Venezuela y Cuba, tres dictaduras enfrentadas con Washington, y justo antes de que Alberto Fernández emprenda una gira para ver a los dos principales rivales globales de la Casa Blanca: el presidente ruso, Vladimir Putin, y el mandatario chino, Xi Jinping.
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