Antonio Aracre: “Sergio Massa es ‘El príncipe’ de Maquiavelo”
El exjefe de asesores del Presidente habló de su controvertida salida del Gobierno y analizó el rol del ministro de Economía en una entrevista con Luis Novaresio
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A casi dos meses de haber salido del Gobierno en forma intempestiva, Antonio Aracre habló de su breve experiencia como jefe de asesores y cuestionó a Sergio Massa, a quien definió como “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo, en alusión a la obra italiana del siglo XVI que sugiere a la realeza hacer todas las acciones posibles -incluso inmorales- para permanecer en el poder.
“Sergio Massa es ‘El príncipe’ de Maquiavelo”, afirmó Aracre en +Entrevistas, el programa de LN+, conducido por Luis Novaresio. “Lo digo con todo lo bueno y lo malo también”, añadió.
“Maquiavelo se sigue estudiando en todas las universidades de ciencia política como uno de los arquitectos más hábiles en materia de política”, ahondó Aracre. “Pero también tiene esa cosa principesca de ‘soy, pero no soy’, ‘digo esto, pero hago lo otro’, que es muy común en los políticos. Me parece que Massa lo encarna a la perfección”.
En esa línea, Aracre, exCEO de Syngenta, señaló que la obra escrita - y publicada en 1532- por Nicolás Maquiavelo para la familia Medici expone que un dirigente debe usar todo lo que esté a su disposición “para llegar y tener el poder”.
No obstante, aclaró que no se trata de una definición del ministro de Economía totalmente negativa. “No lo desacredito. De alguna manera, lo ensalzo”, añadió. Y profundizó: “Hace 20 años que hace política en ascenso, y si no será candidato a presidente [este año], lo será a senador. Nadie puede negar una extrema habilidad en lo que hace”.
Aracre, sin embargo, planteó que no se identifica con su tipo de política. “Me siento más cómodo desde el lugar de la gestión y la transformación que de la rosca, y eso hizo que me eyectara muy pronto”, analizó.
El exCEO, que había asumido en febrero y se retiró a mediados de abril, dejó el Gobierno en medio de la filtración de una propuesta suya para conformar un comité de crisis y abordar la brecha cambiaria para avanzar, según dijo en su momento, en “un plan de estabilización precario”.
“Me fui porque, en un intento de transformar la realidad con mi propio punto de vista, se filtró alguna idea que yo tenía, y eso molestó mucho en el Gobierno, particularmente en el Ministerio de Economía. Empezó a hacer un ruido tan grande que no tenía sentido quedarme”, reflexionó.
A su vez, se refirió a la investigación sobre “presunta evasión y contrabando” que abrió la AFIP sobre Syngenta -empresa que dirigió hasta diciembre- luego que realizara las primeras declaraciones tras su salida del Gobierno y en las que criticaba a Sergio Massa. Reiteró que piensa que se trató de un “pase de facturas”.
En esa línea, aseguró que le “parece muy verosímil” considerar que la agencia de recaudación abrió el expediente por sus críticas al titular del Palacio de Hacienda. “Una multinacional puede cometer errores, pero no está hace 200 años en la Argentina para hacer dinero a través de la evasión, la sobrefacturación o subfacturación. No hay una lógica destinada a eso”, expresó. “Me pareció de una ingratitud y una bajeza muy grande”, añadió.
Asimismo, aseguró que propondría a Sergio Massa tomar un café. “Lo tenemos pendiente”.
“Alberto no quiso ejercer el poder presidencial”
Aracre comentó que conoció a Alberto Fernández en plena pandemia, cuando el Presidente lo convocó a la Quinta de Olivos para conocer la situación del sector. “Fuimos generando un vínculo amistoso”, señaló. Recordó, además, que estuvo en un acto de inauguración de una planta en Venado Tuerto.
A su vez, señaló por caso, que mientras todavía estaba en la faceta empresaria, el mandatario llegó a consultarlo sobre medidas económicas. Pude persuadirlo en su momento de no subir demasiado las retenciones, porque las de trigo, maíz y girasol tenían un plafón para crecer bastante. Pero me parecía que hubiera sido un enfrentamiento innecesario con un sector estratégico por poca plata”, explicó.
En ese sentido, analizó las deficiencias del gobierno del Frente de Todos, atravesado por las internas entre el kirchnerismo y el sector leal al jefe de Estado. “Alberto no quiso ejercer el poder presidencial”, sostuvo.
Y amplió: “Ejercer el poder presidencial no es solamente firmar algunas resoluciones u oponerte a algunas otras. Es, en un momento de extrema conflictividad, emerger como el líder de un gobierno y asumir todas las consecuencias, incluso provocar un cisma en su propia coalición cuando la gobernabilidad se ve muy afectada”.
Para Aracre, una de las decisiones en las que esa situación quedó expuesta fue cuando el exministro de Economía Martín Guzmán pretendió desplazar sin éxito al camporista Federico Basualdo, exsubsecretario de Energía Eléctrica, porque se resistía a avanzar en la segmentación tarifaria.
“Fue una decisión de él, no quiso generar ese enfrentamiento a ese extremo. Siempre fue hasta un punto”.
Aseguró que ese “esquema de virulencia” que hubo dentro del Gobierno “no fue funcional para la gobernabilidad” en un período crítico. “Hay que reconocer que le tocaron las peores situaciones que se puedan imaginar, desde el punto de vista del contexto. Un país en una situación complicada desde lo económico, una pandemia, la guerra y la sequía”.
“No se pueden entregar dólares a $250″
Aracre no ocultó sus críticas. “La principal crítica que tengo hacia el Gobierno es esa resignación a no hacer nada, para no cambiar el status quo, especialmente de la gente más vulnerable”, sostuvo.
A modo de ejemplo, señaló que un millón de personas intentaron comprar entradas de Taylor Swift una vez que se habilitaron. “Hay entre 4 y 5 millones de personas a las que les va bárbaro, ahora sabemos que hay varios millones que viven con $100.000 o $150.000. Eso es un par y medio de zapatillas”, indicó.
Y profundizó: “Cuando el sueldo mínimo es un par de zapatillas, hay un problemón con los precios relativos de la economía. Y si no se sale rápido, la evolución no es demasiado buena”.
En ese sentido, sostuvo que el Estado “no puede seguir regalando dólares a $250″ a quienes tengan “la suerte de acceder”. Consideró que se debe devaluar o, al menos, desdoblar. Pidió solo mantener ese valor para aquellos productos que son necesarios proteger de la inflación, como alimentos o medicamentos.
“Hay una tara ideológica progresista que dice que si se devalúa, se destruye el poder adquisitivo del salario”, consignó. No obstante, criticó esa premisa y afirmó que se destruye “cuando no se genera trabajo, cuando el que se crea es precario, y cuando la inflación es tan alta que los salarios no llegan a alcanzarla”.
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