Búsqueda de consenso y críticas al impuesto a la riqueza: claves de la reunión de Guzmán con el FMI y AEA
No se habló de Cristina Kirchner ni de la sorpresiva carta de los senadores oficialistas al FMI, pero sí se destacó la necesidad de un acuerdo político, algo que el Gobierno busca en el Congreso y a lo que los legisladores cristinistas, con aval de su jefa, pusieron reparos.
Luego de las duras críticas por el avance en el Congreso del impuesto a las grandes fortunas, el ministro de Economía, Martín Guzmán, recibió ayer a la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y a la misión del Fondo Monetario Internacional, horas antes de su partida hacia Washington y luego del comunicado en el que también pidieron consenso político para acordar un nuevo programa con el organismo.
El encuentro fue a las 17 horas de ayer en el Palacio de Hacienda, asediado por protestas de ferroviarios por aumentos de salarios. Por eso, los empresarios tuvieron que entrar por Paseo Colón, el ingreso habitual para los que visitan el Ministerio de Transporte. Por el lado del Fondo, estuvieron Julie Kozack y Trevor Alleyne. Luis Cubeddu, jefe de la misión, se conectó en forma remota. El venezolano fue quien tuvo un primer hisopado positivo por coronavirus a fines de la semana pasada, cuando estaba programada esta reunión y otras, entre ellas con la oposición y con economistas privados.
"Tienen que estar todas las fuerzas y hay que poner todo sobre la mesa", contó sobre la necesidad de un acuerdo político un participante del encuentro en el que de parte de AEA estuvieron Jaime Campos (presidente de la entidad), Paolo Rocca (Grupo Techint), Enrique Cristofani (Banco Santander), Federico Braun (La Anónima), Alberto Grimoldi (Grimoldi) y Guadalupe Mazulo (Relaciones Institucionales de AEA). La reunión, contaron a LA NACION, duró una hora y media.
Como en reuniones previas con los empresarios, también estuvo el jesuita Rodrigo Zarazaga, de la Fundación Seamos Uno y hombre de confianza en ambos lados de la mesa.
En el Ministerio de Economía rescataron que fue una buena reunión, pero que las partes mantuvieron sus cosmovisiones. Más allá de eso, las partes coincidieron en la importancia del diálogo para potenciar el aprendizaje social y destacaron que "hay valor en el diálogo porque es esencial escucharse".
Esta pareció la premisa central del encuentro: exhibir espíritu de cuerpo entre el Gobierno y el sector empresario de cara a la preocupación del FMI por lograr consensos en torno de un futuro acuerdo. "Aún conscientes y respetuosos de las diferencias, el eje de la reunión fue la necesidad de construir consensos sobre pilares para la estabilidad económica y para la articulación de reglas de juego que contribuyan a la previsibilidad", explicó uno de los participantes de la reunión.
Los empresarios recalcaron la necesidad de recrear la confianza y de mantener reglas de juego claras. Ambas circunstancias, a su entender, se rompieron esta semana con el avance del impuesto a la riqueza, que tuvo media sanción esta semana en la Cámara de Diputados. "Complica, y además nunca pudimos conversarlo en profundidad", dijo uno de los empresarios presentes en la reunión, que sin embargo destacó que los hayan convocado luego del duro comunicado de AEA en las últimas horas por ese "aporte". Hoy Sergio Chodos, representante del Gobierno ante el Fondo, reconoció que ese impuesto estuvo en las conversaciones con el FMI. También dijo que no ve un acuerdo antes de fin de año (antes lo preveía para abril).
En el encuentro de ayer, Guzmán sostuvo que "los problemas de la Argentina los debemos resolver nosotros como sociedad. El resto del mundo puede cooperar, pero la construcción de las soluciones comienza por casa. La sociedad argentina debe inventar su propio futuro".
Volvió a mencionarse la alta carga fiscal en el país y la "voracidad impositiva" del Estado. Se trata de un debate que se reactiva (desde que asumió, Alberto Fernández creó o aumentó 14 impuestos). En el Gobierno no creen que la presión fiscal sea elevada. Para eso se apoyan en los propios datos del FMI que miden la recaudación neta en base al PBI.
Además, se habló sobre los problemas más coyunturales: el déficit fiscal y la brecha cambiaria. Y en el medio, la altísima emisión monetaria. En lo que va del año se imprimieron 1,6 billones de pesos y el año que viene serán 1 billón.
Ayer hubo dos palabras mágicas: Guzmán volvió a mostrarse como partidario del equilibrio fiscal y buscó descomprimir los chispazos con los empresarios reivindicando el rol del sector privado. Habrá que ver cómo queda esa relación si el Gobierno manda el proyecto de reforma fiscal al Congreso para su tratamiento en sesiones extraordinarias.
No hubo una promesa de bajar el déficit fiscal en 2021 más allá de lo que dice el presupuesto. Los empresarios sí pidieron mantener los gastos fijos con relación al PBI. En el presupuesto suben 7% real.
El diálogo con todos los sectores también es clave para la misión del FMI, que durante todo su recorrido se preocupó mucho por auscultar si había consenso detrás de un posible acuerdo de reestructuración de deuda.
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