PASO 2019: Aníbal Fernández votó en Pinamar y promete quedarse a vivir allá
PINAMAR.– Se queda acá. No se va. Quizá la agenda que eligió para la jornada electoral, con presencia en el local de su agrupación a unos pasos del mar, empiece a marcar el destino que buscar forjarse desde los votos en su futuro político. Aníbal Fernández quiere ser concejal en Pinamar y su primer paso en ese recorrido fue votar aquí por primera vez.
"Vivir en Quilmes lo eligieron mis padres, este lugar lo elegí yo", dice a LA NACION al fundamentar esta decisión de mudar buena parte de su vida a este distrito, donde tiene casa desde más de una década y domicilio con el plazo suficiente como para afrontar esta postulación. Mantiene el perfil bajo desde la polémica que generó en la campaña cuando dijo que prefería dejar a sus hijos al cuidado del femicida Ricardo Barreda antes de encargárselos a María Eugenia Vidal.
Está a la cabeza de la lista de postulantes a ocupar una banca en el próximo Concejo Deliberante de la mano de Horacio Errasquín, un otorrinolaringólogo muy reconocido por aquí que es un viejo amigo y que vuelve a buscar su chance de llegar a la intendencia, intención que tuvo y perdió hace más de diez años ante Roberto Porreti, aquel jefe comunal que terminó destituido luego de un supuesto caso de corrupción.
Dice que viste "todo Etiqueta Negra". Y acota: "Hoy que tengo dos pesos en el bolso y me puedo dar un gustito, me lo doy con mi ropita que visto todos los días"
Fernández está en su casa de Cariló desde mediados de esta semana y se dedicó a monitorear todo el movimiento en la instancia final de esta campaña previa a las PASO. Para él decisiva porque en la interna local de Frente de Todos enfrentan a otras cuatro listas. "No tengo dudas que Errasquín va a ser un gran intendente", asegura en la puerta de la Escuela N°1 "Corbeta Uruguay", donde votó temprano.
Pudo ser testigo de que la posibilidad de votar seguido, cada dos años, no garantiza que todo funcione a la perfección. Algunas dificultades para conformar y habilitar las mesas hicieron que los ciudadanos presentes desde minutos antes de las 8 recién pudieran ingresar al establecimiento poco después de las 9.
"Va temprano porque quiere votar tranquilo", había anticipado uno de sus colaboradores que lo acompaña por aquí. Y Así fue. Subió al primer piso, hizo la cola detrás de otras diez personas y esperó su turno, siempre con sus anteojos oscuros colocados y la mirada clavada en el teléfono celular.
Había arrancado la mañana bien temprano, acompañado por Errasquín para repasar el despliegue de fiscales y que nada les falte. Mientras Fernández espera para votar llegan esas viandas porque la jornada larga y sienten vital que el recuento de votos tenga ojos atentos ante una disputa muy dura ante rivales de la propia fuerza.
¿Qué lo tienta a instalarse en Pinamar?. Lo explica Fernández desde el ejemplo de políticos franceses que luego de ocupar altos cargos optan por llevar toda su experiencia al lugar que eligieron para su última etapa. "Yo juré cargos 16 veces", insiste sobre múltiples funciones que cumplió desde los ejecutivos municipal y nacional, además de cargos provinciales y legislativos.
En la fila ya casi llega su turno. Pasa un hombre y le da la mano. "Para qué lo vas a saludar a ese", lo reprende la mujer que lo acompaña, ya escaleras abajo y rumbo a la puerta de salida.
El ahora aspirante a candidato a concejal deja el celular porque ya es su turno. Acaricia a un perro que merodea por los pasillos escolares y luego acompaña con una sonrisa y roce de mano sobre la cabeza al niño que lo ayudó a ingresar el sobre en la urna al votante que lo precede. "Fernández Aníbal Domingo, número de orden 205", lee en voz alta el presidente de la mesa 12 del Circuito Electoral 339, y el resto de sus compañeros y fiscales certifica en los padrones. Deja el documento, saluda e ingresa al aula de planta alta. Sale en menos de 30 segundos.
Atiende a la prensa en la puerta, ya más tranquilo. Valora estas PASO que parecen definir solo situaciones como la que ahora le toca afrontar, con mínimas internas a nivel local. Desde allí anticipa que tiene un plan para Pinamar con "100 ordenanzas" que deberían cambiar la matriz de un distrito que gobierna Martín Yeza, un joven que es uno de los más abrigados por la gobernadora Vidal.
El escrutinio lo seguirá en la sede de la calle Víctor Hugo, en la localidad de Ostende, donde espera definiciones sobre la elección local. "Me gusta vivirlo en el espacio partidario", dice. Pero también tendrá el oído atento a lo que pase en Quilmes, su gran territorio original. "Cuando se abandona el pago y se empieza a repechar el carro tira para adelante y el alma tira para atrás", cita a Yupanqui.
Se retira con saludo a vecinos. Viste jeans, zapatos y una campera globo azul, muy propia de los dirigentes macristas. Se le advierte ese detalle, se ríe y se despacha ante LA NACION. Señala camisa, campera, pantalón y botas. "Todo Etiqueta Negra", detalla y explica: "La primera vez que tuve un Levis Strauss, que eran los jeans del momento, tenía 18 años". Por eso, acota, que "hoy que tengo dos pesos en el bolso y me puedo dar un gustito, me lo doy con mi ropita que visto todos los días".
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