Aníbal Fernández, Tolosa Paz y Rossi: cómo se articulan los nuevos defensores públicos del Presidente en la interna
El ministro de Seguridad sale constantemente al cruce del líder de La Cámpora, que está en abierta confrontación con el jefe de Estado; las nuevas espadas de Fernández en los medios
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“Alberto Fernández se cagó en la amistad de Néstor Kirchner. Cuando iba a Santa Cruz dormía en la cama de Máximo”. La frase flamígera tiene más de diez años y pertenece a Aníbal Fernández. En aquella época, el quilmeño era el jefe de gabinete de Cristina Kirchner y el actual Presidente, desde el llano, era un crítico feroz del gobierno. Las piruetas de la política dieron vuelta las cosas. Hoy, Aníbal Fernández es el principal defensor público de Alberto Fernández, además de una lengua filosa para salir al cruce del kirchnerismo en la interna.
Junto a la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Agustín Rossi, el ministro de Seguridad integra hoy la formación defensiva que le queda al Presidente para hacerle frente a los continuas arremetidas de La Cámpora, que erosionan sin pausa la autoridad presidencial.
Funcionarios más políticos que técnicos, con sus declaraciones públicas comenzaron a asumir mayor protagonismo, en detrimento de otras figuras “albertistas” que bajaron el perfil, como el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que evita trenzarse públicamente en la interna. Leandro Santoro, que supo ser una espada mediática del jefe de Estado y su candidato en las elecciones de medio término, hace “tres o cuatro meses” que no habla con Fernández, como él mismo reveló este lunes.
El titular de la cartera de Seguridad, en cambio, encabeza un operativo clamor unipersonal y entusiasta por la reelección de Fernández. El Presidente no instruye a su ministro para que salga a declarar, pero tampoco lo detiene. Hoy, de hecho, ambos compartieron una actividad oficial en el CCK antes de que el jefe de Estado inicie su gira por París y Bali.
“Aníbal es un comunicador eficiente y es verticalista. Cree que si hay un peronista en la Casa Rosada hay que defenderlo”, dijo alguien que conoce lo conoce desde hace muchos años. En las conversaciones privadas, el ministro de Seguridad muestra especial irritación hacia Máximo Kirchner, a quien califica como un opositor dentro del Gobierno. En público, el ministro de Seguridad no disimula. “Buscar una palabra en Billiken para tratar de denostar al Presidente tiene cero valor, no tiene ninguna importancia”, dijo horas atrás en alusión al discurso que dio el líder de La Cámpora en Mar del Plata.
Si a Máximo lo denuesta, a la vicepresidenta, en cambio, el ministro de Seguridad la respeta. Cerca del Presidente últimamente se esfuerzan por hacer una distinción entre Cristina Kirchner y su hijo.
Aníbal Fernández logró con el tiempo arrimar una silla en el entorno cercano del Presidente. Cuando en 2015, como candidato a gobernador del kirchnerismo, perdió la contienda con María Eugenia Vidal, el quilmeño, acostumbrado durante años a ocupar cargos públicos, bajó al llano y reabrió su estudio jurídico de la calle Tucumán. Visitó en la cárcel a algunos de los funcionarios del kirchnerismo detenidos, como Amado Boudou, y, en 2018, se sumó a la defensa legal del dueño de Grupo Indalo, Cristóbal López. A pesar de que militó por la fórmula Fernández-Fernández en 2019, recién a dos meses de iniciada la gestión consiguió un nombramiento en los Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) y fue por pedido de Alicia Kirchner.
Pasaron muchos almuerzos en la Casa Rosada hasta que el Presidente lo nombró al frente del Ministerio de Seguridad. “Él no va a ser candidato a nada, pero es un orgánico, siempre se va a ordenar debajo del Presidente”, comentó un hombre de su confianza.
Ambición electoral
Entronizada por Fernández primero como cabeza de lista y luego como ministra de Desarrollo Social, Tolosa Paz, en cambio, trabaja con una ambición política para 2023. Siempre soñó con ser intendenta de La Plata, pero hoy aprovecha la vidriera nacional que le ofrece el cargo: en un mes ya se reunió con al menos siete gobernadores. Amiga personal del Presidente junto a su pareja, el publicista Enrique “Pepe” Albistur, siempre le dispendió elogios a la vicepresidenta. “Hace seis años que defiende a Cristina”, subraya alguien que la conoce bien. La exmandataria no le retribuyó esos gestos después de la campaña del año pasado.
El desembarco de Tolosa Paz coincidió con la decisión de la Casa Rosada de “no dejar pasar una” y defender la gestión nacional. Sin llegar a aclamar en público por la candidatura de Fernández, en los últimos días la ministra de Desarrollo Social cruzó a quienes cuestionan la labor del jefe de Estado y lanzó: “Hay miembros de nuestro Gobierno que critican como si estuviesen afuera”.
Enseguida se leyó como un tiro por elevación para el kirchnerismo, pero la ministra de Desarrollo Social también enfrenta sus propias internas en el edificio de los murales de Evita. Ya cruzó públicamente al secretario de Economía Popular y líder piquetero, Emilio Pérsico, cuando dijo que “él puede ser el líder del Movimiento Evita, pero ocupa un cargo y tiene responsabilidades públicas”.
Rossi, por su parte, devino en un soporte político clave para Fernández luego de que Cristina Kirchner le diera la espalda el año pasado con el armado de listas en Santa Fe y la inédita alianza con el gobernador Omar Perotti. A pesar de que se mantuvo leal a los Kirchner durante años, el titular de la AFI descuenta que el kirchnerismo buscará complicarlo en su provincia en 2023.
El jefe de la inteligencia no clama por la reelección del Presidente -a pesar del cargo, sigue muy de cerca las encuestas- pero sí manifiesta que es “lógico” que cualquier dirigente habilitado a renovar su mandato aspire a hacerlo para culminar su tarea. Tanto él como Tolosa Paz defienden el sistema de las PASO, en sintonía con el jefe de Estado.
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