Alvarez culpó a De la Rúa de la baja en las encuestas
Lo acusó de cobijar "procesistas y corruptos" en su gobierno; Juan Pablo Cafiero quiere revisar la estrategia del Frepaso.
El Frepaso dedicó a Fernando de la Rúa su ataque más violento de toda la campaña electoral interna de la Alianza.
Lo hizo con el doble propósito de favorecer las posibilidades electorales de Graciela Fernández Meijide, su candidata a presidente, frente a las del jefe radical, y de presionarlo para que abandone su reclamo de que el 29 de noviembre se elija la fórmula de la coalición en lugar de sólo el candidato presidencial, como exige el Frepaso.
La primera estocada la dio Chacho Alvarez, el jefe del Frepaso, cuando acusó a De la Rúa de haber llevado a su gobierno a "procesistas y corruptos", en referencia a integrantes de la última dictadura militar que conformaban un sospechado grupo de "inteligencia" en la administración porteña, y a la sucesión de acusaciones por hechos de corrupción contra sus funcionarios.
Alvarez sostuvo que De la Rúa deberá asumir la "responsabilidad política" por los hechos de corrupción, "si se comprueban", y lo culpó por la baja de 10 puntos que sufrió la Alianza en las encuestas. "Esto ya está pasando de castaño claro a castaño oscuro, como decía mi abuelita", protestó por Radio América.
El ataque al candidato radical se expandió luego desde otros dos flancos. El primero de ellos excedió los planes de Alvarez. Juan Pablo Cafiero, candidato a gobernador del Frepaso por la provincia de Buenos Aires, planteó a Alvarez y a Fernández Meijide, cerca del mediodía, que ya no quería "callar" ante las acusaciones que golpeaban al gobierno delarruista.
Había leído en los diarios sobre una nueva denuncia contra media docena de funcionarios de la comuna porteña, entre ellos, el procurador general Ernesto Marcer, por haber participado supuestamente de hechos delictivos junto al renunciado escribano de la ciudad, Jorge Gómez.
Alvarez y Fernández Meijide intentaron tranquilizar a Cafiero. "Yo ya hablé de eso en la radio", le dijo él, pero Cafiero no supo de qué hablaba. "No me callo más", explicó a La Nación a media tarde el diputado bonaerense.
"No dejamos el PJ para esto"
En un comunicado que firmó solo pero con la seguridad de que será suscripto por muchos en las bases del Frepaso, Cafiero afirmó que las denuncias contra la gestión delarruista "nos imponen revisar la estrategia política del Frepaso en la Alianza porque resulta imposible explicar que las mismas causas que nos llevaron a romper con el menemismo en 1989 se repiten hoy en el seno del gobierno porteño, sin una firme reacción de nuestra parte".
Su razonamiento es que los escándalos que rozan a De la Rúa podrían "licuar" el capital político del Frepaso, que surgió como una renovación de la clase política. "No nos fuimos del PJ para esto", insistió, y lanzó una amenaza: "Si De la Rúa no cambia, no hay elección interna".
"¿Otra vez la obediencia debida?", se asustó un alto dirigente del Frepaso cuando La Nación lo consultó sobre la decisión de Cafiero. Recordaba la crisis en que se sumió la Alianza en el verano cuando Cafiero y otros diputados frepasistas propusieron derogar las leyes de obediencia debida y de punto final.
Cafiero creó aquella vez un perfil propio que no tenía. Sabe, además, que sus posibilidades de ser gobernador de Buenos Aires son remotas; ayer, Alvarez admitió que esa postulación será para Fernández Meijide si pierde la elección con De la Rúa; si la ganara, la candidatura provincial correspondería a los radicales. En ningún caso a Cafiero.
El tercer episodio de esta avanzada contra De la Rúa se mantuvo en privado y no pasó a mayores. En la Legislatura de la ciudad, la conducción del bloque del Frepaso debatió la posibilidad de interpelar al jefe de gobierno. "La hipótesis no fue decidida ni descartada -dijo el vicepresidente del cuerpo, Aníbal Ibarra-. Tenemos que ser muy cuidadosos de no mezclar lo institucional con lo político." Finalmente, se resolvió no hacerlo para no dar una señal "rupturista". No es ésa la intención de la cúpula del Frepaso. Por el contrario, Alvarez intenta destrabar las negociaciones por la distribución de los cargos electivos en la Alianza.
Como informó La Nación la semana pasada, De la Rúa aceptó que esa negociación es necesaria, pero se resiste a admitir que el 29 de noviembre se elija sólo el candidato presidencial. "Fórmula completa", insiste. Sostiene que decir lo contrario "desmovilizaría" a los radicales bonaerenses, que al dar por perdida la provincia dejarían de trabajar por su triunfo.
El acuerdo no puede alumbrarse más allá del 29 de este mes, cuando vencen los plazos formales para decidir qué cosa se votará en noviembre. Alvarez parece haber decidido que es el momento de ejercer un poco de presión.
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