Alfonsín y los Kirchner, una relación con enfrentamientos y reconciliaciones
La relación entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el kircherismo, que volvió a ser materia de debate por la polémica entre Alberto Fernández y Mario Negri, tuvo vaivenes, puntos altos y bajos.
La tensión comenzó en 2004. El líder radical condenó públicamente al entonces presidente Néstor Kirchner por negar la política del gobierno alfonsinista (1983-1989) de derechos humanos y por el intento de cooptar a gobernadores y dirigentes radicales para su estrategia de "transversalidad".
Pese a esos choques, ese año Alfonsín denunció que "la derecha neoliberal" quería destituir a Kirchner. Pero Kirchner nunca le perdonó su oposición a la "transversalidad". Y en 2006 le negó el ingreso a la Casa Rosada para homenajear al recordado presidente radical Arturo Illia.
Los odios no fueron para siempre. En octubre de 2008, tras la crisis del campo, la expresidenta Cristina Kirchner colocó el busto de Alfonsín en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada y le rindió un homenaje, meses antes de la muerte de éste, el 31 de marzo de 2009.
La crisis del campo había quebrado la "transversalidad". El vicepresidente Julio Cobos, de origen radical, ya no era bienvenido en la Casa Rosada: su despacho se llovía con gruesas goteras y el Gobierno nunca lo reparó hasta después de 2011, cuando Cobos terminó su mandato. Ese despacho es el Salón Eva Perón, donde hoy se hacen reuniones de gabinete.
Una paradoja. La crisis del campo de 2008 acercó inesperadamente a Cristina Kirchner con Alfonsín. Nadie sabe hoy que la militancia de la naciente agrupación La Cámpora estudió en detalle el histórico discurso de Alfonsín ante la Rural de Palermo de agosto de 1988 y tomó elementos para argumentar contra "los piquetes de la abundancia".
"Alfonsin se imponía ante la multitud que lo silbaba con un discurso brillante como orador y los militantes nuestros lo pasaban para tomar cosas de él", dijo a LA NACION un funcionario de aquel momento.
"¡No creo realmente que sean productores agropecuarios los que tienen este comportamiento. Son los que muertos de muertos de miedo se han quedado en silencio han venido acá a hablar en representación de la dictadura", vociferaba entonces el expresidente.
El pico de tensión entre Kirchner y Alfonsín fue en agosto de 2006. El líder radical sintió como una mojada de oreja que los gobernadores radicales de entonces y 183 intendentes de la UCR de todo el país sucumbieran al entonces presidente Kirchner y conformaran el "Encuentro Federal del Radicalismo que Gobierna". Eran aliados de Kirchner a cambios de giros de recursos y de no sufrir represalias políticas: látigo o billetera.
El popes de los Radicales K eran los entonces gobernadores Julio Cobos (Mendoza), Miguel Saiz (Río Negro), Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca) y Arturo Colombi (Corrientes). Se sumaban dirigentes como el porteño Gustavo López y los intendentes Mario Meoni (Junín), Enrique "Japones" García (Vicente López), Gustavo Posse (San Isidro), Daniel Katz (Mar del Plata) y Horacio Quiroga (Neuquén), Héctor Gutiérrez (Pergamino).
Los desencuentros habían comenzado el 24 de marzo de 2004, cuando Kirchner traspasó la ESMA a las organizaciones de derechos humanos y pidió "perdón en nombre del Estado argentino por haber callado durante 20 años de democracia las atrocidades cometidas por la represión ilegal de la última dictadura'.
Alfonsín reaccionó en forma airada: "No puede afirmarse que durante mi gobierno se haya guardado silencio". Recordó que su gobierno había llevado a juicio a los más altos jefes del gobierno militar y subrayó la "diferencia ética que existe entre los indultos y el Nunca Más o el juicio a las juntas".
Poco tiempo después, el 31 de mayo de 2004, Alfonsín ya comenzaba a cuestionar el proyecto "transversal" de Kirchner. "No es más que la captación de dirigentes de otros partidos políticos", dijo. Y advirtió que "conspira contra los partidos grandes".
Sin embargo, en agosto de 2004 el ex presidente salió a defender a Kirchner: denunció que "la derecha, con fuertes apoyos de grupos especulativos y algunos inversionistas extranjeros" quería destituir a Kirchner "en marzo de 2005".
Más allá de este gesto, el 28 de junio de 2006 Kirchner no dejó ingresar a la Casa Rosada a Alfonsin para dejar una corona de laureles ante el busto de Illia en el 40 aniversario de su derrocamiento. El deshielo llegó tras la crisis del campo, en octubre de 2008. La ex presidenta Cristina Kirchner descubrió un busto del líder radical y lo describió como "un homenaje a la democracia". El principal invitado en el Salón de los Bustos era precisamente Alfonsin, junto a sus ex ministros y colaboradores.
Cristina lo describió como "símbolo del retorno de la democracia" y Alfonsín, con caminar lento y bastón, con la voz deteriorada, propuso dejar de lado el pasado: "Los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás". El ausente más notorio era el entonces vicepresidente, Julio Cobos, que después su acercamiento por la "transversalidad" había quedado relegado por la ex presidenta tras haber votado en contra de su Resolución 125 que había levantado al campo.
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